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LA lUNA DE DON VICENTE

Don Vicente Cuadra era lunáEco, aun– que no en lodo el concepto de la palabra; solía, pues, amanecer de mal genio en oca– siones. Y un día que don Vicente "eslaba de luna", el Dr. don Modesto Barrios pagó

la 11.1n<". de don Vicente.

--Esiá de luna don Vicente-decían sus allegados

Claro: había una señal inequívoca: don Vicente se levantaba con un pañuelo ama– rrado a la cabeza, un "polvera de hierbas", que decían, por las hojas y flores dibujsdafl en él.

-Vas a eSI::ribir-LTle una comun:icaciól1– le d.;jo al doctor Barrios que el"a corno su 5e– cnJtario pa:djc1.11ar.

El doc;clr BarrioG se dispuso a escribir. Pero ,~había de poder 8"!-reglar o expli– car su pensi:\rnlenio el señor Cuadra? ¡Oniá! Si la luna Se lo Írnpedía.

y el docior Barrías paga la luna de don Vicente, porque don Vicente. le regaña sin rn0±jvo.

-Empieza otra vez, 1l.1odes.l:o. -Esioy lisio, señor.

y airo regaño, pues la luna era de padre

y rnuy seiior n1.Ío,

Entonces el dador Barrios tira la pluma, lOIna su sobrero y se va.

AJ tercero día, cuando ya le había pasa-do la luna a don Vir.enie:

-Vayan él llarnarrrw a Modes±o.

I:l dOc1:Ol Barrios de nuevo en el Palacio. . -Nlodes±o-ledice-vas a perdonarme Jo regañón que aniler esiuve injustamente conjigo Ahora sí podernos hacer la nota.

*

En los diez y siete años sóJ o Dios libraba

a .... 1" p:rójimo de cualquier lunúiico que tenía un palo.

El EMISARIO DE DON CLETO

,

El rnizl1.1.o doI:'. Cleto lVíayorga le contó a don E lo que nosolros Véunos a leÍerir.

Jerez y J 02 demás patriolas que se iban a lanzar contra el

gob~erno de don Fernando Guzrnún envi.aron a ~Aasaya y Ri– van a don Cle±o :Mayorga, ciudadano leonés de imponancia, pala qne se entendiese con Carlos Alel:.~ría, José Bonilla, Ale– jmldro ElTa y oíros, :/:anluién pairiotas, en lo concenlienie a la

plóxin10. Cl'uzada revoludonaria que sería, según el primero de aquéllos, la hase de la ansiada Unión Cenlroaznericana. Ninguno cmno don eleto para servir de eznisario, sobre lodo en Rivas donde gozaba de ascendien+e, por lazón ele que era rivense doña ~ia"t"Ía Hi.vas, G'l\ esposa. Vaya nivas a tra:!:ar UrJos asuntos de familia con los parien±es de n11 n1.ujer, sale de LGón diciendo don Cleio, quien llega de hánsilo ti Managua

y se hospeda en casa de unas señodlu!3 1:.1arlínoz que vivían

en frenie de lo qu.e hoyes la lvfascoia.

Las nueve de la noche se¡-ían, e11 rnolnen:i:OG en que don

Cleio se recngía a domir, cuando llaman El. su pnerla. Don Clcto Mayolga

-¿Quién ?~- pregunia. -IGuzmánl~ le con±es:J:an.

-¡~Ouié~1 dicen'?-don CIelo al criado. -Creo que Guzmán, señor-el criado. -¿Quién

es\'- ·vuelve a pregunlar don Cleio. -¡Guzmánl--vuelven a coniestar. ¿Qué Guzmán? -¡I'<::)lnando! -¡El Presidente! exclama el ernisario.

y se dirige a la pueda y la abre.

¡Era don Fernando Guzmán el que se preseniaba en la habitación de don CIelo Mayor– ga!

-jU. aquí V a es±as horas, don Fernando/-confuso el ernisario.

-Sí, don Cla:l:o, el mismo Fernando Guzrnán, Presidente de la República, que viene a visiiarle.

-?erQ ¿a qué debo el honor . '? ¡Pero siéntese, don Fernando!

-Don C1e10- -sentándose el gobernante y con acento entre afable y severo-conozco la misión de U ; los amigos que el Gobierno tiene en la rnelrópoli rne han pueslo al corriente de ella.

-¿Qué rnisión, don Fernando .. ?-n1.ás confundido el ernisario al verse descubierfo -Yo vaya. Rivas por mlUnios de familia; U. sabe que mi esposa .,

-U. va a J\1asaya y Rivas mandado por Jerez, con el encargo de entenderse con Ale-gría, Bonilla, Eva, etc. para la revolución que van él hacer:me.

-¡Quien le ha dicho a U. eso, don Fernando! Le aseguro a U....

-Nada me asegure U., don Cleto, y oiga lo que le diré. Siga U. su camino y cumpla con lo que cree que es su deber, que le doy mi palabra de honor de que volverá tranqui-

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