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« Previous Page Table of Contents Next Page »Los recursos de capital constituyen en importancia el segundo elemento Iimitante, aunque estoy seguro que en el concepto de la mayoría de (os nicaragüenses es considerado como el primero Lo planteo así porque estimo que en la capacidad y habilidad financiera radi– ca lo única y mejor solución posible que en este campo se puede lograr, porque fabricar córdobas es muy sen– cillo p~ro no se puede abusar por las consecuencias ya comentadas; porque los recursos externos, si bien son deseables, operan en base a sus propios conceptos y no son ilimtados, ni se consiguen en condiciones razona– bles más allá de la evaluación del riesgo que se hace y porque finalmente, por múltiples propósitos, se exigen condiciones a veces muy onerosas o demasia.do comer· ciales para un país agrícola, lo cual equivaldría a exi– girle a un campesino que afile su machete Por otra parte, si de soluciones planteadas por quienes desco– nocen nuestro ambiente se trata, podría reunirse una biblioteca impresionante, pero en todos esos documen· tos encontraríamos la misma fórmula: "T6mese esta me– dicina que nosotros gustosamente iremos a su entierro."
Si bien es cierto que disponemos de un recurso po– tencial agrícola de magnitud considerable, para su apro· vechamiento estimo que tenemos en los recursos huma· nos la limitación más importante a superar Esta rea– lidad debe enfocarse con sentido práctico para no gas– tar tiempo y esfuerzo en divagaciones que conducirían al deterioro de las efectivas condiciones de vida de los nicaragüenses Necesitamos que el campesino, el pro· ductor y el empresario sepan cómo hacer las cosas yesos son las diferentes oportunidades que deben ofrecerse pa– ra que cada quien se integre y responsabilice del pro– greso nocional
Lo técnico es tan antigua como el mundo mismo y
los pueblos que en los diferentes épocas han domina– do grandes regiones o países no han sido nunca los más atrasados, sino tos más civilizados Es convenien– te, no seguir con el cuento de técnicos o no técnicos, llámense como cada quien quiera llamarles. Nicaragua necesita de gente capacitada por el interés particular de cada habitante y por el país en general Existe una preocupación mundial respecto a las consecuencias de– rivadas de las limitaciones pe los recursos humanos, con objetivos bien definidos, de suerte que con lo de– sorientación que a este respecto quieren crearse, sólo daños ocasionarán a Icls futuras generaciones.
errores de consecuencias muy grandes. En situaciones legítimamente alternativas, esta clase de comparaciones podrían resultar talvez de muchísima utilidad, pero en el caso de Nicqragua, país eminentemente agrícola, de· bemos primero desarrollarla en las máximas posibilida– des e ind1,Jstrializarlas hasta donde los mercados nos lo permitan, lo cual facilita~ía un proceso integ'rado de ca· racteres bastantes sólidos Si logramos desarrollar así una agricultura equilibrado se mejorarán los condicio– nes de vida del campesino y coh ello se generarán las actividades que Jos otros sectores deseaban acelerat ahoro, pero en bases ¡neo\es.
Desarrollar la agricultura en un concepto amplio debe constituir nuestro primordial esfuerzo, y con esta afirmación no pienso en confrontaciones académicas pro– pios de lo agricultura misma, ni en su contraposición con desarrollo industrial Es muy frecuente oir hablar de productividades o de valores agregados comparativos,
que en general resultan, desde luego, favorable a la in- En el Comercio Exterior tiene Nicaragua otro ele– dustria, pero también considero que quienes así piensan mento limitante de destacada importancia en el campo actúan en base 'o momentos estáticos o bien a conclusio- económico, que deseo puntualizar, dada la cruda reali– nes no muy generalizables, lo cual puede conducir a dad que significan las fluctuaciones de los principales
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De sobre es conocido por todos, que la actividad principal de Nicaragua radica en la agricultura y que niJestra población básicamente es campesina; que tene– mos problemas derivados de condiciones determinadas de producción¡ que hemos mantenido limitaciones de mercados internos, que frecuentemente estamos afron· tanda grandes incertidumbres en los principales merca– dos internacionales, y que no todos hemos hecho un es.– fuerzo conjunto para conjugar esas conditiones de inte– rés nacional con un proceso de evolución política gra– dual
pias. Esta posición aparentemente obvia resulta difícil
practicarla, no o'bstante que pienso constituye lo base
para asegurar el progreso constante de todq Nicara– gua Esta premisa no conlleva una mentalidad extrema nacionalista, porque estoy convencido de la necesidad
y conveniencia de la cooperacipn internacional, ya que
los hechos han probado con claridad meridiana que no puede existir un pueblo autosuficiente ni aislado, así
como también comprendo que, entre países, nadie rega–
la nada en términos absolutos y lógicamente no hay raZÓn para ello
Para manejar y superar nuestros limitaciones tene–
mos que ser realistas en la concepción de los graduales soluciones y en el ritmo de sus aplicaciones, lo cual comprendo perfectamente que implica sacrificios, ten–
dientes a buscar primero el <;ldecuado equilibrio del com–
plejo interno; de ese conjunto nica, para impulsarla sin emociones, con imaginación y sabiduría Qué en lo vida no implica sacrificio alguno? Acaso de la abun· dancio es que han salido las mejores soluciones o se han favorecido las grandes decisiones? Siempre me he dado cuenta que estas ideas se comprenden con clari–
dad porque las vivimos a diario en nuestros hogares o en el trabajo, pero desafortunadamente siempre los bue– nos deseos perturban la realidad paro divagar en la magnitud de los cosas y de sus verdaderas soluciones. En la medida de nuestro propio esfuerzo estó el control de lo que el país puede ser; en el hábil manejo de nuestra propia realidad está la solución política y so– cial, y en la razonable cooperación internacional, la jus– ta contraparte deseable
El mundo se desarrolla a gran velocidad, y si bien es cierto que todos los países deben progresor, también lo es que no todos ellos pueden hacerlo al mismo ritmo, sino en lo medida que coda uno pueda según sus po–
sibilidades El progreso universal es en beneficio ge– neral, pero cada quien debe sacar las enseñanzas que a su momento puedo asimilar, porque no olvidemos que cien años de progreso no se pueden leer, ni mu~
cha menos aprender en un minuto, pero sí muy fácil– mente pueden olvidarse en un momento de euforia
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