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mado la atención de las autoridades y que ciertamen– te es de gran importancia.

Como remanente auténtico del pensamiento pre· colombino, llegó hasta la Colonia y se prolongó hasta hace más de cincuenta años, la creencia en la CEGUA. Su nombre correcto es Cihuatl, en náhuatl y signifi. ca mujer, pero además tenía el carácter de encanta– miento, que la antigua Circe temida y esquivada por el astuto Ulises.

otro detalle de la magia pI'ecolombina cuya pero vivencia se prolongó durante la colonia fué la CARRE– TA NAHUATL, llamada popularmente Carretanagua. Era una carreta del tipo traído por los españoles, que salía a media noche, ocupada por pasajeros muertos, llevando capuchones blancos y una vela encendida en cada mano.· Cnando la carreta dicha pasaba por una calle, oscura por la falta de alumbrado, los perros au– llaban, las gallinas cacareaban y las personas que creían divisarla sufrían calenturas y resfriados. Aunque lejanamente, toda'Ví.a se recuerda en pue· blos de cultura folk, lo que se llama "nahual" y es el recipiente de barro que contiene elementos materiales de brujería. La palabrita nagual parece implicar la afición de los nahuas a la brujería. En todo caso, se puede oír referencias al nahual, en poblaciones rura· les, más o menos distatitesde las ciudades.

Formal y documentalmente, serían los procesados como hechiceros por la inquisición, e informalmente los practicantes de ritos mágicos, quienes difundieron la magia en nuestro país. Ellos, en el proceso de in– terculturización entre los elementos indígenas e his– pánicos, incorporarían e identificarían los elementos de una y otra cultura,

Como la Inquisición Centi'oamericana tuvo muy pocos procesos de hechicería es difícil citar nombres de magos con nombre prppio durante la colonia, pero ci· tamos el sigUiente proceso que afirma su existencia, tomado del libro Arqueología Criminal Americana de Anastasio Alfaro:

DELITO DE HECHICERIA

"El 28 de septiembre de 1775 se comenzó a tramitar en Cartago una causa por hechicel'ía, la única en su especie que conserva el viejo Archivo; al expediente se le dio la tramitación ordinaria ante el Alcalde de la Santa Hermandad, y con declaraciones y pruebas se llenaron más de cien páginas. Para mejor proveer se consultó al Asesor de Lein de Nicaragua, siguiendo así la costumbre establecida en los casos de difícil so– lución. El informe del Asesor, Licenciado JEll1'ique del Aguila, trata de despreocupar a los vecinos y autorida· des de la provincia de Costa Rica, y contiene relación de hechos que pueden darse a conocer, como cUI'iosi– dad de nuestros antiguos usos y costumbres. Dice así:

LEON y JUNIO 11 DE 177

El Asesor ha visto estos autos que de oficio se han seguido contra María Francisca Portuguesa y Petroni. la Quesada, a quienes se les imputa, a la primera es– tar en ilícita amistad con Matías Quesada, y a las dos el ser brujas o hechiceras: que la primera tenía unos calabazos de polvos; -a la segunda, que habiéndose con· certado con la primera para huirse, estando escondidas cantó un animal, al que le habló, y le dijo a la compa. ñera que este animal le advertía cuando hablaban de ella y le ~visaba que aquella noche venia su hermano por ella, porque a su madre le había avisado que se querían huir y aquella misma noche las prendieron. Ambas dos se imputan tener un muñeco negro con alfileres para lígar a los hombres y que las dos no sa– ben la Doctrina Cristiana".

III

Las prácticas mágicas actuales demuestran su existencia anterior, así como el de que se hacían tras– mitir oralmente de generación en generación, es de– cir, por tradición oral, mezclando elementos hispanos e indígenas.

Ahora bien, estos magos, ¿lo eran J.lor re-velación o consagración? Es muy remota la pOSIbilidad deSa~

bedo, pero tomando en cuenta que hay familias de "curanderos", como se les llama popularmente a quie– nes ejercen la magia, no es difícil deducir que la tra– dición haya sido, uno de los métodos de la formación del mago o hechicero.

Siguiendo la metodología de Jerome Antoine Ro. ny, encontramos que la Ceremonia Mágica de Nicara– gua posee muchos elementos hispánicos, como la hora

y el lugar, aun cuando no llamen mucho la atención. no por eso deja de ser importante. Aunque, por otra parte, parece que con ser ritos ocultos. todos los ritos mágicos en todas partes éoncuerdan en que se debe ser en sitios de cierta apariencia y durante lioras noc– turnas (el aquelarre de Goya en El Prado).

En relación con los materiales mágicos notamos: una gran semejanza entre "el nagual" que es un recio piente de barro donde se guardan elementos materia– les de magia y el "barrilaje de barro" y otros elemen– tos citados por Fernando de Rojas en la Celestina, to– mados de la vida popular española.

Entre los utensilios usados por la magia nicara– güense actual encont,ramos muñecos, máscaras, hue– sos, crines, cohetes, espejos y objetos personales, alfile" res, agujas, raíces y hojas de ciertos árboles y ropas usadas por la persona a la cual se pretende hechizar. Se usa la sangre del pájaro llamado Tinco, combinado con perfume para 'hacerse querer" y algunas oracio· nes que daremos en cierto orden.

Estos elementos pertenecían o pertenecen a la magia simpática en sus dos aspectos: homeopática y contagiosa.

Entre los ritos orales de generación encontramos varias oraciones, como la del Carpintero Copete Rojo, Oración de la Ruda, Suerte al Gato Negro, Oración a Santa Marta Mágica, Oración del Macua. Oración del Arte de Santiago, Sortilegio y la Oración a Santa Ele– na, Oración del Duende Rojo, Oración del Limón, Ora– ción a Santa Marta, Los Siete Evangelios, y Oración a la Sombra de San Pedro.

La magia ceremonial "teúrgica o goética", según evoque a Dios y los ángeles o al demonio, no es clara, puesto que confunde ambos elementos. Por ejemplo, en la Oración a Santiago se dice: "si la bestia Se me ofrece debo llevar el sombrero en la mano, y Santiago en los arrices y el Duende en las sentadas". El duen– de, en este caso, es sinónimo de Demonio, de modo que no se puede catalogar este aspecto ceremonial mático, ni como teúrgica, ni como goética.

La Oración a la Sombra de San Pedro, es otro ca– 'so, pues sabemos que "la sombra" en la magia se con~

sidera como prolongación de la persona y por consi· guiente elementos propicio para la magia de contagio. Quizá resulte curioso, pero es comprensible, que la magia haya penetrado en mayor grado que la reli– gión, tanto que la suplantó en una proporción muy grande, en los estratos sociales inferiores y algo en las superiores. Tomemos en cuenta que la religión como la magia son planteamientos eminentemente sub– jetivos, que tanto el pensamiento español, como el in– dio, lo eran en sus medidas respectivas. Por otra par– te, la religión como sistema organizado de ritos y

creencias, precisa de una educación superior que in– cluye un aIto grado de cultura literaria; en cambio, la magia es una forma "desordenada y afectivas", que no necesite cultura literaria, ni grandes esfuerzos meno tales.

Apuntamos, como producto de este estudio la po_ sibilidad bastante fuerte, de que el pensamiento, gene· ral del nicaragüense, especialmente el mágico, esté sus– tentado por dos conceptos básicos: Es subjetivo. Es idealista.

Lo importante del pensamiento mágico nicara– giiense, es su popularidad y el defecto mental que sig– nifica el pensamiento idealista y subjetivo.

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