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dero, con animales silvestres cogidos en las montañas,
como monos, paujiles, papagayos y otros, lo mismo
que se ve hoy entre la gente indígena en lo tierra ca– liente Más afuera del circuito de los ranchos, tal vez separados de ellos por uno zona de selvas, estaban
las milpas, cuyos terrenos se cambiaban muchas veces,
porque la agricultura de los indios con sl,!s métodos primil ivos cansaba y empobrecía mucho el suelo en las selvas tropicales
Varios de tales lugares apartados en los bosques
se reunían por la asoc.ioci6n de sus tribus, cuyo centro
político estaba más o menos en medio del conjunto de los poblados, reconocible por sus edificios de cal y can– to, p%cios de uso profano, pirámides, templos y las cosos de los sacerdotes Lo gente se juntaba en tiempo de fiestas en estos lugares o se refugiaba allí durante los guerras, si no abandonaba sus ranchos y huia montaña adentro Todavía en el siglo XVI se crearon tales situaciones en el Norte de Guatemala, pues Hernán Cortés nos las describe, de cuando pene– tró en las selvas al lado Sur del río Polochic
En Los Altos del Norte de Centro América encon– tramos situaciones semejantes Allí, la mayoría de la gente habitaba apartada en las sierras, mientras que en el lugar medio de Jos territorios que ocupaban las tribus, se hallaban los centros política-religiosos, las
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ciudades" de Jos cronistas, con sus construcciones de
piedra para los caciques, y templos, y con cosas para los sacerdotes El carácter estratégico de tales po– blaciones altenses resalta todavía mucho más que en la tierra caliente Sería un empeño provechoso para un entendido militar el investigar la naturaleza de los sitios indígenas prehispánicos y establecer sus relacio– nes estratégicas, y por lo general de carácter defensi– vo Su posición en las faldas de las sierras a en las plataformas aisladas, rodeada en dos y tres lados, o totalmente por profundas barrancas, estaba siempre favorecida por la naturaleza del paisaje (Mixco Viejo, Zaculeu, Rabinal, Utatlán, Iximché, San Moteo Ixtatán
y otros en Guatemala, Quelepa en El Salvador, Tenom–
PUCl en Honduras) Hállonse tales situaciones, prin– cipalmente, en los bolsones, con sus depósitos de materiales flojas volcánicos (arenas y tobas de pómez, tolpetate), pues las fuerzas destructivas atmosféricas
y acuosas disecan esos terrenos, creando barrancos
profundizados con declives casi perpendiculares, que separan restos de plataformas o cerros peñascosos En las antiguas "capitales" de los quichés (Utatlán), de íos cakchiqueles (lximchéJ, Pocomanes (Mixco Viejo), se aprecian hasta hoy esas circunstancias Allí tam–
bién se conoce cómo los conquistadores y cronistas es–
pañoles y coloniales exageraran el tamaña de las "ciudades", pues es imposible que una muchedumbre de varios miles de hombres hubiera poblado lo estrecha
planicie en los citados sitios
l
ni aun en tiempo de
guerra Igualmente exageradas son las noticias de Fuentes y Guzmán hablando de ciudades indígenas compuestas de 8,000 hasta 10,000 casas Cierta–
mente todos estos IJ ciudades lJ eron centros destinados
a los cultos religiosos, o para los gobernantes y sus
dependencias
l
sirviendo como retiros en guerras a la
gente de los alrededores
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En tiempos de paz las habitaban solamente los
soberanos y sacerdotes con sus comitivas Parece
bien que en los sitios más pequeños los caCiques se
radicaban en ellos solamente unos meses
l
pues sabe–
mos que tenían sus casas particulares afuera de las "ciudades", en medio de sus labranzas O milpas y
que llegaban para las IJviHas ll en ciertas ocasiones,
principalmente en las fiestas
El viajera que en nuestros días transita por los antiguas poblaciones indígenas altenses de Guatema– la, observa en la mayoría de ellas la ausencía de aguas corrientes para usos domésticos Los antiguos habi– tantes lo encontraban en el fondo de las barrancas, de donde tenían que llevarla hacia arriba Puede imagi– narse cómo una banda de enemigos podía fácilmente cortar el agua a los opugnados, pero en tonto que las crónicas nos dan algunos noticias acerca de ella, la táct ica indígena apenas usaba opugnaciones largas, sino que preferia las batallas en el campo Así, es admisible que el problema de proveerse de agua pota– ble durante una opugnación, no era tan importante Uno de los lugares más interesantes, es tal vez el de las ruinas de Xeococ, cerca de Rabinal, en Guatemala,
que cubren una escarpa de la sierra compuesta ente–
ramente de una multitud de edificios religiosos y de ralacias Hoy esta región es tan seca en el verano,
que apenas en las barrancas cercanas corren riachue–
los y arroyos, solamente o la distancia de una legua
Cort Po un río permanente La situación moderna de
Xeocac respecto a la provisión de agua potable, apa– rece enigmática Es probable que en los tiempos re–
motos, tal vez fue otra dicha situación, es decir, más
favorable que hoy en día, pues es verosímil que antes hubo muchos mós bosques en las sierras cercanas, y con esta más humedad en el suelo, la que quiere decir más fuentes y arroyos en los barrancos Estos bos– ques se destruyeran en los siglos coloniales y en el últi– mo ,ecién pasado, de modo que el cambio en el carácter del paisaje es manifiesto hoy, siendo OtlO an–
tiguamente, cuando Xeococ era uno de los centros más
espléndidos entre los urbanas de las serranías de Gua– temala No está comprobado si los habitantes de esas partes de la República usaban antes cisternas, como lo hacían las mayas en la tierra caliente, en for–
ma de Ilchultunes ll En las ruinas de Bacameb, cerca
de Son Miguel Uspantán, observamos pequeños tubos de cal y canto en el piso de la plaza central, que qui–
zás servían para conducir el agua d una cisterna sLlb~
tel ránea Ximénez nos dice con respecto a la habi– tación rural, que la mayoría del pueblo habitaba los
alrededores de las llciudades ll La llciudad" se lla–
maba en Los Altos de Guatemala IItinamit", nombre
de la lengua naua (tenamitl' muro de ciudad), mien–
tras que las poblaciones aisladas y agrupados eran nombradas "amo'k", término de la lengua Quiché y Cakchikel
JI
Los pobladas rurales prehispánicos en Guatemala eran, en su mayor parte, ranchos aislados y pequeñas aldeas agrupadas, que se extendían en las faldas de las sierras, pues las valles entre las cordilleras son mu-
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