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pueblo nicaragüense Entre los primeros "El Tesoro" -uno de los muchos sobre Cristo--, la serie de Tío Coyote y Tfo Conejo -publicada en libro-- y los de

"mentirosos", por ejemplo los que adjudican los gra–

nadinos a Menocal, los masayas a Nachón Gago, los rivenses al maestro Valdez, y los de Pedro Urdemales, son los más importantes y merecen, desde luego, ade–

mós de recogerse, un serio estudio Aquí diremos so–

lamente que cada pueblo, ciudad y región ha tejido, por lo general, su propia cuentística y su propio reper– torio de leyendas populores De ahí las comunes na– rraciones de "aparecidos", las leyendas de la laguna de Apoyo, las de Ometepe y los cuentos regionales no colectados aún, como los de Juan Ventura, los del De– partamento de Chontales y los de la región miskita del Río Coco, por ejemplo "El Conejo y el Tigre" y "El

Mono que se convertía en hombre", recogidos por

Elba Sandoval Valdivia en su libro Costumbres y Fol– klore del Pueblo Miskito (26)

C) ORACIONES POPULARES CRISTIANAS

Y SUPERSTICIOSAS

Bl CUENTOS Y LEYENDAS

Un breve muestrario de oraciones populares cris– tianas y supersticiosas fue presentada en el Número 1 del "Cuaderno del Taller San Lucas", con una intro– ducción de Pablo Antonio Cuadra (27) Veintiún ora· ciones -doce de Jos primeras cuyo pensamiento, emo– ción y súpl ica no se apartan de las normas tradiciona– les de la Iglesia y de sus dogmas, y nueve de las segun– das- sumaban en total.

Las supersticiosas, es claro, se desvían del senti– do cristiano de la plegaria, entre otras causas, porque se invoca al diablo o porque confunden los términos

sagrados o los mezclan con extraños, sacrílegos e irres–

petuosos conceptos Los ruegos de estas generacio–

nes, casi exclusivamente, se reducen a dos conseguir mujer u hombre -como en la "Oración de Santa Elena"/ en la "Oración de Santa Marta" y en la "Ora–

ción del Puro"- y librarse de las enemigos, de la ma– la suerte y de la justicia como en la "Oración del Duende Rojo" ("típica de la devoción rateril"), en la "Mágica Oración del Justo Juez", en la "Oración del Duende" (donde cualquier campista, montador o jine– te del campo ruega al Angel Diego que, por medio de la facultad y del poder que Dios le ha dado, "quede en esta albarda clavado y no haya brinco ni aspavien–

to, ni corcobo/ ni reparo, ni cuesta lucia, ni piedra mo– vido/ ni cosa alguna que me arranque, ni muerte, golpe

o herida que me alcance"), en la "Oración del Anima

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/

en la "Oración de la Piedra Imán" y en la JlOración de la Piedra Ara", Jlenteramente cabalista

y deshilada" Muchas de las oraciones supersticiosas -se lee en la introducción- son derivaciones o de– generaciones incultas de bellas oraciones cristíanas

antiguas Algunas otras reviven -rara vez¡ sin em– bargQ-...., en confusión con las creencias cristianas,

ancestrales supersticiones paganas indígenas Pero la mayoria de ellas corresponden al tipo clásico de la Numerosos cuentos y leyendas trasmitidos de pa- oración supersticiosa popular, común a todos los pue– dres a hijos y de viejos a niños a través de siglos -la bias occidentales desde la más remota Edad Media mayoria de los cuales se han venido reuniendo poco a Otras oraciones recogidas, aparle de Jos publicadas, poco-- dan una medida aproximada de la imaginación tienen los siguientes nombres la "Oración de la Má– popular, desbordada y extremadamente creadora, del gica Divina", la "Poderosa Oración de los Siete Evan-

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tradición oral incontables elementos literarios, hacien– do que nuestro folklore se llenara de elementos cruza– dos, es decir, mezclados con los elementos de la tradición española también en parte oral En ella -en la literatura popular- se observa efectivamente un proceso de expresión mestiza, que fue marcando los rasgos comunes del pueblo y perfilando un estilo colectivo en el que colaboraron indios e hispanos, se entrecruzaron sus dos mundos culturales y se expre– saron y se nombraron la naturaleza y las cosas que ro– deaban, nutrí'an y conformaban la vida de nuestros habitantes Vale decir, a propósito, que en Nicara– gua el mestizaje fue total --al revés de México, Gua– temala, Perú y Bolivia que conservan tradiciones ge– nuinamente indígenas- aún en la literatura popular En ella, pues, germinan las primeras raíces o tra– zos originales que dan savia y fuerza a nuestra litera– tura Obvio resultado de este proceso fueron, por consiguiente, las canciones folklóricas, los cuentos y leyendas, las oraciones populares, los romances tradi– cionales, los bailes y representaciones teatrales -ya

esbozadas anteriormente- y, más tarde, la poesía

popular anónima, los juegos, y adivinanzas infantiles -con sus maravillosos fragmentos poemátícos-- y (os refranes y decires

Al CANCIONES SAGRADAS

Fray Secundino Garda O P publicó en 1945 el primer volumen de un Cancionero Folklórico Nicara–

güense (o mejor dicho Sagrado) donde recogió una abundante cantidad de cantos al Niño Dios --antes y después del nacimiento--, al Señor yola Virgen que

revelaban nuestra simple e ingeniosa riqueza sacro–

musical (25) Algunas de estas canciones, con sus le– tras selladas por la devoción, se encontraban dispersas y diseminadas en innumerables cuadernillos, otras se

conservaban en manuscritos viejos de antiguos " con ..

tadores", y el resto, salvo las fragmentadas y perdi–

das, en las memorias de personas ancianas "De

unos quinientos cantos populares antiguos -escribía

en el prólogo-- que tengo recogido para este Cancio–

nero, si se exceptúan algunos tres o cuatro que tenían

manuscritos algunos músicos, ninguno he visto escrito

Con música, sino que la he obtenido directamente del mismo pueblo, oyéndola de viva voz y escribiéndola con escrupulosa exactitud tal como la cantaron las personas más acreditadas de cada lugar". "Sólo un

misione rOl como es el autor -escribió Ernesto Mejía

Sónchez sobre esta obra_ pudo haber recorrido los

malos caminos nicaragüenses constantemente castiga ..

dos por el sol y la lluvia tropicales y sin perder la pa– ciencia, recoger con la más científica fidelidad los

cantos religiosos con que sus predecesores misioneros evangelizaron al indio, ahora transformados en autén– tica expresión poética y musical del país",

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