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« Previous Page Table of Contents Next Page »río Madeira al Oriente del país de las Amazonas, o biEm en las orillas del río Casiquiare o del Esequibio En un documento del año de 1568 relativo a Diego Fernández de Cerpa, se lee lo siguiente: "La goberna– ción de Cerpa que llaman Nueva Andalucía, y en len– gua de indios Guayana, es desde la isla de Margarita hasta el río Marañón, que hoy 300 leguas al Oriente y otras tantas Norte y Sur y la tierra adentro, e que se incluyen los indios Omaguas y Omegas, con las pro– vincias de "El DOlado" Pero esta provincia famosa co–
I río con la fantasía, a donde la llevaba el deseo de fortuna.
La leyenda de "El DOlado" consistía en la existen– cia de una región fabulosa en donde vivía un misterio– so ley o cacique, quien según las referencias hechas por los indios a los españoles, andaba siempre cubierto de
"010 molido"" y tan menudo como la sal, porque le parece a él que traer cualquier otro atavío es menos hermoso, y que ponerse piezas o ramas de oro, labra– das de mOl tillo o estampadas o de otra manera, es gro– sería y cosa común, y que otros señores o príncipes tos traen cuando quieren; pero pulverizarse de oro es cosa peregrina, inusitada, nueva y más costosa, pues lo que se pone un día por la mañana, se lo quita y lavo en lo noche, y se echa y pierde por tierra, y esto hace todos los días del mundo Y es hábito que andando como on– da en tal forma cubierto o vestido, no le do estorbo o empacho, ni se encubre ni ofende la linda proporción de su persona y disposición natural, de que él mucho se precia, sin ponerse otro vestido ni ropa alguno Yo quen ía más lo escobilla de la cámara de este príncipe que no las grandes fundiciones dé el Perú o que puede haber en alguna parte del mundo"
La verdad era que el Perú fué tan real como Méxi– co y que la imaginación, buscando Moctezumas y Ata– hualpas de ensueño, creó esa ficción magnífica que condujo al perfeccionamiento de las noticias geográficas del Continente Americano.
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El espejismo de la conquista de "El Dorado" fue desde entonces el objetivo primordial al que se dirigían los esfuerzos de los conquistadores, y cada uno quería ser el descubridor de la misteriosa casa del sol. Pedro de Limpias, adalid de la conquista de la hoy tierla de Venezuela y que había militado en las fuerzas expedicionarias de Nicolás de Federman, era uno de los más fuertes fanáticos en la existencia de "El Dorado",
y desde entonces había buscado e;1 misterioso país Pe– ro Fedeman fue desposeído del mando al encargarse de la conquista de Venezuela Bartolomé y Ambrosio Welser, ricos banqueros de Augsburgo y acreedores de Carlos V, y desde entonces la casa de los Belsarez como les decían los españoles, se encargaron de la conquista del país nombrando a Jorge Espira como gobernador, quien, para realizar la conquista del reino incógnito salió de Coro con cuatrocientos hombres y tres años después va/vía con la cuarta parte de su gente y veinticuatro caballos; había luchado contra los indios; contra el ham– bre y la soledad, subió por el río Meta y vacilando entre el llano interminable y la tierra inaccesible, vió agotados los últimos recursos de que podía disponer al extremo que muchos de sus soldados cometieron actos de antro– pofClgia Entretanto Federman, que había quedado en
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Coro, reía viendo que Espira, en su locura de buscar la tierra áurea, tomaba la ruta del Sur.
Oho de los ilusos que salieron en busca de "El Do– rado" fue Ambrosio Alfinger, quien llegó hasta ¡as so– ledades de la península de Goaiira, exploró las orillas del lago de Maracaibo, visitó las fuentes del río Hacha, siguió hacia el Sur por los valles de Upar, que dilatados a lo lejos por fértiles vegas cubiertas de sembrados y
caseríos, parecían anunciarle la tierra del rey misterioso Alfinger cometió toda clase de barbaridades con los na– turales por los países que visitó; pero un día fue atacado
I epentinamente por los indios, y una flecha le atravesó la garganta y murió cuatro días después
Alfinger sin embargo creyó haber entrevisto la tie– rra en las cumbres nevadas de Santa Marta y las fuentes del río César y que orientándose una expedición por este rumbo sin apartarse de las vegas, a su término ha– brían de encontrarse ricos palacios como los de Cuzco y Anáhuac; así lo entendió Nicol6s de Federman, y guia– do por Pedro de Limpias emprendió otra expedición y
en seguida se dirigió al río Meta, después de haber fin– gido en Coro que había abandonado la conquista de "El Dorado", y a IIí tuvo que pasar las mismas penali– dades que Espira; su gente fanatizada por un hombre que parecía inmune al hamble, a la sed, a la fatiga y al desencanto, le siguió sin vacilar Federman era un gigante por su estatura y por su voluntad, tenía el don de la teatralidad de los grandes caudillos, comía el ran– cho de la tropa y bebía hasta que el último de sus soldados lo había hecho; Pedro Limpias iba a la cabeza llevando sob\e sus hombros el peso de una responsabi– lidad agobiodora Federman atravesó la cordillera, se abrían paso entre la espesura a fuerza de hierro, las pe– ñas las removían con instrumentos de zapa; donde no podían hacer uso de las herramientas izaban los caba– llos a manera de sogas para vencer las rocas verticales; caminando por una meseta vieron indios que incendia– ban un pajonal ,con el fin de tomarlos dentro del fuego
y del abismo Pedro de Limpias hizo un contrafuego salvando el pánico de los hombres y evitando que los caballos se lanzaran al abismo; un soldado se despeñó por no luchar contla el fuego; muchos de los indios de carga se quemaron, un enfermo que iba conducido en una hamaca, fue abandonado de los cargadores y allí pereció Tal fue el fracaso de Federman Espira había regresado desbaratado, sin fuerzas, fue desposeído de su cargo, se le acusó de incompetencia y conoció todas las amarguras del fracaso.
Entre tanto el fraile Rodrigo de Bastidas había ve– nido de Santo Domingo con el cargo de Obispo de la provincia de Bogotá, y se nombró capitán y teniente ge– neral de la provincia de Venezuela al alemán Felipe de Hutten, o sea el Felipe de Utre o Dutre de que hablan los cronistas españoles Creíase llamado a corregir los desaciertos geográficos de EspÍla, había sido compañero de éste y representó entre los expedicionarios ese papel de crítica que consiste en sustituir el fracaso real, con una victoria supuesta con dalas de la fantasía Jorge Espira había cometido un error de ruta según su cen– sor
Gonzalo Jiménez de Quezada había salido de San– ta Marta con el designio de buscar 10 tierra de "El Do– rado", por los mismos llanos que había explorado Feder– man, y excitado por el ejemplo se lanzó hacia lo desco– nocido Pero Jiménez de Quezada que buscaba la "Ca– sa del Sol", no hizo otla cosa que seguir el contorno
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