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antiguamtnt~ cubierto de estuco y pintarlo. En la parte superior hay una pequeña plataforma cuadrada, y al· píe yace una larga plancha de piedra bruta, apa–
1 entemente precipitada desde arriba; quizá el altar don– de las víctimas humanas el an extendidas para el sa_ crifIcio
El dueño del te·rreno, un mestizo, cuya casa que_ daba en la vecindad, y que nos acompañó a las 1 ui~
üas, nos contó que él les había comprado la tierra a los: indio3 y que, por algún tiempo después de la compla, lo' molestaron con SUs periódicas visitas para celebrar algnnos de sus. antiguos ritos sobl e la cima de esta estructura :Esta molestia continuó hasta que él 'azot'ó '¿i dos o hes de· los principales y los :mandó a
la porra ' ,
Al píe df' la estructura había una bóveda, reves_ ti<ia con p?edra tallada; en donde :fueron encontradas tilia coleeYió!1' de hueso's: y una vasija de terracota, '-:lue ahora estaban en su poder La bóveda no era del largo s1,1ficient.e pala el cuerpo d,e,u~ hombre <7xten– dldo, y los h'Jefio¡; debel1 haber $~dq separados antes dE- serco)ocf\do~. allí '
El dueño qreía qU.é'estas estluCturas contenhm apo.,... S€lltos inteiiQres ,co~ tesoros e,sconq.idos" y . allí había varios montículo~, que se suponía, ser los sepl.llcro~ pe los '~mtiguos h,abitantes, 1(}~ cuales también, él ~o, lo dmlaba., ~()ntehi~n tesoros La
situ~ción del lugar eri!:
espléndida~ Norotros nunca J..1abía~os gozado .. d,e.. una tan Quena oportunda<l para tral;>ajar,Y cQnv~nimQ~' ~on
él en llegar al día siguiente y ha~er excavaciones, PI"o– metiéndole que le daríamos a él todo el tesoro, '':l que por mi, parte tOIParia sólo las calav~ras, las vasijas y o otras cutiosidades;.: . ' ,Aja' nlañana siguiente, antes de levantarno¡;, a,b~~e_
ron violélltam~nte la puerta. y para nuestra sorpr~sa
recibimos ,un satudo, en inglés. El. vestido del extran.– jero era del, pais;, su barba 'larga, y parecía c<;n,no si ya hubiera' hr.cho una larga,caminata de I11adrugada a caballo. Parn mi gran sorpres,a y alegría reconocí a Paviling, ' a qvieu el lector tal vez recuerda que yo ~a_
bia visti:kcomo superintendente en una 'hacienda de
cochinilla en Amatitlán El habla tenido noticia de
nue~tra salida para México, y fastidiado Qe sus QCu_ paciones y del· país, había, montado su caballo, y con todo lo:·, que' poseía ámarrado atrás de' la stlla, se había puesto ~en mar('lia para alcanzarn.os En el ca.,..; mino habia:( omprado una magnífica mula, y cami_ nando de prisa, y cambiándose de un animal a otro, nos habia ,"aléanzado en; cuatro días Se hallaba en dificultad cap. respecto a pasaporte, y estaba ansioso de partiCIpar ·del. benHiCio del 'mío para salir' del país,' ofrecien,do . a~egarse ~ mí en cualquier condición que fuese riec.. saria para ese propósito Por fortuna' mi
paRaport~era'btlstant~ amplio· para protegerlo, e in_ mediatamc'nte lo 110mbré administrador general de la eyped,ición, cuyo Íli,~.terial estaba ahora'reducido a Juan enfermo y 0610 1ma mula de carga sana
A las,nueve de la mañana, ayudados por tres hom_ bres y un muchacho, con machetesj que era todo lo que pudimos conseguir con tan corto viso, ya está_ bamos; de nuevo entre las ruinas No éramos bas_ tante fuertes para derribar una pirámide, y se nos fue' :la máñana en tratar de abrir una brecha en uno de los lados pero no llevamos nada a cabo.
Por la tArd( abrimos tino de los montículos El interior era una áspera capa de pied1 as y cal, y después de una hora de excavación nos encontramos con frag..;:.. menios de huesos y las dos vasijas de abajo en el
grabado del frenl e La primera de las dos se hallaba
entera cuando la descubrimos, pero, desgraciadamente, se quebl Ó al sac::n la, aunque recogimos los pedazos Es de gracioso disefio, con la superficie pulida; y de muy
buen al tifido La últim<i ya estaba rota, y aunque más complicada, no tiene pulida la supel~icie Él trípode en la paJ;t.e de arripa def grabado es una copia de la vasiJa ant~s referida, encontrada en la tumba, la que yo conseg4Í d~l ,dueño del terreno, ,Es de doce pul– gada:5 de: qiámetro, y con:la Euperficie pulidR-. No de::.c.ubrin:os ningún tesoro, pero nuestro día, de tra– bajO fue de lO ,más interesante; y solamente lamen_ tamos el no haber tenido tiempo de hacer una más com–
pl¡~ta exploración
Mientlas tanto don Joaquín había,he~ho los <:)r1'e-, glos para nosotro~ y a la mañana sigu~ellte reanu_ damos nu('sb o viaje Dejamos atrás un~. mula, un caballo y a Bobón, V fuimos reforzados por: PawIíng bien montndo y armado con un par de pistolas, y tllla escopeta corta dedos ~añones pendiente del arzón de su silla, y;por Santiago, lin sOldado mexicano desertor Juan era un interesante inválido montado en una mu~
la, y el todo iba bajo la custodia de un respetable viejo arriclo',' qu~ marchaba con sus mulas de vacío pa...:. 1'a regresarlas COll cargamento de azúcar
A corta cUstanCia del pueblo comenzamos a subir la Sierra Madre La primeta cordilléra era pedregosa, y: en la cumbre llegamos a una llanura cultivada, más allá· de :1a cual se levantaba una segunda cordillera,' cubierta con tm tqpicJo' bosque de robles En la cima : de esta cordillera estaba una cruz El lugar se 113.-,-, maba Buena' Vista; y dotJ1iri~ba una éspléndida exten_ sión de mcnhñaB y ·llantiras~ cinco lagos y dos volca_ nes; uno de eUos, llamado Tajamulco- (Tajumulco-), dijo nue'stro ,guía que era un voicán' de agua Más ade..... lante de ~sb se elevaba una tercera cordillera' A
ciert~ .dístancta 'más' arriba' estaba 'un rancho indíge_ na, eh el que ro'bl1sto muchachito· metió la cara a tra~
vés' de UIt' cerco de ,arbustos y nos' dijo
i "adiós v , a
cada uno al pasar, Más adelante, estaba otro muchacho
a q~ien todos sucesivamente dijhrios "adi6s" pero el malcriado chjc~elo 'no quiso contestaritos Sobre la cumbre. de e~tá: (ord.illera nos háltábamos casi a nivel de: lá' cim.a de los volcanes.. A ,medida. que sul?íamos la' temperatu"'a, ¡;;e hacía más frl~1 y ,nos vimos. oblL gados ~ ,p~nernos nuestros ponchos A las dos y me_
dia de ta tarde llegamos a la cumbre de ta,Sierra Ma–
dre, la linea' di¡lisoriaA~ las' agua&¡ estandó a doce millas de Gü~güetenan'gp, y en ilU~t;itro desviad,o, curS(), la segunda vez que cruzáb ll lllOS la sierrA La cumbre de la montaña era una la;rg(y plana, mer;¡eta como de
m~dia milla de: ancho. con ásperos flancos que se ele_ vaban sobre la derecha h~sta: una ,aterradora' cima Cal1)inando alre4.~edor :de media hora sobre esta me:.... seta, a la orilla de un arroyo de ,agua . C1~a y fría,
que pasando llevaba su trí,buto al Oc~ano Pacífico,
llegamos. a un miser4ble rancho, frente al cual el arriero prapuso Que acompáse:r;nqs, porque dijo que se_
ria imposible llegar al pueblo más cercano, Contempta_ da desde lejos no habla idea más gloriosa: ja de morir
en la cumbre de la Sierra Madre, y el escenario era lo bastante :agreste para la más romántica imaginación; pero como estábamo:l pobremente prepara<ios contra el frío, la habríamos (;ambiado con agrado por UIl, pue–
blo Indígena,
Los ocupantes de la choza eran W1 hombre y una mujer, que 'vivían alli sin pagar arrendamiento Como
el águila, hablan fijado su habitaCión donde sin duda
no se vedan p¿.rturbados. Mienttas los hombH~s es– taban desr:trganclo, Juan, como inválido, pidió licen– cia para extender su enorme cuerpo junto al fuego, pero la mujer le dIjo que habia más espacio al ah e libre. Yo logré sin embargo, asegurarle un lugar en el interior, Teníamos una hora de vagar por la cum– bre' de la s!é-rra Esta pertenecía a nuestro amigo don Joaquín iV!onte
J
y era lo que se llamaría en mi tierra una bonita V sustancíal poréión de propiedad inmueble A cada paso había algún nuevo' claro, que presenta– ba un nuevo panorama de la grandiosa y espléndida
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