Page 61 - RC_1968_08_N95

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otros cuatro Estados, decía la Asamblea del de Gua– temala, "que no podía el Estado de Guatemala sopor– tal' sobre su extenuada existencia otros dos meses el peso que ha llevado"; "es decir, el de toda la Repú– blica" agrega don José Rodríguez Cerna~ comen.

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tando esa respuesta (18). Y en ella misma, la dic a Asamblea transcribe las cifras con las que trata de probar que 'Guatemala ya ha cubierto, y con exceso, la contribución que se solicita: "271.170 pesos, cinco reales, ha suplido la hacienda de Guatemala para las atenciones de Omoa, Truxillo, Comayagua, León, Cas– tillo del Golfo, Sonsonate, Petén, Tegucigalpa, Gua– lán, Supremo Poder Executivo, Gastos de sus Secre– tarías, Legaciones del Norte y del Sur, Contaduría de Cuentas, Junta de guerra, C'orte territorial, gastos mi– litares ordinarios y extraordinarios, guarnición del Es– tado, regreso de las divisiones de México y San Sal– cador, dietas de los diputados de toda la República, que han sacendido a 18.875 pesos, de que sólo el Estado de Honduras ha llevado la escasa cantidad de 193 pesos,

4 reales, y nada los de Costa Rica y Nicaragua; em– pleándose en la fuerza permanente a excepción de las dos divisiones citadas, que ambas importaron 5.704 pe– sos, y además gastó el Estado en edelificio de la Asamblea Nacional Constituyente, 4.430 pesos y 3 rea– les". Continúa luego la nota en l'eferencia explicando con qué empréstitos, entradas y rentas ha cubierto el Estado esos 271.17-9 pesos, y concluye resumiendo así la exposición: "Todo indica que para que haya Fede– ración es necesario observar el pacto que la estableció y que no pesen las cargas que deben ser comunes a los cinco Estados sobre un solo Estado: que no se cuente para mantener la unión deferal sólo con los productos de Guatemala, porque en tal caso el pacto es ruinoso para Guatemala".

Sin embargo, esa situación se prolongó durante todo el tiempo en que Guatemala fue la sede del Gobierno Nacional. Arce afirma en sus Memorias, que durante toda su administración sólo ese Estado cumplió sus obligaciones federales económicas, llenando con re– gularidad los cupos que le correspondían. Y en 1832,

a solicitud del diputado don Alejandro Marure, la Asamblea de Guatemala se dirigió a los poderes fede– rales, haciéndoles ver que sólo esa sección era la que cubría los gastos nacionales, lo cual era ya insopor– table, y demandando una reforma constitucional ten– diente a concluir con esa anomalía. De veras, la carga se había hecho ya insoportable para Guatemala: según informe del Intendente General de Hacienda don Ma– dano Gálvez, rendido en 1830, el Estado tenía un pre– supuesto con ingresos por 235.500 pesos y egresos por

349.237. A ese déficit se agregaba, según el mismo in– forme, una deuda pública de 566.785 pesos y 1 real. Visto esto, es bien comprensible que ninguno de los otros Estados quisiera darles alojamiento a las supre– mas autoridades, que venían a resultar, dada la desor– ganización nacional, una carga pesadísima. y es bien comprensible también el gran error que consistió en

(18) Don Cleto González Víquez ante la Federación Centroamericana. En Revista de los Archivos Nacionales, año n, Nos. 1 y 2, pág. 55.

no haber dotado desde el primer día a la naClOn de un distrito federal céntrico, con la misma accesibilidad para todos los Estados y sometido a la jurisdicción única del Gobierno Nacional.

En resumen, la impotencia del 'Poder Ejecutivo, la preponderancia del Legislativo, la excesiva autono– mía de los Estados, la falta de fuerzas militares nacionales independientes, la falta de centralización y buena orgamzación de todas las rentas federales y el no haber fijado un distrito federal, fueron errores de la Constitución Federal que aceleraron la desintegra– ción centroamericana. Es de notar aquí, para los que creen que ésta se debió al hecho de haber copiado nuestra Carta Fundamental de la norteamericana, que todos los errores anotados no fueron producto de la copia, sino, precisamente, de no haber 'copiado con fidelidad. "Nuestra Constitución Federal de 1824, es una malísima imitación de la de los Estados Unidos. Lejos de simplificarla para hacerla ada!t~ble a nues– tros pueblos, mucho menos ilustrados e'~;.;~, ,,,"'1 pueblo americano, y careciendo absolutamente 'We la educa– ción política que aquél tenía, la complic~ ron infinita– mente, tomando de ella precisamente lo que era im– practicable para nosotros, y desechando los principios de autoridad, de centralización política y de estabili– dad que encierra la Constitución Americana", dice don Luis Batres conm ucha precisión y certeza (19). En todo caso, repetimos, esos errores puramente formales, sólo obraron en el sentido de apresurar la tragedia, no de producirla. Si ninguno de ellos hubiera existido, la Federación centroamericana únicamente hubiera pro– longado un poco más su tormentosa existencia. Su

disolución final estaba necesariamente condicionad:! por circunstancias más profundas, de orden histól'ico– social, que pueden apreciarse a través de lo que ya llevamos estudiado.

La situación social de Céntro América en 1824, en momentos en que sus dirigentes la constituían políti– camente como federación, bien la podemos resumir así:

1", obedeciendo a varias razones geográficas e his–

tóricas, Centro América se hallaba dividida en cinco fuertes localismos provincialistas; 2", también se ha– llaba dividida en dos faccionse políticas que repre– sentaban, una el espíritu feudal colonial, la otra el liberal, en general, conservadora la primera, y pro– gresista la segunda; 3", existía de parte de los cuatro Estados del Sur un sentimiento de envidia, recelo y

desconfianza hacia Guatemala, producido por la polí– tica que, como Metrópoli, ejerció esta última durante la Colonia; 4", Guatemala, por sus antecedentes histó– ricos, su área territorial, sus grandes recursos natu– rales y su densidad demográfica, constituía el ji;stado más poderoso del istmo; 5", en Guatemala, donde exis– tían poderosas clases latifundistas (civiles y eclesiás– ticas) y burocráticas, ambas de factura colonial, Y

donde no se había logrado fortalecer y diferenciar so– cialmente los grupos representantes de la riqueza

9.-¿POR QUE SE DISOLVIO LA FEDERAClON CENTROAMERICANA?

(19) La Cuestión de Unión Centroamericana, pág. n.

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