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No hoy vestideros en los balnearios y no uSan tra– jes de baño La gente va como la naturaleza la equipó -las mujeres y tas muchachas por un lado de una lalga lengucl de tierra que penetra en el mar y los hombres y rnuc..hac..¡'os por el otro Este paseo anual es la perpo– fuacló¡¡ de orlO sernirreligioso costumbre indígena. Otra peculiar costumbre religiosa nicaragüense es el bautizo de los volcantes, uno ceremonia que 105 supers– tkiosos creen muy efectiva pora mantenerlos en sujeción

y ~iacerlos guardar las convenienci..s de la vida. Esta ceremonia se dice ser tan antiguo como la Conquista, habiéndose originado después de la primera erupción seguida a la invasión de Nicaragua por los españoles

y es repetida en el último clMiversario del trastorno cau– sado por cada volcán particular. Los sacerdotes de la ciudad más cercana toman el asunto a su cargo, y se– guidos de una larga compañía de fieles, aScienden al crilter y con gran ceremonial fes delloman agua bendita Cada uno de los picos volcánicos de Nicaragua ha sido repetidamente santificado de esta manela, excepto el Momotombo, el más glOnde, pero el más ¡rregenerado

de todos ellos, que nunca ha permitido un pie humano alcanzar su cumbre a un ojo humano mirar en su cráter Hace doscientos años, después que el viejo Momotombo, como llaman al maestro familiQl mente, había estado ac– tuando muy mal, tres bravos monjes determinaron pro– bar el efecto del agua bendita sobre él y se'pusieron en marcha hacia 1(1 cima con una gran cruz que se propu– sieron montar allí; pelo de ellos jamás se tuvieron noti– cias de nuevo y la gente mira a Jo montaña con gran

revelencja

Qesde ro tone de la catedra! de San Pedlo en fa ciudad de León, se ven trece volean-res, varios de los cuules están en actividad Hay dieciocho parados en una solemne procesión alrededor de los lagos de Mana– gua y Nicaragua No son tan al10s como ciertos picos de Guatemala

Q Costa Rica, pero se ven más altos por el hecho de que ellos se elevan inmediatamente desde el nivel de la costa del mar; pueden ser vistos desde el mar en su plena grandeza; el viejo Momotombo aparen– ta ser como de la altura del pico Pikes visto desde Colo– lado Springs Esta montaña gigantesca se eleva libre– mente fuera de las aguas del Lago de Managua, su pe– lada y ennegrecida cumbre prohibe toda tentativa de escalar sus laderas, estando siempre cOlonada con una leve espiral de humo confirmando la perpetua existen– cia de fuego interno que de vez en cuando brota y cubre sus lados con diluvios ardientes En su base son varios los manantiles de azufre caliente, y a frecuentes interva· loás, pesados y plofund03 letumbos se oyen desde den– tro de Sl/S paredes En medio del lago, a pocas millas solamente, está exacto duplicado de la montaña, en mi· niatura, siendo solamente, no obstante, un cuarto de su tamaño; ésta es llamada Momotombito; las tres últimas letlos expresan el diminutivo forma una isla desde la cual su pico se eleva en un cono perfecto Su cráter está extinguido hace cientos de años; pero la isla fue un lugar sagrado pOla los aborígenes En los montes qIJe chol

(1 Id cubren están las ruinas de vastos templos y gigante3 ces ídolos esculpidos en la sólida roca :Los últimos graves temblores de tierra, en 1867, ocurrieron sin muchas averías a la ciudad, cuyas paredes han sido varias veces sacudidas en los tres siglos y medio desde que fue fundada

La más espantosa erupclon en la historia de Nica– ragua y una de las más serias del mundo nunca vista, fue aquella del volcán Cosigüina, cerca de Chinandega, en 1835 Continuó por cuatro días y cubrió el país alrededor,

pOI cientos de millas con ceniza y lava, cou– sondo un pánico del que el pueblo no se recuperó por muchos (Iilos, resultando gran destrucción de vidas y pro· piedades L as explosiones fueron de tal fuerza que las cenizas cayeron en la ciudad de Bogotá, Colombia, a mil quinientas millas en línea recta y a una altura de once mil pies sobre el nivel del mar Cayeron cenizas en las islas de las Antillas, también leíos en el interior de México y la lluvia de ellas obscureció el sol causando glOn constel nación en Guatemala y las repúblicas veci– nas, mientras el puueblo de Nicaragua pens6 en la veni– da del fin del mundo A los barcos navegando en el Pacifico se les cubrieron sus cubiertas con lava y ceniza

y varios mineros fueron lastimados por las piedras que caían mientras el oC~¡:lnO cincuenta millas fue ion rega– do de flotantes cenizas y piedras pómez que la super· ficie de las aguas quedó oculta El aniversario de esta

hall iiJie cafóstrofe es siempre observado por el pueblo como un gran día de ayuno, se suspenden los negocios a lo lalgo de toda la república y la gente se reúne en las iglesias a rezO! para estar libre de más erupciones Desde aquellcl fecha el volcán ha continuado activo, pe– ro no htl tdusado daños.

Una gran par~e de la superficie del país eslá cu–

biel ta con capas de loba y escoria, lagos de aguas amar– gas que no tienen fondo, bostezantes' cráteres rodeados col1 ampolladas rocas y hoyos desde los cuales vapo–

res de aLufre se elevan constantemente y que el pIJeblo lIoma propiamente infiernillos.

La ciudad de Granada situada en el extremo este del habitado valle de Nicaragua, y Le6n, en el extremo oeste, son las dos ciudades rivales separadas como por setenta millas Hasta su casi total destrucción por Wal– kel y sus filibusteros en 1857, fue una bella ciudad, lle– no de mansiones excelentes y orgulloso de su aparien– cia la población fue reducida durante la guerra civíl -en la cual los aventureros americanos jugaron una parte tan conspicuCl- de treinta y cinco mil a quince mil; y aunque esto fue hace casi treinta años está co–

menzando escasamente a recobrarse Granado ero Jo

sede del 'gobierno "aristocrático" que Walker y sus alia– dos nicaragüenses derrocaron y fue asediada por dos años, tiempo durante el cual los habitantes no solamen– te soportaron grandes penalidades muriendo muchos de hambrey epidemias que brotaron entre éllos, sino sufrie– ron la destl ucción de ca3i todas sus propiedades Duran– te los días del dominio español fue una de las más ricas y prósperas ciudades de Centroamérica y su comercio era enorme las viejas crónicas relatan que casi diariamente caravanQS de mil ochocientas mulas cargadas de mero caderías llegaban desde países circunvecinos y llevaban en cambio mercaderías de Europa

Aquí estaba situado uno de los más grandes mo· nasterios del continente, erigido y ocupado por los frai– : les fwnciscanos, quienes poseían extensas haciendas en la región circunvecina y continuaron adquiriendo grandes riquezas hasta que fueron expulsados y sus bienes con– fiscados en 1829 Todavía está en pie, en buen estadO de conservación

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