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« Previous Page Table of Contents Next Page »gelios" la "Santlsima Mágica del Trano de Nuestra Señor''; "La grande y poderosa Oración del garrobo para trabajar", la "Mági~" Oración de la Santísima
Trinidad", la "Oración del Anima que se va lJ
I
la titUM
lada "Señor Santiago Capitán en Gloria", el, grupo
"Arte de Santiago" -compuesto de varias oraciones
una para salirse de las prisiones, otra paro ser buen jinete, una tercera contra los hechizos e invocaciones
diabólicas, la cuarta para ganar mujeres, etcétera-,
la JlContra-Mágica de la CruzlJ, la l/Oración a la som–
bra de San Pedro", la "Oración del Carpintera Copete
Rojofl, Ja "Oracióñ al Negro", y la IIPoderosa Oración
a la Grande y Fuerte Magia Negra" que tiene una na– ta "Toda el que se considere sin miedo, que rece esta Oración a las doce de la noche del viernes al amane– cer sábado, le será concedido lo que pide Tiene que encender una candela, no por la punta, sino que al re–
vés ll
Entre las oraciones cristianas, casi todas secula–
res, hay' más de uno docena de oraciones del sueño
--como la del Angel de la Guarda y la de San Jorge contra los animales ponzoñosos- aprendidas por el pueblo desde la infancia y una cantidad considerable de villancicos y oraciones al Niño Dios Entre las otras se destacan la de San Bartolomé -que se repite
en las tempestades y rayerío5--, varias l/para protec–
ción de la casa", una "contra la pesteJl, liLa Magnífi–
ca" _la más popular en la que "se ha amado i reme– morado por siglos el vigoraso, libertador y poético can–
to de María ll
-,
las IJCaminotos de San José lJ
,
la
1I0 ración de los Tres Divinos Personas ll
,
l/el 21 de
San Rafael"
f
la IIOración de Santa Lucía", la de USan
Ramón", la del "Señor de Esquipulas" y el "Alabada
a Santa Rita"
DI ROMANCES TRADICIONALES
El romancero tradicional nicaragüense --cuya fuente es, desde luego, el romancero español- fue engendrado cuando el romance tuvo mayor auge y po– pularidad en el pueblo español que vino a América, durante la conquista y la colonia, cantándolo con lo que logró que se trasmitiera de generación en genera– ción hasta llegar, ya adaptados a nuestro carácter que le imprimió su sello particular, a nuestros días
JlLas romances que trajeron los conquistadores -es–
cribe, por eso, Ernesto Mejía Sánchez en su libro Ro– mances y Corridos Nicaragüenses- adquirieron en es– tas tierras nuevo vigor y perennidad por la amorosa y constante labor creativa de nuestros pueblos Estas romances han llegado a ser nuestros, porque significan la vida y la pasión acumuladas del pueblo que los can– ta y POlque han engendrado el corrido que es la base
POI a una épica americana",
En el Güegüense se hace referencia, más de una
vez! a sones
l
corridos, y "cantos parecidos", y más de veinte veces a "velancicos" Squier, Stout, Froebel y
Levy, en el siglo pasado, comprueban la existencia de
l/pregones", "romances", y melodías españolas de
"suave y doliente música" Otra testimonio es el Da– ría refiriéndose a las damas nicaragüenses de los pa– seos campestres, fiestas y reuniones a la arillo de los lagos o en las riberas de los balnearias "Allí cantan y
danzan gallardamente vivos sones del país, o alegres fandangos y músicas de España, que quedaran desde la época de la colonia" A estas se reducen las fuen– tes históricas de nuestros romances tradicionales que conservan, de manera general, la forma musical y lite–
rario de Jos españoles, mexicanos y argentinos, estu–
diados por Menéndez y Pidal, Vicente T Mendoza e Ismael Moya respectivamente Los romances tradi– cionales nicaragüenses, métricamente hablando, están formados de estrofas de cuatro versos octosilábicos y sólo en muy pocas excepciones se ven aumentados los versos y las silabas correspondientes a éstos Cantan regularmente los temas universales del amor y la muerte o refieren milagros y pasajes de las Escrituras, y, a menudo, se encuentran llenos de frases que andan en boca del pueblo, refranes y dichos sentenciosos Mejía Sánchez reunió dieciséis ejemplares de roman–
ces tradicionales y el mismo número de corridos nacio–
nales dividiendo los primeros en paganos, religiosos e infantiles Es necesario decir, antes de citar los más representativos, que se cantan con especialidad en los departamentos de la Costa del Pacífico y de la cuenca de los Grandes Lagos, en la 'región de Chonta–
les y en las Segovias durante las "amanesqueras", fiestas patronales, velorios, serenatas y casamientos,
como en las haciendas, de noche, después de la faena
diaria y también como "arrurrú" para dormir a los ni– ños
Los profanos, con sus variadas versiones, son los
siguientes "Las Señas del Esposa" -o "Versos de la Viuda" que tiene doce versiones dístintas y que oyó cantar Froebel a una joven señora de Tipitapa, afir–
mando que era lo "canción favorita" de Nicaragua-;
"La Esposa Infiel", "La Amiga de Bernal Francés",
"Blanco Flor y Filomena'J
I
"Delgadina'J, "No Me En–
tierren en Sagrado" y "Alfonso Doce" Los religiosos
"La Fe del Ciego
Jl
, "La Virgen se está peinandd', "El
Alabado de Pasión", "Santa Bárbara" y "El Pobre y el
Rico" Y los infantiles' "Mambrú -con cuatro ver– siones diferentes-, "Hilito de Oro" y "San Pedro",
Reafirmamos -y con ello cerramos este perfil– la riqueza expresiva de nuestro pueblo demostrada en las adivinanzas y juegos infantiles -muchas de las
cuales
l
como dijimos, contienen verdaderos fragmen–
tos poemáticos-- que la inventiva de las niños de nuestros barrios, a través de los años, los ha hecho propios Lo mismo que en los refranes y decires, en las expresiones, adagios y proverbios que usan los cam– pesinos de la región que bordea el Gran Lago y sus islas sobre el tiempo y las horas del dio y sus señales, y, finalmente, en las locuciones y aforismos a cuya construcción se emplean nombres de animales
F) REFRANES Y DECIRES
Entre los refranes y decires vale citar las recogi– dos en el número 4 del Cuaderno del Taller San Lucas
(28) -que fueron seleccionados ya por su manifiesta expresión de tipicidad, ya porque fueron claramente autóctonos o variaron, con alguna modalidad propia, un viejo refrán hispano--, las sentencias y modismos usados en La Celestina y al mismo tiempo por el pue-
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