Page 77 - RC_1968_12_N99

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na ejecución, -y ha estado pintado de rojo, aunque ape– nas queda algún vestigio de la pintura, y la superficie está gastada por el tiempo. Los dos grabados, el N9 15

Y el N9 16 representan la parte de adelante y la de atrás El primero parece representar el retrato de un rey o el

de héroe, quizás exaltado a di~inidad ..Se. 'ples~me

que es un retrato, por ciertas senales de mdlviduahdad en las facciones también observables en la mayor parte de los oho's y su sexo está determinado por la barba, como en IC:s lllOllumentos egiPcios, aunque éste tiene bigotes, 10 que no se enc~en.tra en los retratos de Egipto. . ..

La espalda de e;ste ídolo, tambien, plesenta un

sunto entelamente distinto, consistente en tabletas, cada una conteniendo dos figuras extrañamente agru– padas, mal formadas, en ciertos casos con repugnan– tes cabezas mientras que en otros se conserva el as– pecto natm:al. Los ornamentos, diademas "7 vesh~arios

son interesantes, pero qué. es lo .que ~stan: hac~endo

o sufriendo estos pel'sonaJes es lmpos~ble avel:lguar.

Es~a estatua ha sufrido tanto por ]a acc~6n del hem~o

y de los cambios atmosféricos, que no Siempre ela ia–

cil decifrar los caracteres, con.tando en t,?do caso con .muy mala luz que llegaba por las irregulales aberturas de entre las ramas de los árboles.

La piedra de que están hechos todo~ estos altares y

las estatuas es de una suaVe roca aremsca de las can– teHIS ya referidas. En dichas canter~s ?bs~rvamos

muchos bloques con d·uros pedernales distnbmdos .~n~

tre ellos, que habían sido desechados por los trabaJa– dores después de cantearlos. La espalda de este mo– numento contenia dos. Entre la segunda y tercera ta~

bleta el pedernal ha sido ~r~·anca~o Y la escultura esta confusa· el otro en la penultlma fIla desde la base, per– manece 'intacto. Una inferencia de esto es, que el es– cultor calecía de herramientas para poder l~brar tan duras piedras, y, en consecuencia, que el, hierro era desconocido. Nosotros, pór supuesto, habla~110S enca– minado nuestras pesquisas y preguntas. parbcul~rmen_

te a este punto pero no encontramos nmguna pIeza de hierro o de otr~ metal, ni pudim~s

011' de ~lguno q~e

jamás se hubiesen encontJ.'ado alll. Don MIguel terna una colección de chayes o pedernales, tallados en for~

ma de puntas de flecha, que él pensaba, y don Miguel no era tonto, que eran los instrumentos el!1pleados ~r~l

suficientemente fuertes para rayar la piedra. QUlzas para los hombres acostumbra~os a usarlos, todos .es– tos hondos ornamentos en relIeve pueden haber Sido ejecutados, pero los propios chayes parecían labrados con metal.

El grabado NQ 15 representa el. altar como. se halla situado ante el monumento antenor. Es de siete pies en cuadro y cuatro pies de altura, ricamente es– culpido en todos sus lados. El, frente ~'eprese?ta una calavera. La parte superior e~ta esculpIda y tIene I:a– nuras, 1al vez para que escurncr~ la sangre ,d~ .las VIC– timas humanas o animales, ofreCIdas en sacnficlo. Los árbol~s en el grabado dan una idea de la selva en que se encuentran sepultados estos monumentos.

A la distancia· de ciento veinte pies al norte se encuentra el monumento marcado O. dibujado en el grabado N9 16 ya señalado, el que, desgracia.damente, está caído y quebrado. En escultura es 10 IDl.SJ'!lO que el bello monumento medio enterrado que se cito ante– "riormente, y, lo repito, en su. ej.ecución igual a ,la~

Inejores leliquias del arte eglpc~o. La pa.r_te calda estaba completamente ligada a la tIerra por Villas yen. l'edaderas. y antes que pudiese ser ~ibujada fue nece– 89rio desenlazarlas, y anancar las fibras de entre las hendedm'as. La pintura eS muy ~erfecta, y ha preser– vado a la piedra lo que hace mas lamentable el que se encuentre rotá El altar está enterrado, con la su– perficie escasamente visible, el cual, al excavarlo, ave–

1 iguamos que representa el 10Ino de una tortuga El grabado NQ 17 muestra la frente, la espalda y uno de los costados del monumento N, distante veinte pies del antedor. Es de doce pies de altura, cuatro pies

en.un lado, tres pies y cuatro pulgadas en el otro, y esta colocado sobJ;e un pedestal de siete pies en cua– dro, con el frente hacia el oeste. Allí no se ve altar' probablemente ,está roto y sepultado. La vista dei (rente semeja un retrato, probablemente de algún 1 ey o héroe deüicado. Los dos ornamentos de la punta se parecen a la trompa de Wl elefante, animal desconoci~

do en aquel país. La cabeZ'"cl de cocodrilo está a siete pies de allí, perlo parece que no tiene relación con él. Esta tiene cuatro pies fuera de la tierra, y se muestra en el grabado como uno de los mucho.s fragmentos ha.. lIados entre las ruinas.

La espalda representa un objeto muy distinto del

de adelante. En la punt;;\ se. encuentra una figura sen– tada con las piernas cruzadas, casi escondida bajo un enorme tocado; y tres de los .compartimientos contie– J)en tabletas de jeroglíficos.

Para no multiplicar los grabados, he omitido las vistas de lo:;; costados, pues ellas son, en general, me– nos interesantes. Este es particularmente bello. Las tableta sde jeroglíficos se distuJguen muy bien.

A la distancia de veintiocho pies en la misma direc– ción se halla la estatua marcada' M, la cual está caída,

y yace sobre su espalda, ~on' un' árbol que la atraviesa por casi todo_ el largo, dejando visible solamente el con– torno, los pies,." y las satidali~s, ambas cosas muy escul~

pidas. El grabado N9 18 es Una representación de

ella.

Al frente se encuentra. un altar circular con dos ra. nuras encima, de tres pies de altura, y cinco pies con seis pulgadas de diámetro, del cual se da aquí un di~

bujo en el grabado N9 19.

Los tres grabados de la figura NQ 20 que siguen son vistas del frente, de la espalda y de un costado del monumento marcado L. distantes setenta y dos pies al norte del anterior, 1con el frente hacia el oeste, de doce pies de altura, tres pies de frente, dos pies y

ocho pulgadas de costado, y" el pedestal de seis pies en cuadro, Frente a él, a una distancia de once pies, hay un altar muy desfigmado, y sepultado en la tierr~.

La VIsta del fI·ente es nn retrato. La espalda esta enteramente llena de jeroglíficos, y cada tableta tiene dos jeroglíficos enteramente unidos, arreglo que des– pués observamos ocasion~lmente «;n Pal~llque. ~l cos– tado presenta una sola hIlera de Jerogllficos, umdos .de la misma manera. Las tabletas probablemente contie– nen la historia del rey o héroe delineado, y los hechos o circunstancias particulares que constituyen su gran-deza. , Ahora yo he explicado los grabados de los mas in– teresantes monumentos de Copán, y repito. ellos son exactas y fieles representaciones. Intencionalmente me he abst.enido de todo comentario. Si el lector puede deducir de ellos aunque sea una pequeña parte del in..

terés que nosotros tu:vimos, quedará repaga,d~ de todo 10 que pueda hallar Slll provecho en estas pagmas. Del efecto moral de los propios monumentos, estan– do como están en el corazón de una selva tropical, si– lenciosos y solemnes, raros en diseño, de escultura ex.:. celente ricos en ornamentos, diferentes de las obras de cuaiquier otro pueblo, de sus usos y pro:pósitos, c?n toda su hi5t011a tan enteramente desconocida, con Je– 10glíficos que lo explican todo, pero perfectamente inin– teligibles yo no pretenderé expresar ninguna idea. A menudo 'la imaginaci6n se acongojaba &1 contemplar– los El tono que se esparce por las ruinas es el de una profunda solemnidad. Un.a. mente i~a~inativa podría ser illficionada con superstiCIOSOS sentImIentos. A fuer_ za de llamarlos constantemente con ese nombre en nuestras relaciones con los indios, nosotros reputamos a estos solemnes monumentos como <{ídolos" -leyes y héroes divinizados- objetos de adoración y de culto ceremonial. No hallamos ya sea en los monumentos o en los fragmentos esculpidos ningún dibujo de sacri– ficios humanos, o, en verdad, de ninguna otra clase de inmolaciones, pero no había duda que la gran piedra

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