Page 76 - RC_1968_12_N99

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carol} , a dos de las mtijeres; ella misma durnlió sobre un petate en el suelo"con' la otra. Mr. C. se acostó en su hamaca, yo en mi cama de IDfiíz, y don Miguel y el muchacho bajo un cobertizo en el lado de afuera. Pasé dos o tres' días más haciendo 'los desmon– tes y preparativos, y luego Mr. Catherwood tuvo ocu– pación por 10 mehos para uJi mes. Cuando cambia-– mas de' ruta para visitar estas ruinas" no esper:ába– mos encontrar ocupación p;,lra más de dos ó tres días, Yo no me considerabaep. libertad de quedarme pül'

más tiempo. Emprendí una deses~efada ca;_cerfa tras un gobierno;. y tHmqroso que entre' estas ruinas pu–

diesen naufragar mis' de~tinos políticos, y acarrear re– proches para mis compañero's de partido, ,col1sideré más seguro el marchar: 'en Su persecución., ,Se.convocó un consejo aJ pie d~ un ídolo, 'al q~e ambm~~ Mr. C. y yo, estuvimos presentes. Este se reari'lldó en la cho– za de don Miguel. El asunto fué discutido en todos sus aspectos. Toda la. agitación .en la aldea habia te~­

minado; estábamos. solos y, tranquilos; Mr. C. tenm bajo su dominio a Bruno, y ,Francisco, a don Mi,guel~

su mujer y Bartola. Teníamos muy pocas ganas de separarnos, pero se convino; por unan~mid~d, en que

yo seguiría para Guatemala, y Mr. Catherwood se qUA–

daría para terminar sus dibv.jos. :lYfr. ,C~thenvood se

quedó, y, después de muchas privaciones y dificulta– des se vio obligado a: retirar.se a c¿¡,usa ,de;;- enferme– dad. Regresó por segunda vez; y los terminó, y. yq

doy el resultado de todos ellos.

A corta distancia del t.empl,o" entre, tnural.las te-:–

rtaplenadas¡ probablemente en, otra época (jon,;ctada.s con el principal, edificio, se encuentra~ Jos "ldolos"

que dan el carácter distintivo a las rU,mas ?-e C01?án;

y si el lector, quiere nlirar el mapa, y segl,ur la hnea que dice "pathway to dOIl Miguel's hOll,se", (vereda para Id casa de don Miguel) hacia el fillal y.a la de– recha verá ele ,sitio donde se baIlan. Inmedmtl;>s co– mo están la selva era, tan densa que no podía ver~e

uno desd~ el otro. Con objeto de ,establecer su yux~a­

posición; cortamos vistas; entre los árboles. y \omamos

los ángulos y- .. las distapcia.s; y los. presento en el ~r­

den "en que' se encuentran. El pr~mero está a la lZ-:,

quierda de la senda, en el punto ,15, Este monume~~o

está caído y con ~a cara destruida. Es d~ doce pies de altma, tres pies y tres pulgada$, en un .lado, y.cua– tro pies ell e1;otro.. El altar esta hUlldiclo ..entle la tierra, y no damos dibujo de !lingUQo, de ellt?~.

A. una distancia de dOSCIentos pies se yergue el

marcado del grabado N9 lo Ti~ne once, pie!? y ocho pulgádas de alto, tres' pies Y. :cuftro . pu~gadas en cada lado, y queda con, su frente haCIa el orIente sobre un

pedestal de seis pies en cuadro, todo d~scansan~o ~o­

bre' un cimiento de pie4ra circul~.r de ~lez y selS p~es

de' diámetro. ,F'rente,a él, a.la dIstanCia de ocho pies y diez pulgadas, hay un altar, e:n parte seI?ultad,?, tres pies y tres pulgadas arriba, d~l s~elc;, d~ j~!ete,~les et; cuadro, y situado diagonalmente haCIa ~I rdoIo. Esta

en ,alto relieve, vigorosamente e,sculpldo, y en buen estado de :preservación.

Los 'dos grabados de la figura NQ 12. representan una vista del frente y de la espalda~ El frente, por 1<:\

ausencia ele barba y por' el traje, supusimos q\.1.e es la imagen <,le una mujer" y el semblante-. p:r:esenta, rasgos de individualidad, gu~ando ~ la SupOSIClOn d~ que es

un retrato. . .. , La espalda es un sujeto cllierel1te., La cabeza esta en el centro ,con ornamentos complicados sobre ella, la. faz quebrad~, los bordes graciosamente dispuestos y al

pie. con tabletas de jeroglíficos. El altar está represen· tado hacia un lado y consta de cuatro grandes cabezas extrañamente agrUPadas y entte)az'acias, de manera que

no es fácil compiimder. N o pudo ser presentado en su propio lugar sin -ocultar la parte baja del "id~üo". Al dibujar el frente, Mr. CatherVfood ~iempre estuvo en– tre el alt~r y el "ídolo". , un paco detrás de éste se halla el monumento mar-

cado T. Es uno de 103 más bellos de Copán y en arti– ficio es igual a las más hermosa!;; escultur~s .. egipcias. En verdad, sería imposible, con los mejores. instrumell– tos de los. tiempos modernos, cincelar las. piedras con

más perfec'ción. Está situado al pie de tina muralla de gradas, con solo' la cabeza y parte delpecho salidos so~

bre la tierra. El resto está sepultado, y probablemen– te es taIi perfecto como la parte que es ahora visible. Cuando lo descubrimos primero, estaba enterrado hasta

los ojos.. Atraídos por-lá. bel,leza de-

la escultura, y por

su solemne y melancólica actitud, -comenzamos la ex– cavación. Como el terreno era plano hasta el punto indicado, se hizo la excavación aflojando la tierra con el machete, y sacándola con las mano13. A medida que adelantábamos, se formó una muralla de tierra en de– rredor y aumentó' nuestro trabajo: Los indios usaban

sus machetes. tan sin cuidado, _que, temerosos de dej ar– Ios trabajar junto a la piedra los limpiábamos con nues– tras propias manos. Era imposible, sin embargo, 'con–

ti~ua'r; la tierra estaba cOl11pletamente: entretejida por las -raíces que entrelazaban y ligaban el monumento. Requería que. 'se sacara por completo la tierra en un circuito de diez o doce pies, y sin ningunas herramien~

tas apropiadas, y temerosos de dañar la escultura, pre– ferimos dejarla, para ser exravada por nosotros mismos en alguna! época futura o por algún viajero del porve–

nir. Quienqujera que sea., yo casi le envidio la satis– facción de hacerlo; El diseño de los árboles que crecen alrededor aparece en el grabado NQ 13.

Rmnbo al sur, a una distancia de cincuenta pies, :se halla una mole de escultura caída, con un. altar, mar.., cado R en el mapa del grabado NQ 1; Y a noventa pies 'de distancia se encuentra la estatua marcada Q,

erguida con su frente hacia, el este, de doce pies de altura y tres pies en cuadro, sobre un pedestal oblongo de siete pies de frente y seis pies con dos pulgadas

ti los Jados. Ante él, a una distancia de ocho pies y

tres pulgadas, está un altar de cinco pies y ocho pul– gadas de largo, treS pies y ocho pulgadas de ancho, y

cuatro pies de altura. ' La cara de este "ídolo"; es decididamente la de un hombre. .La barba es de un curioso estilo, y unida a

los' bigotes y cabellos. Las orejas son .grandes, aunque no parecidas al natural; la expresión sublime, la boca entreabierta, y los globos de los ojps parecen saltando de las cuencas; el propósito del eSGultor, en aparienda debe haber sido el infundir terror. Los pies están ador– nados con sandalias" probal}lemente de la piel_ de algu~

nos animales silvestres;. al estilo de aquel tiempo. , La espalda de este. monumento contrasta .de ma– nera notable con el horrible retrato del frente. 'No tie_ ne nada grotesco o, perteneciente a la ruda fantasía de los indios, sino que es digna de atención poi" su ex– tramad(;i gracia y su belleza. En nuestros diarios paseos,

a menudo nos deteníamos a, cont~mplarla, y mientras más la mirába~os, mayor era el interés que despertaba ante nosotros. Otros parecian destinados a inspirar terr'or, y, con su altares .por delante, algunas veces su– gerían 131 idea de iUn ciego, fanático Y. supersticioso pue– blo, y de sacrificios de _ v¡~timas humanas. Este siem– pre dejaba una grata impresióllj y ahí existía un inte– rés mayor, pues nosotros considerábamos que en-las ta– bletas de sus medallones el. pueblo que la erigió habría publicado sus memorias, p.or' medio de las cuales nos_ otros podríamos algún día conferenciar cOn una raza. desaparecida, y descubrir el. mist~rio que se clerne' so– bre la ciudad. Ambas figuras están dibujadas en el grabado N9 14.

A una distancia. de ciento cuarenta y dos pies en dirección sudeste se halla el ídolo marcado P. Se le– vanta al pie de una muralla que se eleva en gradería a

la altura de treinta o cuarenta pies; originalmente mu~

cho más elevada, pero el resto caído y arruinado. Su casa mira al norte; su altura once pies y nueve pulga– das) el ancho de sus lados. de tres pies, y el pedestal de siete pies en cuadro. Frente a él, a una distanci, de doce pies, se halla un enorme altar. Este es de bue-

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