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« Previous Page Table of Contents Next Page »cer y Fr. Diego de Tolosa y el Hermano Fuentes, quedándose los otros dos Padres en el navio. Cuando vieron los indios desembarcar sólo tres hombres, se admiraron de verlos sin prevención de armas y tan pocos en número, y así estuviéronse quedos para co– gerlos más adentro. Con todo, viendo que eran es– pañoks, al punto determinaron quitarles la vida, y echándose sobre los Religiosos, que no trataron de defenderse, les cogieron presos. Internáronles algo más, y a la vuelta de un cerrillo les hirieron fuerte– mente con unos maderas, que eran unas fuertes ma– zas que usaban ellos. corno armas, y que llamaban macanas. Dieron con una de éstas un fuerte golpe al P. Fr. Luis Cáncer en la cabeza, el cual ofreciendo a Dios su vida cayó muerto, y poco después de la mis– ma manera sus dos compañeros el p. Fr. Diego y Fr. Fuentes (1).
El P. Fr. Gregorio de Beteta y su compañero esta– ban en el navío con ansias de saber de sus Herma– nos, cuando vieron venir hacia el navío una canoa, y en ella un hombre medio desnudo, remando a todo remar. Conocieron los del navío que era español, y así le recibieron en él. Y pasado aquel primer rato de turbación en que se encontraba, dijo: Yo me llamo Juan Muñoz..y soy natural de Sevilla. En una arma– da, que se P~lÓ en esta costa, escapé con la vida, y
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Dios por su misericordia ha querido conservármela
catorc~ años q~e ha vivo entre estos indios, cuya len– gua se muy bIen, aunque con perjuicio de la caste– llana, porque con el ejercicio de ésta he olvidado gran parte de la propia. Muchas veces han tratado de quitarme la vida, poprque están muy quejosos de los españoles, mas viendo que yo no les hacía mal me han dejado con ella.
Cuando se divisó de lejos, continuó diciendo que venía navío, hubo grande rumor tierra adentro,' y se pusieron a punto de guerra. Yo, por ver sí Dios me daba lugar, como lo he tenido hoy, me he vellido llegando al mar, y quiso su misericordia que· antes que llegase viese el martirio de los tres Padres que salieron de ella ha tres días. Yo estaba escondido, y pude oír la voz del primero que mataron, que dijo muy recio: Adjuva me, Domine, Deus meos; y en dán– dole en la cabeza cayó en tierra, donde le acabaron de matar; y luego a los otros dos. Después les corta– ron la cabeza a todos tres, y las llevaron de presente a su Cacique: de todo lo cual yo procuré enterarme por ellos mismos. (2).
Así terminó, pues, sus días este mártir de la fe católica y apóstol gloriosQ de la Verapaz, Fr. Luis Cáncer,
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HISTORIADORES DOMINICOS EN CENTRO AMERICA. - FRAY ANTONIO DE REMESAL. - FRAY
FRANCISCO XIMENEZ. - OTROS HISTORIADORES DOMINICANOS.
"Los frailes han sido, escribe D. Ramón A. Sala-zar (3) un gran elemen10 civilizador. J?l1os penetra· ron e¡{ la conciencia de los indios, apr~ndier!>n. sus len– guas para poderles infiltrar su doctrma ~rIstlan~; les enseñaron nuevos cultivos, y lo que es mas, les dieron la resignación que necesitaban para sus do~ores con– tra aquellos hombres crueles que l,?s ,exto~s~onaban.
"La civilización europea, contmua diCIendo, .les debe el trabajo pacienzudo de las len~uas de Al"?,énca; y nosotros los que vivimos en este SIglo, tamblen les somos deudores de sus obras de historia, en las cuales podemos desentrañar la de nuestro país al través .de las Crónicas que escribían relatando la de las ProvIn– cias de su Orden".
Haciendo aquí caso omiso de otros historiadores, por otra parte dignos de especial mención, por no ha– cer a nuestro propósito; vamos a concretarnos tan sólo a los que pertenecen a la gloriosa Orden de Santo Do. mingo. . Fr. ANTONIO DE REMESAL. - Entre los hIsto– riadores de Centro América, figura en primera línea el célebre P. Fr. Antonio de Remesal, con su "Historia de la Provincia de Chiapa y Guatemala", que es, según dice el escritor Sr. Bati'es Jauregui (4), "la piedra an– gular de los fastos coloniales de Centro América". Fr. Antonio de Remesal fué natural de la villa de Allariz en Galicia (España), e hijo del Convento de San Esteban de Salamanca, en donde profesó en la Or– den Dominicana el año 1593. Después de hechos sus estudios en aquel tan glorioso Convento, pasó a Amé. rica, llegando a Guatemala, como él mismo lo dice en el Prólogo, el 9 de Octubre del año 1613.
Una de las cosas que más le admiraron desde el principio, fué la religiosidad y el espíritu de observan. ci'a y celo apostólico que animaba a aquellos primeros Padres. J¡¡ptóse a estQ, escribe él en el Prólogo, ve– nir a mis manos, casi al mismo tiempo, un libro que escribió el P. Fr. Tomás de la Torre de los principios de esta Provincia. Todo lo cual le movió a escribir su
tan renombrada "Historia de la Provincia de San Vi– cente de Chiapa y Guatemala"! la que comenzó a me– diados de Abril de 1615 y termInó el 29 de Septiembre de 1617. De modo que en escribirla empleó poco más de dos años.
"Remesál, dice el Sr. Salazar, fué el primero que hizo uso de los archivos del Reino; y tanto en Guate. mala corno en Méjico, que recorrió dos veces, consultó libros, manuscritos, memorias, testamentos, informes
".i otros documentos, conferenciando también con pero sonas conocedoras de la historia de la conquista. "Es de admirar, continúa diciendo el mismo autor, la laboriosidad de Remesal que en tan poco espacio de tiempo haya podido dar cima a una obra que con– tiene 715 páginas llenas de noticias importantes. Re· mesal estaba, pues, dotado de un gran espíritu observa· dor y dI' gran actividad física y mental".
El ilustre escritor guatemalteco, Sr. Jauregui, en el capítulo citado nos da datos interesantísimos del P. Fr. Antonio de Remesal y de su historia, los que va. mos a dar a conocer al lector. "Era, dice, sacerdote notable de la Comunidad de Santo Domingo, orador insigne, e historiógrafo erudito y valiente; pero la en. vidia y los celos del Deán D. Felipe Ruiz del Corral, Comisario de la Inquisición, y hombre de pasiones violentas, atizadas por un sobrino suyo, de malas en– trañas, que odiaba a las Ordenes monástic~s fueron la causa de hartos sufrimientos y desventuras. sufridas por el benemérito religioso historiador.
"Tomó incremento la malevolencia del Comisario contra el fraile, cuando éste fúé nombrado confesor de D. Antonio Peraza Ayala Castilla y Rojas, Conde de la Gomera, y rico Gobernador de la Provincia. Va– lióse el canónigo de cuantos medios sugirióle su avie– so caletre, a fin de que no se publicase la obra histó. rica, escrita por Remesal, en la que creía que saliesen a luz sus procaces procederes y los crímenes de su des– almado sobrino.
"Hizo viaje a España Fr. Antonio, y obtuvo una Cé– dula Real, suscrita en Almada el primero de Julio de
(1) P. Araya, Historia del Convento. de San Esteban de Salamanca, Libro 1, Cap. LIV.
(2) P. Remesal, Libro 111, Cap. XVII. (3) Historia del Desenvolvimiento Intelectual de Gua temala, Cap. XIX. (4) La A. C. ante la 8.i8toria, Cap. XXI.
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