This is a SEO version of RC_1968_01_N88. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »de bachilleres en filosofía escolástica, como estudios previos at los más exigentes del Derecho: y luego, agui– joneados por esa sacra aspiración que levanta al hom ,bre al nivel de la soñada esfera. consagra·ron su vida a la ávida adquisición de conocimientos variados, al es– merado cultivo de sus facuUades. que se obtiene por la atenta dedicación a las grandes y bellas obras.
y es que, como ha dicho Bonald, "el hombre verda– deramente su¡;¡erior, se eleva siempre por sí mismo y no obstante todos los obstáculos al lugar que sus condi– ciones le asignan, pues no sería superior a los otros hom– bres si. como ellos, necesitase del favor de las cir– cunstancias o de las especiales ventajas de la educa-
Comprueban este aserio los innumerables ejemplos que la historia del mundo nos ofrece en las varias fases de la suprema actividad del ingenio humano. en las le– tras, en las artes, en las ciencias, en la política, en la religión: y concretándonos a los pequeños y apartados ámbitos de nuestra pa·tria, y a la modesta escala de re· latividad que le corresponde, encontramos en nuestros anales, con sentimientos de legítimo orgullo, toda una pléyade de hombres superiores que, como los doctores Ayón. surgieron de un modesto origen,-muchos de ellos. de las más oscuras y abatientes simas de la indi– gencia y la orfandad,-y quienes, al traspasar la edad de una abrumada e ignorada niñez. en medio de aque– llas turbulencias revolucionarias que si tanto asolaron al país, sirvieron también para templar el acero, o para elevar bien alto el l;')lumaje de sus almas beneméritas: y quienes, sín otras fuerzas que las soberanas de una ioble aspiración y de una fe inquebrantable en sus des– tinos, se abrieron paso 1l0n la pluma, la espada o la pa,la– bra, desde el seno de las multitudes a la envidiable altura de esclarecidos y predilectos hijos de llli patría.
Loor a aquellos hombres que. sin malicia alguna. y sólo alentados por los más sanos impulsos del corazón humano, lograron en aquellos cllilamitosos tiempos abo– cados a la guerra nacional, y aun aquellos también que por mucho tiempo después les sucedieron, sobrepasar del mérito común, y venciendo tropiezos de todo géne– ro. hasta la riundad del harapo y las angustias del ham– bre. pudieron reclinar en la almohada de la muerte, sus sienes coronadas con los lauros del llatricio, del gue– rrero, del tribuno, del escritor. del poeta. del hombre en su más excelente manifestación. Y es que ellos lle– varon como primer móvil dentro de sí. altos y pur'os idea. les relacionados más o menos dírectamente con la honra y glo~ia nacionales, sin que. como aconteció después. salvando honrosas excepciones. girasen las acciones de los hombres en el mediocre circulo <le un interés abso– lutamente personal. Apreciador verdadero de aquellos sinceros repÍlblicos, hechuras de sí mismos, pláceme sobremanera rendir a 6U memoria, en estas páginas, el acorar¡onado tributo de mi admiración.
,De tan frágil y desdichada cuna, como acabo de indicar, mecida por el rudo cierzo del infortunio, arran:. ca la ilustre vida del dador don Tomás Ayón. Su in– fancia, la edad de oro en que se va con los pies desnudos y el sol jugueteando dentro del alma, la edad de las francas risas y alegres y descuidadas correrías, la edad en que alborea una imaginación miliunanochesca, fué para él la noche triste de su miserable orfandad. que puso uno como sello de solemne austeridad a su espíritu
Mas la desventura. leios de abatirle, levantó su áni– mo al a percepci6n de su destino, e impulsándole ade lante, le llevó a la ciudad de León en donde, a la pos– tre de continuas luchas contra los azares de su vida, lo– gró coronar sus estudios profesionales, marchando en– seguida a la República de El Salvador en donde obtuvo luego su investidura de abogado, que las circunstancias poltíicas no le permitieron recibir en su país, y en don– de ,después de inteleigente y asidua colaboración en im– portantes labores de legislación. fue llamado a ocupar los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Justicia. Instrucción Pública y Beneficencia, que desempeñó res– petcivamente en las Administraciones de los Presidentes Vasconcelos y Barrios, a la altura de sus grandes ca– pacidades.
Fué, además, Rector y Catedrático de la Universidad de San Salvador: Ministro Residente de Nicar~gua. en aquel país. durante la Jefatura del Estado de don Nor– berlo Ramírez: y en 1856, Ministro PlenipotimC'iario de El Salvador ante los gobiernos de Guatemala y de Hon· duras.
De regreso a Nicaragua, sirvi6 airosamente el Mi– nisterio de Relaciones Exteriores en las administracio– nes de aquellos conspícuos ciudadanos don Fernando Guzmán y don Pedro Joaquín Chamarra: ejerció en dos períodos administrativos la Magistratura en la Carie de Justicia de Occidente: llevó a cabo notables trabajos de codificación; redacó a iniciativa del ilustrado Presiden– te, General don Joaquín Zavala, la Historia de Nícara– gua. desde sus principios hasta los sucesos de 1750: a– creditó sus felices dotes diplomáticas en delicadas mi– siones ya a Guatemala, El Salvador y Honduras baio la integérrima presidencia de don Vicente Cuadra, ya a
Roma, bajo la muy honorable de don Fernando GUlOmán. ya a Guatemala otra vez, y a Amapala, bajo 1 del emi– nente doctor don Adán Cárdenas: fué metitísimo escri– tor sobre asuntotos literarios, jurídicos y políticos. ha– biendo merecido algunos de sus importantes escritos los honores de la reproducción en la prensa de la ju– ventud. rindió la jornada de su preclara existencia en 1887 a los 66 años de edad.
Es de su biógrafo. el doctor don Francisco Paniagua P .• el párrafo siguiente:
"Tomás Ayón, por sus profundos conocimientos. por
101
This is a SEO version of RC_1968_01_N88. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »