Page 104 - RC_1968_06_N93

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Mi criado había cometido el disparase de emplear uno de los léperos (1) o mendigos del lugar. Men– ciono este incidente por ser la ím'íca picardía de que fui ±esHgo y aún de que oí hablar dUl'al1±e mi esía–

da o mis viajes en Guatemala.

Esos léperos son unos seres de los más viciosos y están lejos de ser muchos; y como son ian conoci– dos. porque se les ve parados en las esquinas de las calles. aún a medio día. con sus grandes sombreros gachos y sus manías andrajosas que les sirven para abl'iga·rse de día y dormir de noche. es vel'dadel.'a.– mente asombroso que el Gobierno no haya :lomado la pl'ecauciór~ de quiiarlos. o de proveer a su manten– ción mediante el trabajo fonado o cualquier airo sislema expurgatorio igualmente eficaz'. Es~o me

hace recorda·r que la primera noche que pasé en GuaJemala fuí a hac'el' una visi:l:a con don Simón. el cual me previno que me cuidase de los malandrines: él tomó su macheie (2) aconsejándome que llevase mis pistolas. Como era natural. acaté su consejo y seguí haciéndolo generalmenie así. En Mé~ico tenía– mos todos nosotros J.a costumbre de no salir nunca a la calle desarmados después de anocheddo.

En el curso de mis viajes encontré que si-ampl'e era pruden:le manifesta·r la fi:rme intenciéll de defen– derse; pero esio había que hacel:1o con aire de indiferencia. como si el acio d-a hacer fuego contra un agl'·e– sor fuese una cosa de cajón. También es pl'udenie mostrar la :facilidad y la precisión con que esto pue–

da hacerse. firando a menudo al blanco en presencia de los criados del país. de los holgazanes y oiros pe· gotes en los lugares de parada. A esta prác:lica puede a:il'ibuirse la suerte que iuve de no verme nunca obligado a iirar de un gatillo en defensa. propia. a pesar de no haber icnido aira cosa para protegerme de un aiaque en muchísimas situaciones difíciles en que me encontré colocado.

][gnoro si el pobre l\fIr. O'Reilley, (3) el cual. como es bien sabido. fue asesinado e11 la cama por su sirviente. tenía la cosiumbre de dormir armado. :Me femo que no tomaba la necesaria precaución de 8se–

gurar su pueria. U1'1 pequeño ce!'rojo o lá apaíi:iencia de la meno!.' probabilidad de ¿esistencia le ha– brían salvado posiblemenie la vida: porque. Como iodos saben. la distancia que hay enYl.'e l¡¡¡ ieniación del crimen y su c01nisión es po!.' desgrada :tan caria. qua il:alándose de personas descuidadas es :raro que no desapal'ezca.

Esioy muy lejos de querel' filoSOLaJ: sobre el acfo execrable a que me refiero. Lo que me propongo es poneí.' a oiros en guardia contra la posibilidad de exponerse él una caiás1rofe :tan espaniosa. Quiero ha'cer 01ra insinuación y es la de que ese heCho 110 debería alegarse con justicia como una prueba del a.Íl'entoso esiado social del pueblo en cuyo seno se perpetró. Menores tentaciones. nacidas de la codicia o del deseo de venganza. han tenido consecuencias igualmenie deplorables en los lugares más civiliza· dos del mundo; pero ya sea que ese horrible aconte cimien10 se originara en motivos particulares o polí– ficos. sus fatales resulfados para la infortunada viciima y sus inconsolables deudos no permiíen atenuarlo ni diferenciarlo. A las partes interesadas no les imporía que la muerte de un hombre se deba al puñal de un asesino. al clima mor1ífero. él una bala de fusil o a la de un cañón de a veinl:icua'tro. Pero mol'h: en se¡:vicio del país. cualquiera que sea la causa. exige algo más que el '50lil:al'io pesar de la familia. De los que han prestado se:i:vicio en el asun10 del "Reconocimienio de las nuevas Hepúblicas de América". ¡cuánl:os han perecido vícihnas del cumplimienfo de su debel'! Das l'elaciones esC'.dias por per– sonas desinteresadas demucsh:all los írabajos y fatigas que :tuvieron que sopol'l:ax- en sólo sus viajes. sin contar los peligros del clima y de la odiosa venganza. (4) Senfil'Ía apalecer bromeando sobre Un asun– io tan serio: pero a menudo Ite pensado que 10 que tienen que hacex- los embajadores en aquellos lEsia'· dos ha abierio una nueva era en la diplomacia: deben desplegax ianto esfuel.'zQ físico como menial: combi· nar la ac:Uvidad de un correo COl'!. ell'eposo de Un estadista: poseer un espírifu amplio y un occipucio sóli· do: un carácier flexible y una epidermis endurecida; una delicada sensibilidad y un estómago capaz de resisHr el vómifo negro.

~AlJl'n'irl!JJlL@ 22

VISITO DE NUEVO AL PRESllDEi'!TE. -- DIFICULTAD DE REGRESAR A INGl.ATERRA. - LAS

!?Rl!NCIPALES F.i\MlILIAS RlICllS. - iMPEDlIME1'llTO PARA LAS RELACllONES CON LA GRAN BRE–

TA1I3'A. - LAS D.AMAS GUATEMALTECAS. - DON JOSE DEL VA.LLE. - EL ARZOBlrSPO. - LOS SENTIlVLlIENTOS DE UN HOMBRE.

Hice oira visita al Pl'esidenie. Me informó con amabilidad de que habia ordenado pasar nofas a las diferentes oficinas para que me diesen. fan prol1io como fuera posible. los datos que yo había solicitado. Mi pa1':licla estaba dispuesta para mediados del siguiente mes. porque deseaba aprovechar uno de los barcos mercantes que debían salir convoyados de Belice para Inglaiena el 19 de agosto.

(1) En español en el texto. (2) En español en el texto.

(3) El Cónsul de su Majestad Británica. N. del A.

(4) De las persónas enviadas oficialmente por el Gobierno a visitar aquellos países, once por lo menos perecieron por efecto del clima o de manera violenta N. del A.

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