This is a SEO version of RC_1968_11_N98. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Los indios. por eso .mIsmo, fueron parte integran– te de la conquista y colonizaciónw En Centro América. especialmente' en Nicaragua, la vida y la sociedad de la colonia se hizo con ellos. en colaboración con ellos,
y asimilando Dlucho de sus culturas. Pero ninguna de éstas. según dijimos, considelada como unidad y to– mada en conjunto, era aceptable para los conquista– dmes, ni para Jos misioneros La sola pI'esencia de los españoles tenía que producir una transformación radical de la vida indígena. No tanto por el derrumbe de las instituciones aborígenes ocasionado por la vio–
lencia de ia conquista. cuanto llor el contacto y cruce
de conqui$tados y conquista(lores. hecho posible por la paz colonial Tanto los indios como los españoles se encontraban ante nuevos conceptos y realidades Los primelos tenían que adaptarse al sentido hispano-ca– tólico del mundo y de la vida, y acomodarse a nuevas formas de relación humana, como también a nuevas modalidades y técnicas de trabajo Los españoles se veían en la necesidad de trasplantar o readaptar. adop– tar. combinar, Inventar, ensayar. corregir, conforme al método natural que en inglés se conoce como 'ftrial and errorl). De aquella situación se originaron. por ejemplo, las encomiendas, que los conquistadores re– clamaban como perpetuas, o mejor dicho. heleditarias. aspirando a formar señoríos feudales. Pero los reyes se negaron a concederles ese carácter. Se reservaron el derecho de darlas o quitarlas a voluntad y por el tiempo que ellos creyeran conveniente, siempre con la tendencia de que al vacar volvieran a la corona. No se quería perjudicar más de la cuenta a los conquis– tadores, pero evidentemente se l)retendía que de ese modo las encomiendas fueran quedando suprimidas Cuando la reina Isabel autorizó las encomiendas puso especial cuidado en que no se entendieran como COIl–
tralÍas a la libertad de los indios. {(Todo 10 cual – decia refiriéndQse a éstos- lo fagan e cumplan como personas Ubres. como 10 son, e no como siervos" Con– t;nuamem:e se legisló pal a mejorarlas. aligerando los tributós, procurando tasarlos con equidad
J
exigiendo el buen trato de los encomendados por los encomenderos. y el cumplimiento de las demás obligaciones que éstos tenían con aquéllos. empezando por la de imparth les educación cristiana Como las encomiendas eran abu– sivas y se prestaban a continuos abusos, se suprimie– ron por completo cien años antes de la independencia La explotación del hombro POlo el hombre no era mayor entre los hombres de la colonia que entre nos– otros El indio centroamericano -especialmente, al parecer. en Guatemala- siguió siendo explotado. con mayor libertad y con más eficacia. por propietarios y
a~pirantes a prolJietarios todo a 10 largo del siglo XIX
'lasta este tiempo de pretendidas reivindicaciones so– ciales La política de los reyes fue en este asunto más avanzada, y desde luego más sostenida frente a mayores dificultades, que la de los gobiernos republi– canos. Fue indiscutiblemente, una política de inspi– ración C1 isUana, abandonada luego por el concepto liberal individualista de la libertad. Así resulta qne los reyes fueron los únicos gobernantes que realmente ayudaron a los indios a libertarse de sus explotadores. En distintos lugares de Centro América recono-
cieroll la autoridad de I(ls caciqll,cs y la fOl,hd~cieron
con reales cédulas. No destruyelon. sino al contrario, conservaron muchas de las antiguas comunidades in–
dígenas l\1antuvielon la propiedad agrícola comunal o tribal, hadicillnal entre los indios. y fomentalon la familiar. Mandaron que los frailes los Indujeran a vlvu" en ciudades o poblaciones al estilo europeo _ ellos vivían en rancllerías meramente rurales. simples rllas de huertas bastante separadas que, por lo mismo, se extendían, como dice Las Casas varias Uleguas en luengo"- con el objeto de ¡ncOl'porarlos más fácil– mente al sentido europeo de una vida civilizada En esto no se trataba. sin embargo, de una medida com– pulsoria, salvo en algunos casos El tipo indígena de casel'ío respondía a ciertas necesidades de la vida rural en Centro América. Por eso eS' que no sólo no ha desapalccido completamente, sino que ha sido también adaptado en algunas regiones por el pequeño campe– sinado mestizo Pero donde quiera que se fundaron poblaciones indígenas a la española, se establecieron municipalidades o ayuntamientos de indios que nece– sal'Íamente desarrollarían la democracia urbana y el espíritu de libertad personal. que eran trallicionales en las ciudades y pueblos de España. Muchos histo–
1 ¡adores han visto en ello la verdadera levadura de la imlclJendencia.
La pDlítica de los reyes en favor de los indios lle– gó, como se sabe. hasta el extremo de introducir en la legislación todo 10 practicable y aun buena parte de
10 que entonces no era precisamente practicabie en las ideas de Fray Bartolomé de Las Casas y más especial– mente en las doctrinas de los teólogos juristas. Así lIegalon a VClse. ya desde el propio siglo XVI, prohi– bidas o reglamenta~as con espíritu lascasiano. las ex– plmacioucs de conquistadores y las nuevas conquistas. Casi exclusivamente se permitían las entradas pacífi– cas de misioneros en tierras de indios infieles. Fray Bal tolomé de Las Casas había constituído en Centro América un poder formidable Bastaba, a veceS', un sermón suyo para hacel' fracasar una eXlledición, como oculrió co~ una de Diego l\lachuca a descnbrir la salida (lel Atlántico por el Desaguadero del Lago de Nioarugua.
En realidad. el fin de la conquista se debió en buena parte a esa política generosa Antes de termi– nal el siglo XVI la conquista de Centro América esta– ba efectivamente semiparaIizada. Hubo regiones que se quedaron plácticamente sin conquistar, y en conse– cuencia, tampoco fueron incorporadas o no lo fueron suficientemente, a la vida colonial centroatnericana. Esta incOlporaclón no se produjo de manera efectiva miÍs qne donde hubo colonización española y mestizaje En la Costa Atlántica de Nicaragua. por ejemplo. las misiones apenas prosperaban, debido, sobre todo. a que los piratas y los agentes de Inglaterra alzaban a los indios contra los españoles Pero demás está decir que ni los piratas y filibusteros del siglo XVII. ni
los contrabandistas y madereros ingleses del siglo
XVDI, se interesaban en el desenvolvimiento espit i–
tual o cultural de tos Indígenas. En ese orden de cosa5 la Costa Atlántica no conoció, durante la colonia. más influencia extel iOl' permanente que la de la cultura
7
This is a SEO version of RC_1968_11_N98. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »