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y los conocimientos del padre no estaban confin~­

dos a su iI.mcdiéLta vE'cindad Su plimer curato había sido en Cob¿n, en la provincia de Vela Paz, y nos re..

filió que a cuatro leguas de aquc1lugar existia oba an· tigua ciudad tan grande como Santa Cruz del Quiché, dcsi12rta y deso!~da, y casi tan pelfecta como cuando fue ('.vacuadrl por sus habitantes El había vagado por sus silenciosas c:!.lles y sobre' sus gigantescos edliicios,

y su palacio se cncontlaba tan completo como el del Quiché cuando lo vio por vez plimera Se encuentra és– ta a doscientés millas de Guatemala, y en un distrito del país no dístm bade por la guerra; sin embargo, con todas nuestras indagaciones, no habíamos oído nada con l.eSp0cto a ella y ah0l3, la infounaci6n realmente nos afligía La ida 2. ese lugar ailadiría ochocientll;s millas a nuestto viaj~~ Nuestros planes ya estaban fl– iados y l1uesh o tiempo limitado; y en aquel país sal– vaje y en :m incicI ta condición, teníamos sU'p~lsticiq~os

temores que nos selÍa fatal ellegresar MI ~mpreslOn,

sirl embalgO de la E::xistencia de tal ciudad, es de lo

más vigorcs~ AQrigo la ,más 8ldiente esperanza que algún- futúl'o viajclo la visitmá El no oirá hablar de

ella ni aún. en t1uatnmala, y _quizá se le diga que no

existe A - p~$al' de (¡SO, no le impidan que lB: busque;

y si la encuentra, axperimenta,rá sensaciones que rala vez caen e-n- r;uel te a un hombre afo¡;tunado

Pela ellJ;.:dl€' noe¡ dijo más: algo que a~mentó nues~

ha excitación al más alto glado Haci;¡ el abo lado de la gl-an fila t1'an~welsal de cOldiUelas se extiende la co– marca de Vera Paz, en un tiempo J]aInacta Tieua de Guell a pOl el belico~o calácter de sus habitantes abo_ rígenes Tre~ veces los esp!1ñoles fuelon rechazad.os ~n

sus tentativas oora conqmstada Las Casas, vICarIO del convento de-la O1.den de los dominicos en la dudad de áuatemala lamentando la efusión de sangre causa– da pOl lo que' llamaban la conversión de los indios ~l

clistianismo, escribi6 un hatada para probar que la DI– vina Providencia hahía instituido la predicación del Evangelio como el único medio de convC:lsi6n a la fe Clisttana, que la guel'~a no podría ser hech~. con justi– cia conba aquf'Hos ,que nunca habían cometIdo nmgu– na agresión contla los clistianos; )' que hostigar y des. truir a los indio~ era estorbar el cumplimiento d~ este deseado objeto PI edicó esta doctrina desde el púlpi<;" to y la lefOlzó En asambleas privadas. Mofáronse de

él, lo lidiculiz310n y desdeñosamente le aconsejaban que pusiera f'n rráctica su teoría Sin tUl balse por es. ta burla, aceptó la propuesta, escogiendo como campo de sus operaciones la inconquistable comarca denomi– nada Tierra de Guelfa, e hizo un arreglo pal a que a ningün espaf'ol Je fuera permitido residir en aquel te– HitolÍo clm ante cinco. años Una ve~ convenido ésto, los dominicos comDu~ierori algunos himnos en lengua Quiché, descr~hj(ndo la creación del mundo, la caída

de· Adán, la redención de la humanidad y los princi– pales miste¡ tes qe la vida, pasión y muerte de Nues– tro Salvador Estos himnos fueron ap~'endldos pOI al_ gurlOs indios qtm traficaban con los quichés, y un ca– c'que Pl

incip~l de In región, más tarde llamado Don

JUan. habie-nc1o oídolos cantar, pidió a quienes los re_

petlan que le explical ail detalladamente el significado

d~ esa3 tan nUf'vas para él. ,Los indios se excusaron diciendo que eUros solsmente podrian ser aclarados por los padres que

')1'> las habían enseñado El cacique en– vió a uno de QUS hermanos con muchos presentes, para rogarles que ,Uet!aran y que le hicieran conocer lo que contentan los cantos de los indios comerciantes Un solo fraile dominico regresó con el embaiador, y el ca– cÍqUF.:. habienrio ("omprendido IQs mister 10s de la nueva fe, quemó sns !dolos y predicó el cristianismo a sus propios vasallos Las Casas y otro compafiero se fue_ ]on en seguida, y, como los ap6stoles de la antigüedad, sin alforja ni bárulo. nevaron a cabo lo que no pudie– ron ¡as armas e!'ipaf'íolas, convirtiendo a la fe cristia. na hna parte de la Tierra de Guerra El resto de esta

1 egión nUfOca fQC conquistado, v por estos días la sec–

ci6n nordeste 11mltMa por la fila de cordilleras y el

E3tado de CWapas) está ocupada por Candones Oacan_ dones) o indios rin bautismo, que viven Como sus an– tepasados, sin lcndir vasallaje a los españoles; y el go–

bIerno de Centro América no pretende ejelcer autOlL dad alguna sobre elos Pero el asunto que nos exci– t6 fue la aserción del padre que, a cuatl o días de ca_ mino para México, del otro lado de la gran sierl ai exis– tia una cbd~d habitada) grande y populosa, ocupada por mdios, preci!o':am€:nte en la misma condición .en que

se hallaban antes del descubrImiento de -América. El

había tenido noticias de ella muchos años antes en el

pueblo de ehajul; y le fue dicho por los aldeanos que

d~sde la -m:1s alta cima de la sierra, esta ciudad podía distlngul1'se cla

1 ~mei1te

I

En aquella época él el a jo~

ven, y con mucho trabajo trepó hasta la desnuda cum~

bl e de ja ..:iiel'ra, desGe la cual, a una elevación de diez o do~e mil pies, examinó una inmensa planicie que se extiende hasta Yucatán y el Golfo de México, y vio a una gran distancia una gran; ciudad tendida SObl e un

v'~sto espado. y con torrecillas blancas que relucian al sol La ¡elación tradicional de los indios de _Chajul es: que niugím hombre blanco ha, llegado jamás a esta ciudad; que los habitantes hablan la lengua maya. que saben que una ü za de extl anjer.os ha conquistado, todo el país alrededor y qu.e matan a cualquiel hombre bla,n–

ca que fI:1i.ente penetrar a su' territorio Que no tie_ nen moneda ti airo medio circulante; no tienen caba– lles, ganado, mulas ni otros animales; domésticos ex_ cepto aves, y que a Jos' gallos] los guardan cn sótanos para evitar que su canto sea oído; - ._ Habla una extraña novedad -algo que hería la

imaginación~ en cada paso,de'nuestro viaje por aquel país el vicjo padre, en el profundo silencio de su semi– obscmo convento, con su larga levita. negra como Ul1a toga, y su relampagueante mirada, evocaba la imag~n

dl';! los atrevi.1os y resueltos sacerdotes que acompaña_ ron a los ej¡;'rcitos; de los conquistadores; Y mientras ex– tendin un mnpa sobre la mesa, y sefialaba en la sierra el lugar a dcr_de habla subido,!y la posición de 1a mis– teriosa ciudRd¡ el interés que despertó en. nosob os fue de lo más vivo que jamás he experimentado Una mi~

rada a aquelJa ciudad valdría diez años' de una; vida cotidiana Si él está en lo ciel to, queda un lugat donde los indios Jl una eiudéld indigena, existen como Cortés v

Alvarado los eneontraron; hay hombres vivos que pue– den lesolv~r el misterio que se cierne sobre las ciuda_ des arruinadas de América; quizá quien pueda ir a Copán y leer las inscripciones de sus monumentos Nin– gún asunto más excitante y atractivo preséntasc a mi

p~nsamiento, y le, profunda imp"esi6n de aquella noche jamás la olvidaré

¿PuedE;. psto ser verdad? Estan90: aho] a selena mi razón, yo creo verdacerametite que l1ay al!í mucho cam_ po para supóñ.er,que 10 que -el padre nos contó es autén– tico De que:la regiCn referida no reconoce al gobier– no de Guat~mala. que nunca, ha sido explorada y' que ningún hornhe blanco na pretendido entrar en ella, yo e5toy convf':ncido Por ,otras" vías supimos qUe desde aquella sierra e' a visible una gran ciudad 'en ruinas y se nos l'f.lfh ió de otra persona que había subido a la cum bre de la sierra, pero que, con motivo de la densa nube que descansaba sobre ~lla, no había podido ver nada De todas manelas, la creencla de los aldeanos de ChajuI es general y levanta una; curiosidad que aide pm velse satisfecha Nosotros ,teníamos un vehe– mente deseo de llegar a la misterio~a ciudad' Ningún hombre) aÚn qUe!iendo exponer su vida, podria comen– zar la empresa con ~lguna esperanza de triunfo, sin rondar por uro o dos afios por los confines de la región, estudiando la le:-gua y el carácter de los indios inme~

diat IS, y r~lacionándose can algunos de los nativos QuirlÍentos homhres podrían probablemente marchar en seg:.tida a la ciudad, y-la invasión sería más iustifica– ble que n1nguna de las llevadas a cabo jamás por los españoles, p\:yo el -gobierno se encuentra demasiado o_ cupado con sus propias' guerra~. y el conocimiento no podría l!lgl'arse c::alvo a precio de sangre Dos jóvenes

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