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alro-brlt¡\nJea de Jamaica y las otras posesiones ingle– sas del Caribe IJas consecuencias originadas de aque– lla situación son bien sabidas, y desgraciadamente las

encontraremos más de una vez a lo largo de la his– toria. Después de la independencia, Cent1'o América

en general, y especialmente Nícal'agua, se vieron con– tinuamente 8menaza(las por las pretensiones de ingla– terra. De no habelse efectuado la Reincorporación de ]a 1\losquitla durante el régimen del General Zelays, Nicaragua estuviera. actualmente, como Guatemala con su problema d.. Bellee

Lo gue no suele comprenderse, sin embargo, es que

todo eso tiene su verdadero origen en la política de los reyes a favol" de los indios Esta política no sólo

puso término a la empresa conquistadora sino que hizo imposible. como veremoS, el desarrollo económico de la colonia en sentido moderno. No foe, está claro

el único factor. pero tal vez el principal, del lla–

mado subdesarrollo de Centro América Fue, por Jo menos. su principal origen colonial Y es que no puede escaparse al hecho de que las considel'aciones económicas y polítlcas no eran independientes de las

religiosas El problema del indio no podía plantearse únicamente en el terreno de la política y la economía,

como hoy se tiende a llaoel'1o. Para los 1 eyes el'a pri_

mordialmente un problema religioso, y por lo ll1'smo, no se atrevían !lo resolverlo sin el consejo de los teó– logos 1...a propagación del clistianismo entre tos in– dios y el establecimiento de condiciones favorables a la vida 01 isUana de los mismos. eran así a los ojos de los reves, Ja principal, si no la única, iustifica– ción racionar del hecho de la conquista. V el verda–

dero fundamento de sus títulos a la dominación ejer–

cJda por ellos en Las Indias, No es, pues.. extraño que la primacía de 10 religioS'l> en la política indiana, determinara m:is de lo que se piensa el desarroJIo de la economía, Teniendo esto presente se p.ntenderá mejor POl" qué la econoJlÚa de la colonia en Nicaragua

n3 supel Ó 'ti an cosa el nivel antel iOl de la indígena. La influencia de ésta fue decisiva en la formación de ::".ftuélla. Il(» equiJiblio de ambas. o mejor dicho, del

~ruce de hlS dos, nació precisamente tIn lluevo tipo (le economía Distinta de la llamada economía co–

lonial, es la que JIamaremos economía de la colonia

F:n ella nut'ca fUe libre la explotación del indio, ni

éste Se )mdo considerar como una mercancía. Por el <'ontrarip el indto siempre estuvo protegido en sus derechos económ~cos y-~ por 10 mismo, nunca dejó de haber una cr.onomía como hecha a su llledida Todo 10 dicho a este respecto es, llesde luego, muy relativo. ya que se trata de enfocar solamente un aspedll particular de una compleia

1 ealidad Ws–

tórica MucItos otros allilJectoS. no menos ve\'daderos, quedan así en la sombra Pero son éstos los que sietn–

.}re se h' ' ', destacado con detrimento del f1ue aquí se enfqca Co.nvlene. pues, restablecer: el equmblio JUD–

to a los suf1'imientos de los indios deben ser anota– dos los esfuenos por aliviarlos. Ellos mismos no fue–

1'0n indifm entes al hecho de que los reyes estuvieran de su pa .. t~ no .sólo contra los comm-jstador~<{ del siglo XVI. sino t"Ulbién contra los ctiol1os y los españoles

Ile la colonia

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La lealtad de los indioS! a laD 811toridadí.9: es pro– verbial y como innata en eUos. pero en las circuns– tancias apuntadas. lo natural es que hayan sido aWl más monárquicos que los criollos y que los propios peninsulales radicados cn Centro Amelica. El hecho fue, al pal ecer, bastante general en los dominios es– pañoles puesto que en todos obedecía a la misma cau–

sa. Exceptuando unos pocos indivüluos de cultura universitaria y pensamiento liberal, los indios, según veremos, DO estuvieron a favor de la independencia, ni sus comunidades parecieron alegrarse de ella Más bien se dieron manifestaciones de lo contrario. No es po~o decidora. por ejemplo, la conocida anécdota de algunos indios colombianos que al recibir el aviso de que "ya no tenían l'eyes" se ecbaban a llora?

Enbc los indios centroamericaons tampoco faltan

testimonios de devoción al rey. Hay uno eSllecialmente significativo por ser de 1808, cuando ya Van a apa– recer los p~imel'os albores de la indellcndencia. Se levantaba una colecta en Guatemala a lin de socorrer a la Junta Suplema de Sevilla en su lucha por ex– pulsar a los franceses y restablecer a Fernando VJl, entonces plisionero de Napoleón en Valenzay. (rois– tinguiéronse entre los donantes -eSel ibe el erudito guatemalteco Ramón A. Salazar- las cOU1un~dades in– dígenas que tenían en caja 549.320 pesos que quisieron entregal lnleglOs, PelO de los qne sólo se les admitió $ 100000"

En Nicaragua hay otro testimonio aún más precio– so, porque es bastante postedor a la independencia

A mediados del siglo XIX, el Encargado de Negocios

de los Estados Unidos a las Repúblicas ,le Centro América. Squier, visitó a la comunÍ('lful indígena d':'

SUbtiava y tuvo la impresión de que todavía recOl– daban con nostalgia los tiempos en que Cran súbditos del rey Por todo lo que sugiel e. no está demás co– piar un pánafo de su visita al mencionado muuicipiQ

indígena: UNos hicieron pasar finaJmente a una pieza interior domle se conservaba el archivo municipal Junto n una de las paredes se veía un gran cofre de madera pesado con macisas ceuadul'as Q.ue había sido

en otra época la caja fuelte o tesolelin Se ensont– bleció la cara de Simón cuando me lo mostraba v

me dijo que aún !lodía aeo! dal se del tiempo en que estaba lIe11a de dUl os o pesos fUel tes, y de que a un solo toque de la campana de rebato podían reu– nirse doscientos hombres de armas en la plaza de Subtiava Pero aquellos días ya habíall pasado, v ahora el municipio apenas le quedaba como nna som– bra de su antigua grandeza En los tiempos del rey había merecído el título de "Jeal v fiel", y en recom– pensa de su fidelidad había recibido una donación de

todas las ticuas qüe se extendían desde Subtiava al

mar, palU l,eseerlas a pel]Jetuidad en beneficio de su's ciudadanos Y Simón lile Dlost1aba las J'eales cartas

firmadas: "Yo._ d Rey", que los mO"l?,l r.as españoles

no habían considClado impropio de 5U rUgllldad diri– gir a los antecesores de este Indio en el gobjerp ~

municipal; y no obstante S1I ardiente l'epubHcanlsmo yo pensé qlle Simón contemplaba Jas c(\!ta:; con alguna nostalgia".

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