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« Previous Page Table of Contents Next Page »tuado en el mor del Sur: a veinte leguás de ,la misma ciudad
Trescientos cuorento··y cinco filibusteros ingleses y franceses desembolcaron en él; a siete de ablil de seis– cientos ochenta y cinco; ,los vecinos noticiados de e$– to novedad, hicieron sus prepolativos para la defensa En lo plaza formaron uno trinchera :cuadrada con cotor– ce piezas d~ artillerío· y seis pedreros Otras tontas compañías de caballería fueron emboscadas para ata– car la letaguOldio, y~ los muebles preciosos: se· pusieron en seguridad Uno .de los nuestros calló 'en f"Qanos del enemigo: entetado é;ite de todo lo: referido aceleró su malcha; a las dos deo. la, tarde del dío nueve comenzó a piSOl los barrios del lugar; 'una emboscada lo hizo detenel un poco el paso y ·perder un hombre: atropelló sin embargo a los españoles, dejándolos tendidos en el campo, inmediatamente camin6 hacia la ti inchem, que era capaz de resistir a un ejélcitq. l'!1ás numeroso; oco– metióla con tanto resoluci6n,: que CJentro de pocas horas cantó 1<;:1 victolÍo . Al día siguiente propusp a los veci~
nos el Iescote de fq ciudad y que de rehusado sería en– tregada·ol fuego Pbrecióle-s pufo amenaza y no hoto· ron de redimir' la
I población: cucij1do más ·descuidados estciban vieron' aúier lá :rgle¿ia de San Frqncisco y die· ciocho casas principales: causado en fin esfé daño y con un pillaje de poco momento se retiró sin más pérdido que trece hombres.
Las calamidades! de estos incidentes se iban ali– viando pOI medio del tláficd que tenía con Portovelo y Cartagena, eiecutado: por el río- San Juan en barcos de poca quía que llaman chatas: son las más "cómodos po· ra esta navegación por el poco fondo, que; o veces se' encuentra La situación del zambo mosquito sobre la boca y costas del t1ánsito preciso! lo ha hecho cesar en· teramehte de veinte años a esta partej con esta inte– rrupción tan dilatada ni; se piensa restablecerlo No ne,. cesitábase paro el, efecto de que las embarcaciones fue~
sen armadas en guerra y :los provechos de esta navega– ción no bastarÍ<:l paro soportOl tantos costos y dejol 01· gún lucro
Pudiera sinembargo, ponelse cOHiente con facili– dad: en Granado hoy dos medios galel as fuertes y. ca– paces, pel tenecientes a V AA
j: construyéronse para lo invasión del zambo mosquito, qúe se holla en suspen. so y ellos sin más ejercicios que ir una cada dos meses a llevar provisiones de boca al Castillo
Ei It%tq del tiempo p~rma.ne¿en a~arradas en el puerto de los iridios; distql'"'!te media legya de la ciu– dad: entonces son guardadas por dos hombres de su
ti ipulaci6n que compone el número de dieciocho tenien– tes, pilotos, pagados estos a rozón de dieciseis pesos y
aquellos de siete, unos y. otros ganan su sueldo pendien– te lo invernado y ésta por otro parte es muy nociva a las galeras.- pO'rque se averíon y: hastQ se van o pi– que, coma acaba de suceder con la una de ellas Ulti– momente el ·enemigo zambo y los ingleses dominan lo costa del Norte, o pOIa hacer daño
(1 los españoles,'o para: corrompellos con·sus comercios Parece, pues, con; venientísimo, que estas galeras :se habilitasen y saliesen armados en guerra a recorrer aquellas costas: al mismo tiempo podían ir cargadas de algunos frutas del país para el flete correspondiente y escoltar a las chatas del comercio que trancitasen a los dos mencionados puel. tos, de este modo ,las galeras serían más útiles a los va– SGlllos y menas gravosas a la Real, Hacienda, Las ene-
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migas y extranjeros se retir-arían, el comercio volvería o florecer y aquellos moradores por fin mejotaríon de fortuna
la que en este medio· tiempo han tenido y de que al presente gozan sobre tener, es trabajar: consiste en IfOspOltar sus ganados o Guatemala y venderlos o cam– bió de ropas, éstas por precio excesivo y. oquellQs pOI lo que quieren sus compradores: el mayor atraso no es éste, sino que en el discurso de lo cQminata unos se cansan y otros se auyentan con notable pérdida del due~
ño por ser el número cuantioso En medio sin embargo de no tenet otra negociación para sus adelantamientos se portan con una moderada decencia Tienen sus ca– sas adornadas de pinturas primorosas con marcos do– rados y las demás alhaias correspondientesj ruedan ca· lesos, se ven pelucas, brocat·os, tiznes, franjas y un tren muy aparentado No sé, en fin, si las apariencias se conforman con las lealidades
El territorio y jurisdicción que goza, se exfjende a cuwento y cinco leguas de longitud. V treinta y dos de latitud, en ellos hoy difeoentes pueblas y haciendas, de que se trotará en su pi opio lugar: tocan a éste los que caen bajo del curato de lo referida ci",dod: cuéntose pues once trapiches. de moler azú.car, cincuento y dos ha– tos de ganado mayor¡ veinte haciendas de cacao, die~
ciocho. chacras, ,labores de maíz y otras cemente ras: en tres de los principales hay hermjta a donde acuden los circuflvecinos a oíl misa En conclusión, computadas las familiQs existentes en In ciudad, barrios y haciendas mencionadas, se reducen a setecientas Y'o las personas de confesión y comunión a cinco mil cincuent<:t y ocho .. Ciflcuenta días me mOlit~vQ ~n esta. ciudad y pre~
dlqué veintisiete sermones morales; los do,c;.e en la Pa~
rroquia, ocho en San Francisco, seis en la. Merced y uno en )alteva: hubo d9S procesiones de penitencio las más númerosas que Sl.gi morad~res han visto: pasaríon de
tl~~ mil quinientas person.as los que concurrielon el ellas con diferenfes ~ortific;aciones, pidiendo misericordia y
re~atipo_ ~{ Santísimo Rosario las confesiones y comu~
~iones fuelon tdntd~ que h9biéndose tenido cuento con 19s form9s que se gastc~J(on, pendientes los primeros ser–
mones~ ex~~dieron d~ trQs mil Todqs en fín, se OpIO–
v~ch9rQn ~e la ,?c<jJ-sión y dieron públicas señales de pe– nitencio¡ lo más proqigioso qu~ se notó es la pel mane.n–
i::!~: los ejercicios c;:ristian~s que ~e plactica~on y con es– peciapdad en San fran~iscá, fue:ron contjnuos, Las CQ–
r:n~niqnes y confesiqne~ frecuentes y en algunas perso~
has cuotidianas; sobre todo la devoción hacia lo Reina de los Aflgeles . y su Sant!simo Rosario, s.e' ha estableci~
de;> con ta! fervor y progres:o, que todos se convierten en lengua para alabarle No hablq de los patricios, ti
quienes por no haber pisado otros países de más nom~
br~· pudiera la novedad causar ruido, lo qu~ admiro es,
q~e hasta los forasteros creados en ci~dades populosas y que han rodada par otras de igual a moyar catego– ría, no acaban de ponderar lo grandeza y fervor de los rosarios de Granada: concluí en fin diciendo, que po· díon lUCÍ! en esa Corte Ultimomente las personas con~
firmadas compusieron el número de cuatro mil trescien~
tas setenta y una
A proporción del mayor número de capellanías, obras pías, testoméntos y dependencias,; se aumentó mi trabajo para evacuarlas: todas, corrían con el mis~
mo desorden que en las de Nicaragua y Cartago¡ pro– curé arreglarlas al método justo que debían tener Hice
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