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PRE:COl,O'~BIMOS
Todos los cronistas coineiden en señalar. como las
dos únicas especies de animales domesticados que los
indios poseian. al perro mudo
I (caniscaribeaus). y al pavo. No sabemos bien si los tales pavos eran -en Ni–
caragua- los que ahora llamamos pavos de monte.
especie muy bolla y pintoresca. o las chachalacas. O quizá ambos. La escena del recibimiento de Diriangén a Gil González, con las filas de indias cargando pavos domésticos, nos ¡'aviven escenas de pueblitos chontale– ños o de la costa del Pacífico, en que hemos visto indias con "chachalacas" educadas que se refugian. como pa– lomas mansas, en los brazos de las mujelcs
Pero de los famosos perros mudos la e!,';pecie se ha agotado. tanto en México conto en Centro América. Quizás el apetito es el culpable de su extinción. Por– que ya Oviado dice que el perro estofado ~Ta un plaio delicioso. Bernat Día']; de! Castillo también cU@.nta que "tenÍa los indios unos perrillos mudos muy buenos de comer". Otro cronista, Fray Diego de Landa, hablando de los animales de Yucatán dice que "ninguno era do– méstico, salvo los perros, los cuales no saben ladrar ni hacer mal a los hombres, y a la caza, sí, que encara– man codornices y otras aves y siguen mucho u los vo–
nados y algunos son grandes rastreadores. Son peque– ños y comianlos los indios por fiesta. Dicen qUe tenían muy buen sabor".
Leyendo SI Fray Bernardino de Sahagún, a Fran– cisco Hernández. a Gómara,'a Clavijero, se reúne un número confuso de clases de perros: el "chichi u
, el usochiocooyoU", el 't'euitzotl • el "iteuinteptzotli el "'te pe-itzunintli", ole. efe. El nombre genérico era "fzcuin– tli', o como decían los nicaragüenses: '''el escuintU". U–
hos eran grandes, otros pequeños. Unos blancos ,0tI'OS ):lardos, otros negros. Unos de largos hocicos, otros ña.–
tos. Los llamados "xocloH:t.cuh,t 1i " ('Cerro lucio) no te– nía pelo alguno y de noch~ Rhrtgiíbanlos C':on mentas para dormir El "xochiocoyotl" (coyotito) debe haber sido alguna mezcla, como el perro policía, eon el co–
yote salvaje. El "chichi" o "iflacMchi" (en Costa Rica toda.vía, se dice "chichi" para llamar a los perros) era :-edondito y de buena carne.
Pero el que todos conocemos es 01 "Tepe-i:tzcuintli" o como hoy todavía decimos "Tepes:uintIe", nombre in– dio de la "guarda-tinaja" Parece que este perro no pertenecía propia·mente al gremio doméstico, sino que
'/"'or asimilación se le llamaba así, pues en su propio nombre denota su salvajismo: Teec. significa cerro (o
monte) e ' ' 'itzculntli' ', perro o sea perro montaraz.
Lo que es misterioso y verdaderamente interesante
~!; Al sobrenombre de "guard&-tinaja" con que en Ni–
carakuB se le ~onoce. Leyendo a los mismos cronistas nos hemos encontrado que esta especie de perro se a– liñaba y Se enterraba junto a los muertos. En realidad cU&ndo uno abre sepulturas indias. se encuentran con frecuencia, junto a las grandes zapatas de barro que–
contienen al difunto, pequeñas oltitas o tinajas contE' niendo huesesil1os, en gran cantidad. de mapac:h\n y de guarda-tinaja. ¿Sería esta peculiaridad de "guardar en
PABLO ANTONIO CUADRA
Poeta y ~scrit01 Nical aguense tinajas" al animalillo la que movió a los ~3paii.olcs il
sobreponerle el extraño nombre que aun persiste? Los perritos mudos, y entre nosotros, con preferen– cia, la guarda-tinaja, eran el símbolo o la imagen de Xolotl. el dios que tomaba la forma de peno y que con– ducía y guiaba el alma de los muertos al cielo de las tinieblas. a.l ¡'míctlán" (de míe: muerio: y tlán: tierra) de los nahuas. Por esta razón es que abundan la figura del perro adornando las olliias funerarias (cabezas de perro forman en gran porcentaje las paUtas de las va– sijas y ollas de la región del lago) Y respecto n la can– tidad de huesos de guarda-tinaja qUe también se en– cuentran esparcidos en los túmulos funera~los indios. es 'Consecuencia de los inmolaciones y sacrificios del perrito en ofrenda al dios para tornarlo benigno Se– guramente -por los restos que hemos visto- habían verdaderos banquetes fúnebres.
La liturgia del entierro de la gua.rda-tinaja junto al muerto consistía en amarrar un hilo de algodón al cuelJo del perrito muerto, o de su esculiura en barro,
y enterrarlo en su tinaja Creian que ires o cuatro años después de la fecha de la muerte del hombn. el pe–
rrito volvía a la tumba, conocedor ya del camino, para dar auxilio a su amo en la travesía del pavo!'oso río. El difunto, cogido al hilo del cuello del pen'o, se de–
jaba arrasfral" fácilmente por la mágica fuerza del .. ,it–
zuintIi". Y llegaba a la orilla de la inmortlllietad ¡'E's
hermoso est~ mito de la fidelidad impel'ecedera del perro!
Se nos ocurre que una de las razones de 1:8 des<1–
pa-rición de las especies de perros nativos am~lieanf')S
se debe a la terrible aparición de los perros ell!'opeo~:
mastines, dogos, ete.. fieros animales que no dehen M–
ber congeniado con los primos mudos de Am ~rica. Y
entre los pletitos de penos y el apetito mestizo a~-':J¡"'~
ron con ellos.
Para do.t' una idea de esos plimeros contactos, tan significativos. de hombres y anjmales de dos mundos, recordamos aquella anécdota de Cristóbal de OHd cuan do la conqui!;1'a de Michoacán. Henulta que algl'nos es– pañoles, yendo a comerciar por aquellos lados de Mé–
xico, qUl~i0ron dejar buena imp':esión ~n el cflI=ique Tzintzuntzan y le obsequiaron d!lO'''.: cerdos v 11a perro
}.Ie dijeron que los cerdos eran para engordarse y co–
merse. Y que el perro sería para guardar a su mujer. (A lo mejor había Ironía en la frase> El C~dCT'le m~ró
aquellos raros monstruos y apenas partieron los esna-: ñoIes mandó llamar a los suyos V les p-reguntó: ¿Qué cosa son éstos? Y un hechicero, di.jo: R'ltones 'lrandes
parecen. y el cacique se espantó d~ aquello y los man–
dó a mnfar porque traían mal agüero, y acabarían con todo, roedor"s tan monstruosos Pagando lU¡;tos nnt:'
pecadores el perro fué también arrastrado por los cha.– rriales hasta matado.
y P.S que un perro extraño, cayendo ñ.onde lo ra.– ). o era considerado 'como cosa mágica, debía morir al punto de exterminar Su agüero y parp, libra.se de su
~oder.
s
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