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fonn a de versos? Y desde el principio de la novela, o de las novelas, se nos viene encima la jüanjáfora anonadándonos como cuando leemos,

"Alumbra, lumbre de alumbre, J,W1be1

(de piedralumbrel"

Como :z:um.bido de oidos persiana el nunor de las campanas a la oración, maldoblestar de la luz

en la sombra, de la sombra en la luz I ¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbrel Alumbra, lumbre de alumbre so– bre la podredumbre, Luzbel de piedralumbrel. .. Alumbra, alu:mbra, lumbre de ahunbre.. alumbre... alu:mbra.. alumbra . lumbre de alumbre... alum– bra alumbre... "

y en el Espejo de Lida Sal, ú1fu:na obra de Mi–

guel Angel As±urias editada en México leemos: "L05 rios van quedando sin resuello al decaer el inviemo. Al blando resbalar de las corrientes sustituye el silencio seco, el silencio de la sed, el

silencio de las sequías, el silencio de agua in:movi– lizada enire los islotes de arena, el silencio de los árboles que el calor y el viento tostado del verano

cliente hacen sudar hojas, el silencio de los campos donde los labriegos dormiían desnudos y sin sue– ño

Pero en las leyendas como en la del "Quinc,a–

jú", la poesía se prende a las palabras corno una enredadera. LeeIT\Os,

" ( ¡ Oh. valientes que escuchais las historias del Quincajú, oíd la pri=erall

"Desaparecí del mundo, no porque haya muer– to, hubiera sido mejor, sino porque ni Ine ven, ni me oyen, ni :me sienten, COInO ven, oyen y sienten a los que hachan, aserran, cocinan. construyen. hor– nean, muelen, cargan, siembran. podan. curan, tejen. escriben. miden. pintan. pesan, esculpen, can–

'!tan y trabajan la pluma. A mi sólo cuando desll– parece alguien de la fB:mil.ia Ine lllUnall y aparezco en las casas con espanto, COInO si Se apareciera la imagen de la desaparición, y ni por eso Ine ven, por contemplar al oiro desaparecido, al que yo vengo a llevarme, y si les hablo Ine oyen sin oírme. por es– cuchar los laInentos o las pérdidas de palabras &n

l~s caminos del oído. del que Ine trajo en mala hora a casa, y si alguna vez· les abrazo. los brazos dan consuelo, no me sienten. igual que si los abrazara

W1 funcionario.,,"

Todas las obras de nuestro autor están tejidas o sobre-tejidas, COInO en un lienzo con esa sub~­

cia poética inigualable. Por ello los crltioos france–

ses y de otras latitudes se apresuran a decinlos lo

que ya sab&Inos. aunque conviene que lo digan. Allairi Boquet, dice en un párrafo que transcribo.

"Miguel Angel Asturias es lo sobrenatural que ;usti"

fies lo natural. Se sabe cuál es el lugar parlicwar que ha tomado en los úitirnos veinte años, la Liienl–

furo. HispanolUneticana. No es ya una cuestión de lengua. es una cuestión de sensibilidad liberada por

fin de un 'realimno propio de las colonias, capaz de hundir sus raíces en el aiaVÍBInO precolombino y sus imágenes. pero destinada ya a preocuparse de sus problemas propios.... •

"Hace algunos m.eses -prosigue- Asturias pu– blicó "Mulata de tal". novela de una fulguración inaudüa, que parece un hiInno a las fuerzas ocultas y a los más extraños elementos descencadenados en su prosa poética. En este xxUsInO orden de ideas süuar "El charco de los Inendigos". que pulula en escenas en que el lecior se funde con un encant&.– miento continuo e inquietante, porque nunca está totalmente consciente de la frontera que separa 10

real del hecho posible, el suefio ya realizado del sue– ño que continúa siendo sueño ...

Es decir de la substancia de la poesl.a. Y Jea– queline Van Praag Chaniraine de Bélgica, dice: "PercibiInos el murmullo de los muertos, la ven per– dida en la noche de los nenlpos de las leyendas mayas. y entre tanto Miguel Angel Asturias, este demiurgo, no cesa de tejer, de encadenar, de des– granar las iInágenes de ese interminable rosario, que se vuelve letanía de metáforas. Es que los relafos de este "diablo d'honun&" hay que aguantar. los o absorverlos y no tratar de tapizarlos por el fil– tro de nuestra razón.. ,"

LOS VERSOS

y si en la prosa, la poesía se va colgando de las palabras COInO ha quedado dicho, en los versos, en donde la forma es un ánfora que encierra en el Inol– de perfecto el efluvio poético, ahí Miguel Angel pue– de disponer de todo el espacio de su universo para dirigir las flechas.

"Aqui donde la oriDa

es un repafar melódico de siesta

--repla la tiell'l'a que acompaña al ri_ la honniga descubrió para N casa

leIl'I'eftO vivo ~ los mOll~es muedOll

de ala de plata relumbraale y vlel"

(De "Imagen pasajua")

"Dv.enno del mismo lado de la notaba sobre mi corazón que lo nplJe con voluntad de IlUdo palplJanle,

amor de la presea. que __obra

apellas no le sienlo hecha de Nefto._"

(De ' 'Nombre Cwlodlo")

y en un poeIna que de tanto escucharlo ya lo sabe1T\os de memoria, nuestro poeta señala,

"Madre, si en invierno, despae. de babel' ceIUIde

estás 'unlo al llracel'O, peDRIIIdo .......-– oídos. la lluvia qua cae ..ba el lecho,

Y en eso, pueda l' vleálo- SI ....... qua ha ealrad. descubieda la lnaIe l' herramJ,éaJa .. la ......

ltnnUllale a N eIlcueDbo pon¡u dueche de abnulM ..... 11110, de quIeiI hlcbIe ~

que vuelve de la vida coa el 1....... g_"'o..."

Levántate pues Oh Guat~a, -y recibe a tu hijo que ha vueUo de la vida. con el jornal ganado...

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