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Comem:ó a visitar la casa del doctor Urtecho un personaje de aquella época que gozaba fama de inteli– gente, de gustar de la literatura, de aficiones muy se. mejantts a las de Blanca:, con quien, desde luego, sim. patizó el asiduo visitante de la casa del doctor Ud echo, que no daba importancia a las frecuentes llegadas a su casa del doctor Coronel Malus, ya que éste era daudo padente cercano de don Manuel Antonio Coronel, que vivía en Granada, emparentado con la esposa del doc· tor Urtecho, doña Magdalena, por parle de Avilés.

Sucedió que el trato continuo, la similitud de gus– tos y aficiones literarias, la interesante conversación de Coronel Matus y la no menos de su interlocutora Blan. ca, vino haciendo que se entendieran ambos confabulan. tes hasta prenderse entre los dos ello,; la chispa del Amor.

Si el doctor Urtecho se había opue,;to ,;iempre al casamiento de sus hijas, en este caso su oposición su– bió de punIo, ya que el novio era mayor de edad que Blanca, perSOlla enferma pues era asmática, aunque de una honestidad a toda prueba., liberal de principios, idealista de los que hoy día no se usan ni se encuentran,

Coronel Matu,; vestía elegantemente, casi siempre de levita y sombrero de bolero o bombín, a ~stilo de la época. Su cUe%po era desgarbado, por lo que, aun. que llevara puesta buena ropa, su figura no le ayudaba a lucirla. Con todo, para una mujer romántica, el as

pecto exterior no cuenta para crearse una ilusión que satisfaga sus aspiracione,;, El talento de Coronel Ma. tus sedujo lli la joven de oír palabras lisonjeras llenas de pasión, de ese amor que se siente pero que no fustiga la carne, y por consiguiente no es bajo, que nada tiene que ver con los sentidos sino que es espiritual y reside más en nuestra alma que en nuestra naturaleza coro pótea.

De este matrimonio son hijos don José Coronel Urtecho, uno de los valore,; literarios de más alto qui. lataje con que cuenta la intelectualidad nicaragüense y

doña Lola Coronel de Chamorro que en su matrimonio con el caballero don Julio Chamorro Benard ha dado a la sociedad una pléyade de profesionales y a la Igle. sia sacerdotes miembros de la Orden de Loyola, que son Hmbre de orgullo para la Religión que los cuentll en su seno.

MAGDALENA

La más parecida físicamente a ,;u padre, sensible. buena, caritativa, de sentimientos católicos, tomaba a pecho todas las cosas referentes a la Iglesia. Fué ella una de la,; más interesadas por todas a los Padres Je– suitas de la Casa Residencia de Jalteva. Casó muy joven con don Domingo Mora Noriega, y su padre no mostró como en el casamiento de sus otra,; hermanas la oposición acostumbrada debido a nexos de amistad y po–

IítiC03 con don José Angel Mora padre de Domingo. Mudó muy joven dejando varios hijos de los cuales so. lo están vivas dos mujere,;.

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MARrA

Hermosa y atrayente. Morena y de ojos azules. De carácter alegre. jocosa, chispeante y comunicativa. De corazón magnánimo se compadecía de todos los dolores

de la humanidad, y asi se le veía ir a los hospitales, al pl'esidio, a los leprocomios 11 prodigarles sus consue. los, a llevarles alimentos y ropa. a esos desválidos y has. ta dinero en efectivo, haciendo con ellos las veces de una hermana de la cllTidad.

Su chiste. su slll y su pimienta con que condimen. taba su conversación, la hacían el centro de :lodas las :lol'1ulias, y le franqueaban el paso de buenas amistades.

De su matrimonio con don Juan José Zavala na. cieron varios hijos que son adorno de nuestra sociedad, Uno de ellos don Joaquín Zavala Urfecho, Fundador y

mantenedor de Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano que adopta el presente trabajo para eX01:nar la genealogía de la familia Udecho-Avilés, una

do las más prestigiadas de la antigua dudad de Gra. nada. de las más rancia,; en tener familias plltricias y

de noble estirpe.

ANTONINA

La última de las hijas, lleva el nombre de una de sus an:lecesoras. ¡Pe piel blanca como Agustina. Ama. ble, dulce, moderada en las manifestaciones de su es. píritu, sencilla en su modo de ser y a la vez compren. siva, es una madona que infunde gran respeto y ca. riño a la vez.

Casó con el doctor Luis Downing habiendo pro. creado varios hijos que hoy ocupan puesto distingui. do en nuestra sociedad.

En la. primavera de su juventud, hubo muchos que aspiraron su mano, y entre ellos una que inten. tó quitarse In vida por parecerle mejor dejar de vi. vil' que seguir viviendo sin el amor que ella le ins– piraba.

Cuentan que recientemente que fue sometidll a una operación quirúrgica, su cuerpo parecía· hecho de alabastro. Tal era lo fino de ,;u complex:ión, la esbel. tez de su falle y la pureza de sus líneas.

Todas ellas amiga,; de mi infa·ncia. Con Agustina y mi hermana Julia jugamos en la esquina de la ca. sa del doctor Salvador Guillén. cuya familia erCII veci. na de nuestras casas. Con las demá,; hermanas Urle–

c~o me vi muy de cerca, pUB'; casi vivimos juntos, ha. bl1ando la misma. casa, devisión de por medio. Me.. rin fUe amiga predilecta de Julia, mi hermana, y me acostumbré a mirarla como si fUera un miembro de mi familia.

A todas ellas dedico estos recuerdos del pasado, expresión de mi sincero cariño y antigua amistad.

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