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se separase de la vida pública para dedicarse de lleno a la práctica de su profesión en la que descolló desde tem– prano, como lo demuestra la elección hecha en el por el Ministro Americano Mr. Shanon, para asociarlo como consejero director de sus estudios sobre las constitucio– nes políticas de los países, del continente, durante los cuales estudios y después de ellos, mereCió siempre enie– ra confian:lla del señor Shanon. uno de los que más pro– piamente ha nevado aquí, sea dicho de paso, el título de representante de la gran república del Norte.

A fines de la administración del general Zelaya. fue enviado con carácter diplomático a Washington para el arreglo satisfactorio que hi:llo de la cuestión de Emery. En la administraCión de Dia:ll recibió el cargo de ir a la Argentina. como Ministro ante aquel Gobierno y

como Delegado a la Cuarta Conferencia Pan-Americana que tenía su asiento en Buenos Aires. en donde presentó un estudio interesante sobre asuntos económicos de Ni– caragua.

Era entonces el 'Señor Murature, Ministro de Re– laciones Exteriores de Argenllna, habiendo sido antes redactor del célebre diario "La Nación". Contábale Muo rature a don Pedro que estando una noche en un café. le llamó urgentemente por teléfono, MUre el propietario y director de "L1a Nación", para que pidiese a Dario que escribiése alguna cosa del momento sobre Verlaine cu– ya muerte acaba de saberse. Y Rubén estaba por ahí. la· cabe:lla reclinada sobre la mesa de las libaciones al dios de las vendimias y tan fuera del alcance de los llamamientos humanos que desesperan:llado Mura..lure de volverle a tiempo a la conciencia de la vida. pidió arbi– trios al Ingenio y aplicándole ambas manos al oído en guisa de trompeta juiciofinalesca, le gritó estentórea– mente: "Verlaine ha muerio !

"Levantó el poeta la cabe:lla asombrada y embolada pOr el ajenjo. pidió unas cuartillas de papel. y escribió rápidamente con la inspiración súbita del genio. su RESPONSO LIRICO . "Padre y Maestro mágico que Murature llevó enseguida triunfalmente a "La Na– ción", salvando así magistralmente de un vacío lamon– tableo las columnas de aquel gran diario argentino. mientras el hijo de Apolo volvía· a hundirse en su plO–

fundo sueño verleniano visionando canéforas que pro– digaban la lumba del olímpico poeta simbolista y deca– dente, de las FIESTAS GALANTES.

Por aquel tiempo fUe electo Senador de la Repú– blica, y poco después presidente del Senado y del Con– greso. cargo que sirvió con dignidad y patriotismo.

Finalmente, en la corla administración de don Caro los SolóulIno, fue enviado nuevamente a Washington como Ministro de Nicaragua. elt donde como y¡¡, he dicho antes, le locó ex1l1l1ar el último suspiro de su vida. Desde su juventud perteneció don Pedro al Partido Conservador que admiraba en sus hombres de los Trein– ta Años. Los sucesos de la revolUción de León en 1896 en la que ll! 10t'Ó militar al lado de Occidente, y su ac– ti;ud necesariamente pasiva en los de la Costlll Atlánti– ca en 1909. debida principalmente a la saliente patricio paclón clll IU hermano el general Roberlo Gonzále:ll. en defensa del gobierno del doctor Madriz; y luego. y sobre

todo. la política banquerista adoptada por la revolución victoriosa de la Costa Atlántica, contra la cual política fue de los primeros en pronunciarse abierta y enérgica. mente con la vehemenCia de sus hondas convicciones. por unn parle; y por otra, cierta predisposición de ob– ·via inconveniencia que pone en sensible relieve la ausencia del tacto indispensable, según el caso. en las colecividades políticas, como es de ocasión confesarlo aquí, siquiera en interés del propio partido a que per– tene:llco. hicieron que :lan valioso miembro del Consel– vatismo, capacitaclo el solo -UNUS INTER MULLOS– para añadirle los prestigios de sus preclaras dotes pel– sonales, viniese alej ándose. de frialdad en frialdad. de la órbita del patrido, hasta llegar a formar francamen. te en las filas del progresismo que reputándolo debida. mente, lo hi:llo figurar como vicepresidente en la fórmu– la electoral para autoridades supremas en la campaña de 1921.. Con todo, jamás se le vió escatinar sus luces cuando a ellas acudían individuos autori:llados o repre– sentativos del partido conservador, y es copiosa la la– bor de diversa índole que hillo gratuitamente. ya para satisfacer deseos personales u oficios sociales, ya para in– tervenir por la prensa y en el único sentido de la pa. tria, en liIt propia orientación y desarrollo que el creía que debía darse a un asunto determinado. entre los cua– les trabajos recuerdos con satisfacción el folleto que hizo publicar durante la administración del general Zela· ya. en el que expuso y demostró nuestro derecho pleno en la COsta Atlántica nicaragüense y en sus islas adya– centes. Era un patriota en el concepto absoluto y ele– vado de la palabra. y no solo un patriota meramente pasivo, sino de impulsiva y vigosa acción.

Deleitábale la buena literatura·, sobre todo la del siglo de oro de las insignes letras castellanas. Tenia una vasta ilustración y una memoria ma!ravillosa que le hacía retener y 'Sacar el mayor fruto de sus largas y meditadas lecturas. Latinista de nota. gustaba mucho de las aplicaciones latinas en textos favoritos de la Bi· blia, aficción que le venía de su propio temperamento religioso sin fanatismo, fortalecido desde los comienzos de su juventud por las enseñan:llas de Monseñor Manuel Francisco Velez. Era un escritor fuido, galano, a veces terriblemente irónico y burlón, y de fuena incontrasta– ble en el debate.

Su campo dominante era, sinembargo. el de las le yes en donde sentó su nombre entre los de los más emi nentes juristas del foro nicaragüense, como lo ateslj guan su profusa colección protocolar, sus luminosas con· troversias y dictámenes. sus .dos obras inéditas de de recho. y muchos otros trabajos de menor importancia que también decantan su gran laboriosidad. Fué mae~

tro de la juventud dedicada al estudio de lBS leyes, y murió siendo decano de la Facultad del Centro.

Amó con amor entrañable

lJ¡ su esposa y a sus hijos. Padre abnegado y amantísimo como hay pocos, y abuelo incomparable que aprendió rápidamente el arte de ser– lo. en la cartilla hechiZ'ada de su vivachuela nieteciI1a Gladys, y en el catón. agualmente encantado de su se· gunda nietecita precocísima, Gloria.

Era, además, un carácter levantado sobre los Slllnos

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