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sión de Squi"el de que Costa Rica no era sino un plO– tectOlado de Inglnteu8 (10). La sospecha no era 1119_

zonable Costa Rica había pedido la protección Eritá– nica y Chatfield deseaba concederla (11) Además, Chatfield hablaba como si fuese una política definida Blitánica la de ploteger a Costa Rica contra todo ene– migo. (12) En realidad, sin embro:go, Costa Rica y Gl8n Bletaiía ni siquiera habían entrado en negocia– ciones de tratado la una con la otra al tiempo de la llegada de Squier a Centro América Lord Palmerston y el Gobierno Británico no estaban deseosos de tomar– se la responsabilidad de proteger a la Repúblicc.\ Chat– field fue autorizado solamente a negociar un simple

11 atado de comercio (13)

Costa Rica, en la mente de Squier, ya se habia ven– dido al enemigo, asi que la diplomacia ela innecC'sana Como un preliminar a las negociaciones de un tratado comercial, Squier exigió que Costa Rica declarara si era o no un protectorado de Inglaterra y que definiela con precisl6n sus fronteras al Norte (14) Hizo esta gestión, dijo,

u para que los intrigantes supieran que es–

tábamos informados de sus procedimientos y para rom– per el sistema que ellos estaban promoviendo' (15) Joaquín Calvo, Ministro de Relaciones Exterimes, en una carta enérgica, rehusó contestar las preguntas. No ela propio, Calvo advertía, para un agente diplomáti– co h?-cer tales preguntas sin antes presentar ~us Cl'e– denciales (16)

La cuesti6n flonteriza entre Nicaragua y Costa Ri– ca re~lzaba el problema de las lelaciones Costan icen– ses con Gran Bletilfia y los Estados Unídos Costa Rica pretendía la ribera sur del río San Juan hasta el Lago de Nic81 agua y desde el Lago al Océano PacÍÍlco, si– guiendo la linea del río Flores. El reclamo Nicara–

güense incluía ambas riberas del ;río San Juan, todo el LagO de Nicaragua, y el tenitorio sur entre el fío FIOles y el río Salto de Nicoya. (17) El propuesto canal, de acuerdo al reclamo Nicaragüense, estaría completamen– te dentro del tenitorio de Nicaragua. Pero 'Ji Costa Rica pudiera establecer su pretensión a la ribera sur del San Juan, la compafíia canalera tendría que obte– ner también el consentimiento de Costa Rica Indife– rente a la intrusión Mosquita. Costa Rica buscaba el apoyo de Inglaterra Nicaragua buscaba el d<! los Es– tados Unidos A finales de 1849, Squier y Challicld entraron en la lid, llevándola a nuevos niveles de acri– tud.

Squiel leanudó la controversia con una completa y vigorosa denuncia de la pretensión Costarricense en una carta a Calvo. (18). Los Nicaragüenses estimalOll en alto grado esa exposición de su caso que la impr-imie– Ion en hoja suelta dirigida A LOS CENTROAMERI– CANOS Y la hicieron círcular en las cinco RepübJic;ls (19) El dialÍo oficial de Costa Rica denunció fa con– ducta de Squier como "impropia u y calificó la publ~c"l­

ci6n de la carta como \tna "argucta diplomática" (2) La siguiente maniobra de Squíer, de acuerdo con Chat– field, fue hacer con er el rumor que los barcos de gUé–

118 de los Estados Unidos venían rumbo a Centro A:mé–

lica a rechazal a los Ingleses del puerto de Saa Juan del Norte y a proteger a Nicalagua (21) Habia algo de verdad en éste cargo. LaR 1 umores parecían brotar ah ededol de Squier Él mismo admitió que el dla de

Su llegada a San Juan "la noticia ela cOlliente que seis balcos de guena Americanos venían rumbo a San Juan a ee-har a los Ingleses". (2). El rumor de inminente ayuda Alnericana COl rió de nuevo en Nicaragua I~n el mes de Noviembre, (23), y sin duda llegó a vidos de Chatfield en Diciemble o Enero Aunque Squiel nQ haya deliberadamente echado a correr este 1 umol, es fácil Imaginársele hablando como si la MaIina de los Estados Unidos venia a ayudar a los amenazados Nicala– gUenses Él le había pedido a Clayton apoyo naval y babia negociado un tratado con Nicaragua para la pro tecci6n de la rota canalela El

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por lo tanto, espelaha la ayuda AmelÍcana, y plobablemente asi lo dijo La ingerencia de Squier en la disptua fronteria Costa Rica-Nicaragua no telmin6 can la denuncia (le las pletensiones Costarricenses lDespués de la latifica– ción Nicaragüense al Tratado Squier, éste escribi6 ob a desairada carta a Calvo, en la que informaba al Minis– tro de Relaciones que Nicaragua estaba bajo la plotee– ci6n de los Estados Unidos Su Gobierno, decía, no re–

conoc~ría ninguna pretensión Costarricense a las 1 ibe– ras del rlo San Juan o a las costas del Lago de Nica–

1 agua. (24),

MientIas tanto, Chatfield andaba igualmente acti– vo en defensa de Costa Rica. Su plÍncipal objetivo era el de comprometer aún más a Costa Rica C'1T! la Gran Bretaña por medio de un tratado comercial Ha – bia preparado el ten eno por medio de negociaciones preliminales con Guatemala en 1848, y en Noviemb!."e,

1849, viajó a San José a consumar su plan El 27 de Noviembre

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cuatro días después qe Su llegada, él y el comisionado Costauicense firmaron un tratado de "a_ mistad, comercio y navegación". La Legislatura Cos– talÍcense 10 ratificó. (25) "Es justo inferir", decía Squier, "que por los términos de este tratado, Costa Ri–

ca es colocada bajo la Iplotecci6n t de Inglatena, con el objeto de cometer los mismos desmanes Con respecto a Nicaragua-bajo la excusa. de apoyar los derechos de Costa Rica-de los que es culpable de cometer bajo )a excusa de sostener a su 'antiguo aliado' c!e la Mosqui– tia", (26). Cbatfield también lo consideraba un hatada de plotecci6n: "He considerado una favorable OPOl tu– nidnd hacer uso del Tratado firmado con este Gobierno el 27 pasado y fundar en él un derecho de intel venit·

en favor de Costa Rica conua los subvelsivos desig– nios de Nicaragua" (27) Chatlield advirtió a Nic8Ia– gua que las lelaciones entre Glao Bletaña y Costa Rica estaban uahora puestas sobre una base que no peI'mitua ningún procedimiento de pat te de Nicaragua que pueda aItel al la actual posición de Costa Rica" (28)

Ambas, Costa Rica y Nical agua, tenían seguridades de apoyo por paIte de poderosos aliados Pero las se– guridades descansaban solamente en las decIalaciones de los agentes diplomáticos, no en las calculadas políti~

cas de los gobiernos que los agentes representaban Cos– ta Rica y Nicaragua habían concluido tratados con sus lespectivos aliados, pelO ninguno de los tratados elan

de protección, y ninguno de ellos habia sido latificado y canjeado. La disputa entre Nicaragua y Costa ;Rica, exacerbada por las fanfarromdas de Squier y ehatfield, amenazaba no sólo la paz de Centro Amél ica sino tam– bién la paz entre los Estados Unidos y la Gran El etaña La acritud de la disputa daba urgencia al intento Anglo-

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