Page 107 - RC_1969_01_N100

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I·Iai.)íat~os ag~egf\do a nucstlo equipos aguas de

all~la (armas de "gua) que eran pieles de cabla s1n cur–

tir, OQraadac; de cuero lOjO, pendientes del arzón d~ la silla, pala pl o~eger las piernas coptra la lluvia, y ahOla

n..Js hallábamos enttll'aq1~nte equipados al estilo een_ troa¡nelicano

Había fl!O y bruma . Ascencfunos y cruzamos una elevada I1am-ra, v a la distancia de Ulla legua descen– dimos 3J. m pueblo, donde supimos que Juan y Bobón y.a

habían pas~rlo poco tiempo antes Más adehinte ~Ubl­

mas una' ele, ada Y áspera montaña. y en la cima He.

gal1)ps a unf!. espléndida llanura Caminamos 'a paso vivo, y ya era la una de la tarde cuando npestros en– ca.rceladoo nos alcanzaron Por entonces ya n9!? sor_ prendía el ~o alcanzar a nuestros cri~q~~ con ~l 'equi–

paje No poolamos. haberlos pasad~, puesto que p,o ha. bía más que un ('ainPro Desde. que: ~a:limos del pueb~o

no habíame..-s visto rii una sola persona, y a las' dos de la

tarde encontl nmos a:

un hombre con una mula car~

gada que venfa de Agu~s Calientes. lugar señalado ;para

d fIn de nuestro jornada de ese dla, que ,no los habla enconh ado Mr Ca'therwood ¡se puso alarmado, te_ miendo que no~ hubiesen robado y escapádose Yo

siempre mp. manteñíD sin cuidado con el equipaj~i y ja_

más perdí al~p v no quería. creer tal cosa Al ~abo de media hora encontramos otrQ hombre, que nos dijo que no los había visto, y que a11l'no, habla otro eamlno más que POT 'dende él venía ])esde .qu~ comenzaron nues· has recelos .no pudimos descubnr nInguna huella, pero st"'!guimos adelante hasta llegara dos leguas de nues. tro paradero, donde n~s detuvimos. y celebramos una d,e la.s má.J an'siosas consultas que' ocurrieron en todo

nu~stro viaje Nosotros sabíamos m~y poco de los clindos Juan. nos engañaba todós los dIas en :las pe_ quefias compl as por el camino, y lo habíamos desctL blerlo en la atroeldad de guardarse parte del dInero ql,1,e lt;! dábatl'os para comprar, maíz y sacate, matando

M hombr,e a las mulas Despues de la más trIste, de· li1;>eración, quedamos e~ que habrían roto los baules, sn'cado el ~~inero aro~ado el resto del contenido en a~­

gún barraC\co, montado las mulas y tomado las de ~1 ..

Íladiego "A<Íem{¡s del dinero, camas y ropa de dorh'llr¡

c~to~ :baúles contenían todos los dibujos de Mr Cather– wood, y las preciosas notas a las cuales el lector debe esta. p{¡glrias Los frutos de todo nuestro trabajo esta, bán perdidos En todas nuestras dlflcultades y I?er– nlejidade.s . jamás tuvimos un momento mAs aflictivo. Nos halláliamos a dos leguas de Aguas CaUentes" Se.

guito ade1aidf'o despertar' al pueblo, conseguir caballos dé r~muda, y volver en su persecución, fue nuestra pri– mera iciea; pero E"sto au~entarfa la dlstanci~ entre noS~

otros, ¡y proba1?lemente n!> podríamos conseguir caba-llos: , " '

Con lO~"corazones tan pesarosos que nada. sino. la débil esperanza' de capturarlos, mientras se repartían el dUlero Ii:o~' libraba del abatimiento, retrocedimos Eran las cuatro de la tarde; ni nuestras mulas ni nos– otros habh~mos <,omido nada desde la mafíana;tempra. no La nr,che se nos venía encima, y era dudoso que nuestras mulas pudiesen aguantar. Nuestros,prisione– ros nos dijerc.n que habíamos sido muy impruaentes en dE"jallos it solo~; y daban por ~1J.ttUesto que ellos no hatidan desrerdiciado 'la ocasión p~ra robarnos A 'medida qUe l'egresábamos, ambos, Mr C. y YO, rumiá– bamos sobl°e uria sospecha que por algún tiempo ningu· no de los do') mencionó al otro Esta era por la carta que yo había escrito en favor del cura Nos encontra– rfamos otra vez al alcance de Carrera Si la carta, por 10 que él considt>rarft.. mi ingratitud, y podría vengar. se muy fá~ilr..}erte. No obstante eso, nuestros planes fueron pu~.c;tos en práctica al momento Determina– mos en todo caso, no regresar hasta Guatemala, ni, abatidos comQ n('ls hallábamos en fortuna y en 'espiritu, renunciar a Palenque, sino que, si fuera posible, pedir prestado dmero para el camino, aunque tuviéramos que marchar a pie; l/ero, Oh Gloria Eterna, como decía el boletin of.cial dp las victorias de Carrera" al llegar a la

cumbre del a m,ontaº,a vimos a los hombles .tr«¡!pando un rorofundo barranco por el otro lado. NosQtros no les contamos nuestra agonía, pero no habíamos andado gran trecho :.-uando Jos indios les refirieron todo. más ellos no se manifestaron sorprendidos ni lastimados Ninguno de nosotros supo cómo los habíamos pasado, pero otra cor::.vuJ~iÓn igual habrla puesto punto final a nue<:>tra mísera c-x.i~tencia; y desde entonces, por m.ás abwrido que fuera, o cualesquiera que pudiesen ser los móviles, lesolvimos cuidar. de nuestro equipaje Al

Qbscurecer llegamos a la cima de una elevada monta. ña, y por Ullf) dE: aquellos largos, escarpados y difíciles descenso de lus cualC".g es imposible dar al lector ningu– na idea, entramos a) pueblo de Aguas Calientes Estaba ést.e ~cupa~Q e!1tera~ente por indios, que

s~ amontoriaron a nuestro alrededor en la plaza, y a la luz de antorchas de pino miraron el pasaporte' de Carrela Ninguno de ellos podía leerlo, pero fue su.. ficicnte pronunciar el nombre, y todo el pueblo' se pu– so ea movimientC' para proporcionarnos algo de comer El a,ealde di,¡trIl1uyó el dinero que le 'dImos, y uno tra– jo un real de huevos otro 'de frijoles, otro de tortillas,

o~ de ri1ant~ca. otro de candelas. y una docena o más

r~eIbIeron un ~eal (s~is penIqu,es) eada uno para saeate, nlDguno tra(~ naeta smo hasta 'que tenía el dinero en la mano, 'Enceridióse un fUego en I~ plaza~ y a su debido tiempo tuvítnos una cena. Nuestra habitual cena de huevos fritos. frijoles tortillas y chocolate, cualquiera de ellos 10 suficiente para perturbar la digestióri en estado de reposo, con la excitación y molestia de nues. tra supuc-sta p{ird~da, me enfermaron El cabildo era un mi~erable coberUzo. lleno de pulgas, con una capa de polvo de una pulgada de grueso para ablan_ dar el duro piso de tierra. Hacia demasiado frío para dormir al aire libre, y no había clavos para suspen_ der las hamacas, pues en esta reglón las hamacas no se usan para n~da Hicimos preguntas con la mira de alquiior los catres de lo~ prIneipales habitantes para pasar la noche, pero no' había ni uno en el pueblo; todos dormían en el regazo de la madre tierra, y nosotros tuviMOS parte de la cama familiar Afor_ tunadamente sin embargo, y lo más hnportante para fuentes u:rrrales en estas cercanías, pero nosotros

110 nos di:l~vlaIrtos de nuestra ruta para visitarlas A corta' dlstp.ncia del pueblo 'cruzamos ;un río y. comen– zamos 3: subir una montaña En la cumbre- ,llegamos

.a una angostio reeseta, con un cspléndiqo !bosque hacia :-mbos lados a ]0 lejos abajo de' nosotros El viento alotaba sobre la soberbia 'altura. de modo que con nuestros ¡.'Onchos. los que eran necesarios a causa del frío, era difícH mantenerse en la silla -El camino era quebrado y ryedl'egoso. y el rastro apenas perceptible A eso de las dlez de la inallana toda la superfiele de .a montaiia era un pelado serrijón de piedra eaUza, desde el cual el sol se reflejaba con ardoroso calor, y eUya blaneura era deslumbrante y dolorosa para los ojos. Abajo de nosotros, a' cada lado, continuaba una nosotros, lIuestr&s mulas cenaron bien

En la madrugada reanudamos nuestro viaje Hay Inmensa ~f"lva d~ gigantescos pinos. El camino estaba enteramente desolado; no encontramos viajerOs. .Al

cabo de clJatro horas divisamos hacia nuei~a izquierda, a una grar.. distancia abajo, una solitaria hacienda, con un claro a su altedt.-dor, que parecía seleccionada para un magniIico~ aislamiento de las convulsiones de un perturbade país El cerro se hallaba interrumpido por ramblas y barrancas profundas

r

y nosotros llegamos a una sobre la que, a manera de puente, habían pues– to los tIoncos de dos pinos gigant~scos. Mi macho siempre reC'uiabr. cuando yo procuraba jalario, de mo;– do que pc.rmaoH'í montado y me llevó poco a poco sobre el puente per9 en el otro extremo pos asustó un ruido por detrás Nuestl a mejor mula de carga se había cafdo, rodando y quedando suspendida a la orilla del precipicio, con las patas dando coces en el aire, libllJndose de caer al fondo úni~amente

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