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« Previous Page Table of Contents Next Page »esta CÍudad d entender en la averiguación de cieltas pesquisas graves y antiguas, suscitadas entle los feligre– ses y curas de Managua: transité par Pueblo Nueva, Nagorote y Mateare: en todos prediqué e hice confirma– ciones, y el día siguiente dí providencia para que la Ma– jestad Sacramentada se colocase en Managua, sin em– belga de la pesquisa que tuve entre memos: hice tam–
bién confirmaciones y plediqué diez y seis sermones, conespondientes a otros tantos días que mantuve en aquel pueblo Insinué al teniente de la importancia que tesultaria al bien común, de que hubiese escuela, hospitai y curia en el puebla; y que para el efecto se podían aplicar tres salas de cinco que hay en la casa de ayuntamiento: condescendió ptontamente a mi plO– puesta El abasto público quedó corriente, el hospital
y la escuela a su cuidado Pase después pOI las de Nindirí, Masaya, Niquinohomo, Diriá y Diriomo, ejer– ciendo las dos referidas funciones, según el tiempo que en ellos me detuve; y Se redujo a un día en cada uno: llegué par último el das de febrero a la ciudad de Gla– nada, algo quebrantada de la salud, prediqué, na obs– tante, cuatro sel manes y evacué las confirmaciones que ocurrieron Las personas en esta ciudad y en los pueblos referidos la tecibieron, llegaron a cuatlocientos setenta
y dos
Hallábame con lo delibeiación de continuOl la vi– sita de la Diócesis hasta fenecerla: fados me aconse– jaron que el medio bleve y fácil era por la laguna, y tomar tielfa en algún puerto de los de Chontales: fuí informado que den1ro de breves días, una de las dos galeras debía ser despachada a provisionar el Castillo, y que sin exttaviar su derrota podía ponerme en mi destino De este incidente me resultaron vivos deseos de tlOsladarme al mencionado Castillo, con el fin de ple– dicar, confeso! y comunical todo consuelo espil itual a los miserables deslelrados que la habitan Revelé mi pensamiento al Gobernador de la Provincia, residente por entonces en Granado: pareci61e muy bien y me es– forcé en mis buenos prop6sitos: el veintiuno, en fin, del mismo mes como a las siete de la mañana pasé el puel– to de las isletas, y me embarqué en la mencionada ga– lera lO! pó ésta a las das de la larde, y después de varias demoras que hizo, comenzó a entror la primera noche el veinticuatro, por el desaguadero de la laguna, conocido vulgal mente por el río San Juan: pasadas tres horas cmeló en el puerto de "Los Závalos" y el bote fué despClchado al Castillo a dar aviso para la descarga, a las dos de la madi ugada del veintiseis, llegaran das piraguas grondes, en una de ellas venía el Teniente del CClstillo <t cumplimen10lme de parte de su Comandante
y
(1 conclucirme: inmediatamente pasé a su bordo y al lomper el día salté en tierra en el muelle Impondera– ble fué el gusto que sus moradores sintieron con mi arribo Pendiente mi demora que se redujo a seis días, les predicó otros tantos sermones por las tardes, y cinco pOI las mañanas un religioso franciscano que llevaba en mi compañía Confirmé veintiocho personas, confesé a las que ocurrieron y eiecuté todo lo demás que consta en el auto que proveí y es del tenor siguiente: "En el pueblo del Rio San Juan, en que se halla situado el Cas– tillo de la Purísima Concepción, a los veintiocho días del mes de febrero de mil setecientos cincuenta y dos años El Ilustrísimo y Reverendísimo Señor licenciado Don Pe– dro Agustín Morel de Santa Cruz, por la gracia de Dios de enero de este año, salí de y de la Santa Sede Apostólica, Dignísimo Señor Obispo
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ciento debido al Seminorio¡ floté pues de que en esa pdlte se- cumpliese con lo dispuesto por el Santo Conci– lio de Trento Esta defalcación y la del seis par ciento del subsidio, minora lo cuarta episcopal y capitular: és– ta también volverá a disminuirse, si se ponen corrientes dos plazas de capellanes de coro Contemporáneamen– te dí providenCia para que hubiese preceptol de gramá– tico, que atendiese solo a este ministerio, eiercido hasta entonces por el rector, quien quedó Iible de este cuida– do y la juventud mós bien proveído para su adelanta– miento
En lo antiguo se fundó una cátedra de lengua, con doscientos pesos de renta, pagados en la real caio: des– pués se SUpl imió, subrogándose con la de moral Como ésta vacaba por renuJ"lcia de su posesor hice poner edic– tos pota su provisión, no hubo opositor ni tampoco se encontrOlían discípulos inslluídos pala aprender con per– fección esta ciencia Consulté al vicepatrón sobre lo re– ferido, proponiéndole lo mayor utilidad que resultaría de que por esta vez se aplicase la mencionada lenta para la lectura de filosofía Esta facultad tan necesaria ptlla las demás ciencias, podía enseñarse por un fami– liar mío bastante aprovechado en ella: viendo que la respuesta tOl daba y que necesidad urgía por la faltcl que hay de eclesiásticos, determiné que el curso se ubriese en mi Palacio Veintidos es1udiontes entra– ron a oírlo y han continuado con aplovechamiento, has· ta crholCl no ha venido la respuesta de mi pi opuesta y
el ministlO se mantiene sin más estipendio que mis cor–
tC1S clsistencias, en uno tarea tan trabajosa como la ex– presada Viendo, en fin, el lastimoso estado en que se hallaba el Seminario, y que por todas raiones selÍa más conveniente se trasladase a sitio más ventajoso, po– sé también mis oficios 01 vicepatlón, y hasta ahora no me ha participado su resolución'
En la catedral no había el oficio de colectol gene– ra' que dispone la ley, lo erigí proveyéndolo intelino– mente Despaché edictos pOla que lo plopiedad se con– firiese con intervención del real patlonoto; tampoco ha comparecido opositor; propuse a mis prevendados lo pre– ciso y conveniente qt,Je era la creación de dos capellanes poro el servicio del cala y aital, con ciento veinticinco pesos de salario coda uno sobre la cuarta capitulot La proposición fué aceptada, pero sin efecto, solo se encon– tró vn Presbítero que a pocos días de estar en el ejerci– cio lo abandonó; tanto como ésta es la falta que se pa– dece de operarios Los pocos que hay se hallan impe– didos o por su edad o por sus accidentes
Los iuzgados de testamentos, obras pías y diez– n"ios se hallaban en suspenso¡ púselos corrientes con sus ¡ueces, oOtOl ios, archivos, instrumentos y oficinas, en el mismo Palacio, pOi a su permanencia y pronto despacho; haciendo también cargo de lo continuación de la nueva fábrica: era por todas lazones reprobada, que sin orden explesa de V M aun habiendo fondos no se le podía poner la mano, y que lo que había de
expensarse en ella, era más justo con~um¡do en el re–
paro y decencia de la ontigua Mandé, con acuerdo del Cabildo, se suspendiese aquella y las necesidades de ésta se remediasen del modo posible Estos son los ex– pedientes más principales que durante mi demora se ofrecieron Hice, por último, órdenes en dos ocasiones y en diferentes confirmé a tres mil setecientos sesenta y
seis personas
El día diez del mes
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