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« Previous Page Table of Contents Next Page »luego la campana denunciando hasta el menor de los movimientos del enemigo.
Se pensó entonces que para vencer era preciso em. pezar por derribar el gigante. acallarlo de paso aquella VOCINGLERA importuna; y del dicho al hecho. Se construyó en lugar conveniente una ESPLANADA. 8e llevó a ella un cañón de a 24. como se decía entonces del campo enemigo. y un rugido de rabia de la plaza sitiada. La torre y la campana consagradas primero por la. religión. lo habían sido después por el espiritu guerrero. A la verdad. nada habían adelantado con eso los sltladores. porque los gigantes de las Mil y una No– ches no mueren porque les vuelen la cabeza. y IllS se. ñales de la campana denunciadora podían ser reempla. zadas por otra. aunque de menos importancia: y lISí su– cedió. saliendo del cuerpo de la torre más cañones toda. vía que antes; pero sin saberlo habían herido en lo mIÍB vivo el ~oble orgullo religioso y militar ed los gra– nadinos.
Se cantaban poco antes con un GniusillSmo que ra. yaba en delirio. IllS estrofu de un joven pOeta muy po.
pular. don Juan Iribarren. que empelaban. li no re. l:ordam,os mal. así:
¡Oh torre. oh gran ba.luarte Del pueblo granadino! Tu cúpula levantu Al cíelo cefirlno.
y la cúpula yacía ahora por el suelo.
y la mágica campana herida. mujía como una vle. ja caldereta.
Pasó la revolución. y lo primero que hicieron los granadinos fue reedificar su torre: pero no estaba com– pleta su satisfacción sin reponer su campana. Han transcurrido 52 años y hasta ahora logran sus deseos. Por S\l peso. 50 toneladas; pOr su valor. $7000. según dice un periódico del país. está sin duda mejorada: ¿lo estará también por su tañido? ¡Ah! PaJ'a nosotros viejos setentones. amigos ínüm~ de aquella campana de la juventud. cuyu notllS tan sonoras y solemnH. ya tristes. ya alegres. conmovían profundamente el cara. zón; aquella campana a cuyo tañido rezábamos niños. cabe a la madl:'e querida. la ORAelON de todas las no· ches del Jueves Santo. que se asociaba a todas nues. tl:'as emociones religiosas. o más bien era ella la que lal promovía. arpa eolia de los años juveniles cuyos rauda. les de armonía solo entienden loa ángeles y los niños
BUS compañeros. los tañidos de aquella campana. 850S no volverán.
Con todos esos anteCedentes y todos sus consiguien. tes. que pasan en herencia de una a otra generación. fi
gúrese el lector si huán mella en los granadinos esas pullas de los campaneros de "La Estrella" sobre mejor inversión que podía habérsele dado al dinero de la nueva campana.
Rivas. 28 de Junio de 1906.
EL ARCO TORAL DE LA MERCED
Voy cayendo ya en los ochenta ...
Hará cuarenta años que empleado yo de Coman_ dante de San Juan del SUl:'. una de esas hadas meridio. nales cruzó una vez por las ribeus de aquel mBl:' y me hizo SU pdsionero convíl:'tiéndome desde entonces de granadino en rivense; pero jamás he pel:'dido en mi transo formación. mis afecciones por Granada.
Una de mili gl:'andes pl:'edilecciones por Granada, tan poéticamente situada entre un gran volcán y un sz;an lag.o. es la Iglesia de la Merced. Allí. en su inte.
rl.~r. estan muy guudadiloa mis recuerdos religiosos de nmo. y en el atrio. otros muy gratos de joven. allá ell a.quenas noches de Semana Santa en espera de proce–
SI?n~S nocturnas en que pOr grupos distintos. según lu afInidades. se llenaban IUS gradas como en afiteatro' pero aquí y allá era distinto el sentimiento que anidab~
a la muchedumbre. pues denuo de la iglesia pl:'edorilina. ba la religIón. y en el atrio lo mundano. Era POl:' en.
t~n~ .. el carácter religioso de la Sullana. mezcla de lo diVino y de lo humano. predominando esto último sobre lo primero. ¿Habrá mejorado hoy de condición?
La imagen de mi predilección en aquella dichosa edad del niño. la única felif) de la vida. aún en condicio.. nes de misel:'ia. era la Virgen del Carmen. ¡Qué linda la veían mis olas en su altu! Hoy la han cambiado por otra imagen mú bella. dicen. adorándola sobre UD l:'ico altar de mármol: pero ¡ay! esa no ea la mía. Yo busco ahora a 1. que adoré niño. La recuerdo muy bien. no era gran obra de ute; pero así me atrBÍa ella.
y ahora al tralar estu líneas me explico bien el su. ceso de Masaya al 'Itallar la revolución de 54. Había llegado a esa ciudad un nuevo cura y deseoso este de ganarse la buena voluntad de loa Indios les pl:'OpUSO man darle retocar una virgen ya bllStante desfigurada por los años. Adoraban I~ indIos así como estaba a SU imagen y se desprendieron de ena con profunda pena y hasta con lágrimas. y, POCo después volvía retocada
Po
los suyos. rejuvenecida. radiante de belleza. El cura fuera de sí de contento y de antemano se deleitaba en la alegría con que seda recibida por los indios; pero estos la desconocen al recibirla. Se muestran contraria. dos porque quieren robarse a la verdadera. tan milagro.. sa. y que tratan de engañarlos dándoles gato por liebre. Surje el desconfento y se trueca a poco en bochinche de asesinato contra el cura: pero en ese medio aparece la pl:'Ímera autoridad política y miUtar de Masaya. el Genel:'al Dámaso Souza. al servicio de la revolucIón de. mocrática. hombre de poca instrucción. pero sagaz. de MA"ÑAS. como suele decirse. y. dirigiéndose a los indios les dij o: i Alto! Yo sé dónde está la Virgen. Se la ro. baron en León y se la han regalado a don Fruto Chll– morl:'O para que venza a los democráticos. Allá está todavía pOl:' su hacienda de San Roque. y yo quiero ha. cer un pacto con U. U.: si uiunfa el ejél:'cUo democrático irá en pl:'ocesión a traer a la Virgen a Masaya: pero es pl:'eciso que ustec;les ayuden a la revolución llevándoles víveres al Cantón. Y desde ese día los indios se cansa·
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