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« Previous Page Table of Contents Next Page »Junio de' 1890, el general Carlos Ezeto, 'comandante de las tropas de Santa Ana, se había apoderado del
gobi~r¡1O,. provocando, por una justo reacción ante la ingrotitud, lb, muerte, por infarto cordípco, del general
Menénd~~, sij prote'ctot y presidente 'de la República Daría, en, su autobidgrdHa cuenta que al despertarse en la mañana del 23, la sirvienta le informó que el generol !\Minéndez había dejado de ser presidente, que había, muerto y que' el nuevo presidente era el general Eieta,' Deseoso de inforniarse, apenas tuvo tiempo para vestirse, solió d la calle, dónde encontró sangre 'i cadáveres, por lb que penetró al hotel "Nue_ vo Mundo" Allí:, con la cara fruncida, estaba un hombre, qUil3h, ebrio, sacó el revólver y le dijo _Diga j viva el general Ezetd! -Sí señor, le contestó,
__j Viva el generar Ezeta! '-,-'Así se hace --exClamó el hombre, Y guardó el revólver
Darío no esperó inás Como se había casado dos días' antes, busco a su esposa, a quién le refirió todo Ocurríd que en el palacio se daba 'un baile de gala. De 'repente sonaron las balas, Jo guardia del palacio se batía í=0n el mandó del general Ezeta V la hija mayor del presidente, Teresa, gritaba -Que llamen a
Carlos (Eteta), él tranquilizará lo situación, domir1at6' todo esto -Señorita -le contestó al– guien- es el general quien se ha sublevado
Cuando el general Menéndez salió para indagar, tomó su sable y comenzó a dar órdenes, un jefe le dijo qUe su protegido, el general Ezeto, era él sublevado El presidente se llevó la mano al corazón y cayó en las gradas Ezetá le era tan querido como un hijo , Rubén Darí'o no podía permanecer en aquel sitio Su alma d.e poeta se sublevaba arite la ingratitud hu– mana V sin más, se trasladó al puerto de La liber– tad paro tomar pas'cije hacia Guatemala Pero al mo– mento en que se disponía a partir, se le dijo que de orden de Ezeta no podía salir, que el nuevo presidente lo necesitaba Darío movió cielo y tierra, dijo que su viaje a Guatemala era por unos días, se pronunció
a~iertamente ,ezetista V después de larga espera se le permitió partir
Su arribo a Guatemala causó conmoción. V co– mo se sabía que venía de El Salvador, fue localizado por la guardia presidencial e invitado a visitar al pre– sidente 8arillas¡ qllien ya tenía alguna información de lo que ocurría en el hermano país Barillas era amigo del presidente Menéndez Cuando Daría penetró 01
salón presidencial, el general Barillas le preguntó -¿Es usted el señor Rubén Daría? Ante la afirmati– va Barillas le dijo -¿Es usted también de los que andan diciendo que el general Menéndez no ha sido asesinado? Darí'o le refirió lo que sabía y había visto Pero Barillas le replicó _¿V no sabe usted que tengo en la penitenciarí'a a propaladores de esa falsa noticia? -Señor -díjole Darío -El general Menéndez ha mue:to de un ataque cardíaco, al parecer, pero si no ha ,Sido asesinado con bala o puñal, le ha dado muerte la I~gratitud, la infamia del general Ezeta, que ha co– metido un verdadero parricidio
, ,Badilas 'se tranquilizó y acto seguido le pidió a Dano que éscribiera un reportaje de 10 muerte del
~el1et~1 Menéndez y que enseguida viera al Ministro de elaCiones Exteriores y al Ministro de Hacienda Al
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siguiente, aparecía en él Diario de Centro América el sensacional reportaje "La Historia negra" Ezeta leyó el reportaje, y dijo -jV pensar que yo hubiera hecho rico a Rubén Darío si no comete el disparate dé escribir en contra mía
De la entrevista con los Ministros de Hacienda y Relaciones hteriores, Daría sacó una oferta la publi– cación de un diario semioficial Sería director y pro– pietario Así nació El Correo de la Tarde, hilaza de
010, benemérito periódico, cuyo tomo -faitándole al~
gunos números- guarda y resguarda la Hemeroteca Nacional Salió el primer número el 8 de Diciembre de 1890, con cuatro páginas grandes La imprenta La Unión, cuyo propietario era el influyente político y literato Francisco Lainfiesta, se hace cargo de la im– presión Esta imprenta, de largo y fecundo historial, estaba instalada en la 8 9 calle y 4 9 avenida de la zona
1, esquina donde hoy funcionan La Tesorería Nacional y contiguo con las Rutas Lima Con Daría están el jovencito Enrique Gómez Carrillo, José Tibie Machado Administra Julio César Fortín, quien, cuando falta Rubén, por su bohemia literaria, se encarga de hacer los editoriales Darío, en sus memorias dice que hizo del Correo de la Tarde "una especie de revista litera– ria" Pero revisando el Correo de la Tarde, se aprecia que se trataba de todo política (puesto que era semi· oficiaD, industria, comercio, notas de sociedad, litera– tura y lo que escoseaba en otros periódicos de la época Anuncio V el Diario de Rubén tenía bastante publi– cidad
El Correo de la Tarde vivió del 8 de Diciembre de
1890 al 5 de Junio de 1891 Murió por enfermedad cronlca por su oficialismo, por falta de fondos y por crisis ministerial Al despedirse, hace ver que "al pú– blico no le decimos adiós" sino hasta luego.. V, dí– ganme, a propósito ¿qué les parecería apareciese pronto una buena revista esencialmente literaria?". En eso se quedó en un propósito Al morir El Correo, Daría tuvo que hacer viaje a Costa Rica
Pero, ¿qué otra cosa, fuera de su periódico hizo Daría en Guatemala durante el año que estuvo entre nosotros:> Se dedicó a vivir A vivir y a soñar V también se casó por la Iglesia católica Sus biógrafos, entre los más acertados Alemán Bolaños y Edelberto Torres, dan amplia información de su casamiento La boda civil fue en San Salvador, la religiosa en Guate– mala Sus padrinos fueron varios distinguidos gua– temaltecos, uno de ellos, don Fernando Cruz V dos más los pOl3tas José Joaquín Palma y Francisco Lain– fiesta La boda se celebra en la parroquia de El Sa– grario V la pareja, acompañada de sus amigos parte después a Escuintla Rafaelita Contreras -que ese era el nombre de su esposa-, le ama V como Darío, escribe
En Escuintla se da el gran banquete Acuden sus más íntimos amigos Palma, José Leonard (maes– tro polaco), Joaquín Méndez, César Canto, político y poeta colombiano, Esaú Delgado, quien escribió la cró– nica del matrimonio y de la fiesta, el ecuatoriano Federico Proaño, émulo de Montalvo, Vicente Acosta, trovador salvadoreño y su propia suegra, Manuela Caños Todos los presentes hablan; lo hacen en ver– so Y prosa, improvisando
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