Page 106 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Lunes, 4 de julio. _ Visité a Valle para pedirle explicaciones sobre algunos asuntos comerciales y

estadísl:icos tratados en el último informe de la junl:a de comercio en tiempo del Gobierno espa,ñol. Es un documento útil, porque permite ver lo que probablemente será el valor del comercio de la República una vez que ésta se tranquilice y asienfe sobre una base sólida.

Al siguiente día, S, el pobre Beteta, Ministro de Hacienda (ha muerto ya). me entregó el informe sobre el comercio actual, vertido por la comisión nombrada por el Presidente. Ese día me ocupé también en alquilar mulas para mi viaje. El arriero (l) pretendía que le pagase todo el din,ero por adelantado. Convine en tomarle diez mulas a razón de diez y seis pesos cada U11a y 10 hice conforme con un adelanto de cien pesos, porque yo deseaba reservarme una garantía del buen cumplimiento de sus compromisos; pero me equivoqué en esto. Dos días después vino a verme y me dio a entender, con algunos circunlo– quios, que si no le pagaba inmediatamente los sesenta pesos restantes, no me alquilaría las mulas. No me quedaba por supues:l:o más recurso que aceptar y me alegré de saber que la costumbre era adelantar a los arrieros su dinero. No puedo menos de decir que a pesar de tener de este modo la sartén por el mango, rara vez abusan de esl:a ventaja.

Sábado, 9 de julio.-Por el deseo de procurarme un mapa de las delimi:l:aciones de los cinco Esl:ados re– cientemenl:e esl:ablecidos, me fuí a ver a Valle, la persona más llamada a ayudarme en este asunl:o: pero no fue pequeña mi decepción. Cierto es que se había hecho el deslinde por acto legislativo, pero aún no se había levanl:ado un mapa para ilustrarlo. De suerl:e que :l:omamos uno de los Arrowsmil:h (1) que yo llevaba y :l:razamos en él con lápiz las divisiones. (2)

Domingo, lO.-Fui a despedirme del Arzobispo, el cual me dio amablemenl:e una car:l:a circular de re– comendación para obtener la hospil:alidad y buenos oficios de los curas por cuyos pueblos debía pasar. Nunca olvidaré la bondad para conmigo de esl:e prelado excelenl:e. A pesar de haberme vis:l:o casi obli– gado a hospedarlrle en su casa, :l:an calurosa fue su invil:ación, :l:engo el senl:imiento de decir que solamen– :l:e lo ví tres veces duran:l:e mi estada en la capil:al. Al despedirme de él me expresó bondadosamente el de– seo de que mi viaje a 1ngla:l:erra fuese feliz y de que regresara pronl:o a Guatemala.

De allí me fuí al Palacio a despedirme oficialmente del Presiden:l:e. Pude ver que esl:aba ansioso de adivinar cuál era mi impresión general, es decir, si ésl:a era favorable o no al esl:ado en que se encontra– ba la República. El único asun:l:o que podía dar lugar a una duda racional a ese respec:l:o era el que se relacionaba con San Salvador, Estado en que habían surgido algunas dificu1:l:ades acerca del nombramien–

:1:0 de un Obispo. El pueblo de San Salvador, considerando necesaria la creación de un obispado, nombró para desempeñarlo al padre Delgado sin anuencia del Arzobispo. Habiendo rehusado és:l:e sancionar el nombramiento y por 10 tanto consagrarlo, el asun:l:o fue some:l:ido al Cabildo Eclesiástico, el cual informó que la elección era ilegal. Discutido después el asun:l:o en el Congreso, se convino en la necesidad de aguar– dar la resolución de la sede ponl:ificia. Tal era el es:l:ado del asun:l:o cuando salí del país. Yo no le ha– bría al:ribuido ninguna impor:l:ancia si no hubiese visl:o que aquella dificu1:l:ad :l:enía algo preocupando al Presidente, por cuan:l:o se creía que él había apoyado el partido del padre Delgado conira el de los ecle– siás:l:icos en general.

Como quiera que sea, los disturbios que han agi:l:ado posteriormente al país se pueden a:l:ribuir prin– cipalmente a los hechos referidos, y yo los he mencionado en esl:a ocasión, porque al salir de la capi– tal me pareció que eran el único asunto acerca del cual cabía decir que exis:l:iese una diferencia de opi– nión. La desconfianza contra el Presidenl:e y sus é dep:l:os, en:l:re los cuales figuraba la mayoría de las familias más an:l:iguas y respetables, era pública y nO:l:oria: pero como los caudillos del par:l:ido de oposición hablaban :l:anto de liberalismo y de amor a la pa:l:ria y has:l:a aquel enl:onces habían dado :l:an pocas pruebas reales de su hosl:ilidad, no se podía :l:emer con razón que hubiese malos resultados. Además, la alianza que el Gobierno tenía la grata esperanza de celebrar en breve, parecía deber asegurarlo con:l:ra cualquier ata· que peligroso de sus enemigos in:l:ernos, los cuales no se habían a:l:revido aún a declarar abier:l:amen:l:e su hos– tilidad.

El Presidente se tomó la molesl:ia de convence!me de que las diferencias entre los clérigos de San Salvador y el Cabildo Eclesiástico de la capital, no podían traer consecuencias que destruyesen la públi– ca armonía. En ocasión anl:erior se había servido pedirme mi parecer acerca de la conveniencia de enviar un Ministro a la Gran Brel:aña. y ahora parecía estar resuelto a llegar a una resolución definitiva sobre el asunio. Como no era de mi incumbencia entablar negociaciones de tanta importancia, las insinuacio– nes amistosas fueron por lo tanto suprimidas in limine. (3) A Valle le habían ofrecido el cargo, pero lo había rehusado en acatamiento del principio, según me dijo, "de que podía ser más úl:il en su país". Debo hace·rIe la justicia de decir que esta observación fue la respues:l:a que dio a la cita que hice de uno de sus

(1) Barón Arrowsmith, geógrafo inglésé (1750-18 24 que publicó más de cien mapas notables. N. del T. (2) Véase el mapa inserto al principio. N. del A.

(3) En latín en el texto.

58

Page 106 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »