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« Previous Page Table of Contents Next Page »tos, aunque la piedla está lajada a lo lalgo pOl en me– dio como se indica en el glabado (fig NQ 24)
La impresión hecha en nuestla mente por estas pmlantes pero ininteligibles tabletas, no intentaré yo desclibirla Por alguna caUSa inexplicable nunca an–
tes han sido pi esentadas al público Los capitanes Del Río y Dupaix, ambos se lefieren a ellas, pero en muy pocas palabras, y ninguno de ellos ha dado un solo di– bujo Actuando bajo real comisión, escogidos, sin du– da, como hombles idóneos pma los debeles confiados
a ellos, no han de haber sido ignorantes o insensibles a su valor Es mi palecer que ellos no las presentaron porque en ambos casos los artistas agl egados a su ex– pedición fueron incapaces de la obra, y de la firme y
determinada pelseverancia requelida para dibujar tan complicados, ininteligibles y anómalos caracteres Co– mo en Copán, Mr Catherwood dividió su papel en cua– dIÍculos; los dibujos originales fuelon reducidos y los glabados corregidos por él mismo, y yo creo que son copias tan verídicas como el lápiz puede hacerlas las genuinas memoIias escritas de un pueblo desapareci– do Los indios llaman a este edificio una escuela, pe–
lO nuestros amigos los padres lo denominaron un tri– bunal de justicia, y estas piedras, dijeron ellos, conten– dlían las tablas de la ley
Hay un hecho importante que debe ser notado Los jeroglíficos' son idénticos a los que fuelon hallados en Copán y Quiriguá La región intermedia se en~
euentra hoy ocupada por razas de indios que -hablan muchos diferentes dialectos y enteramente ininteligi– bles unos a otlos; pero hay razón para creer que todo el territorio fué en un tiempo ocupado pOI' la misma laza, que hablaba la misma lengua, o, por lo menos, que tenia los mismos caracteres escritos
Allí no hay escalera ni otra comunicación visible entre las partes bajas y las altas del edificio
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y la única manera de llegar a éstas era trepando a un árbol que crecía animado junto al muro, y cuyas ramas se exten– dían sobre el techo. El techo es inclinado, y los lados están cubiertos con ornamentos de estuco, los que, a causa de la exposición a los elementos y a los asaltas de los árboles y arbustos, están descoloridos y arrui– nados, de modo que fué imposible dibujarlos; pero que– daba lo suficiente para dar la impresión de que, cuan– do se hallaban perfectos y pintados, han de haber sido licos e imponentes. A lo largo de la parte supetior había una fila de columnas de diez y ocho pulgadas de alto y doce de separación, construidas de pequeñas pie– zas de piedl a unidas con mezcla, y cubiertas con estu. ca, cmonadas por una capa de piedras planas salidizas, que tienen más o menos la apariencia de Ulla pequeña y abierta balaustrada
Enfrente de este edificio, al pie de la estt uctura pi–
I amidal, hay una pequeña corriente de agua, parte de la cual abastece el acueducto antes referido Cl uZan– do ésta, llegamos encima de una telraza de piedras ro– tas como de sesenta pies sobre el declive, con una ex– planada a nivel en la cima, de ciento diez pies de all– chm a, desde la que se eleva otra estructura piramidal, ahora an uinada y cubierta de árboles; ésta .es de cien– to treinta y cuatro pies de altura sobre el declive y sobl e sU cima se encuentra el edificio marcado con el No 2, como el primero, amqrtajado por los árboles, pe– la representado en el grabado como ya restaurado El clisé contiene, como antes, el plano horizontal, la elevación del frontispicio, una sección, y la elevación del· frente en menor escala,. cOn la estructura piramidal en que está situada, (fig. NQ 25)
Este edificio es de cincuenta pies de frente, tIein· ta y uno· de fondo, y tiene tres entl adas Todo el fren– 1e estaba cubierto con Olnamentos de estuco Las dos pilastIas exteriores contienen jeroglíficos; una de las pilastras interiores está caída, y la atta está ornamen– tada con una figura en bajo relieve; pero descolorida y arluinada
El intelÍor, atta vez, está dividido en dos conedo. res que se extienden a lo largo, con cielos como los an-
telÍores, y pavimentos de grandes piedras cuadradas, en los que se han hecho fOlzadas roturas, sin duda por el Capitán Del Río, y excavaciones por debajo El ca.
n edor de ah ás está dividido en tres departamentos, y
fI ente a la puel ta principal de entrada se baIla un pa_ tio oblongo, con una pesada corniza o moldura de es– tuco, y una entrada lÍcamente Olnamentada en la par– te superiOl, pero actualmente muy desfigurada; en la entIada 'había dos tabletas de piedra esculpida, una a cada lado, las cuales, sin embargo, han sido
I emovidas
En el interior, el posento es de trece pies de ancho y
siete de fondo Allí no había ent! ada de luz salvo por la puerta; los costados se hallaban sin ornamento de ninguna clase, y en el mm o de ah ás, cubtiendo toda la anchura, estaba la tableta replesentada en el graba– do al frente, (fig NQ 26) Esta era de 10 pies y 8 pul– gadas de ancho, seis pies cuah o pulgadas de alto, y se componía de tres piedras sepaladas La de la izquier– da, flente al espectador, está todavía en su lugar La de en medio ha sido removida y bajada al lado de la estructura, y ahora yace junto a la orilla de la corrien_ te Fllé removida hace muchos años por uno de los ha– bitantes del pueblo, con la intención de llevarla a su casa, pero, después de gran trabajo, sin_ ningún otro insb llmento más que los brazos y roa-nos délos indios, y palos cortados de los árboles, había avanzado hasta allí, cuando su remoción fué impedida por una orden del gobierno prohibiendo cualquier ulterior ratería de las ruinas La encontI amos (;!_chada de espaldas cerca de la milla del arroyo, bañada por -muchas inundacio– nes de la estación lluviosa, y cubierta con una gruesa ca. pa de cieno y musgo La limpiamos restregándola y la apuntalamos, y probablemente el próximo viajero la hallará con los mismos apoyos que nosotros le pusimos debajo En el grabado está representada en su posi_ ción original sobre .el muro La piedra de la derecha está quebrada, y, por desgracia, totalmente destruida, la mayor parte de los fragmentos han desaparecido, pero, por los pocos que encontramos entre las ruinas frente al edificio, no cabe duda que contenía ringlel as de jeloglíficos que correspondían en su apariencia ge– nel al con los de la piedra de la izquierda
La tableta, según se representa en el grabado, con~
tiene solamente dos tercios del original. En la obra de Del Río no está representada de ningún modo En la de Dupaix está dada, no, en todo caso, como existe, sino acabada por el artista en París, como pIDa presentar un cuadro perfecto El asunto está cambiado, con la cruz en el centro y a cada lado una sola ringlera de je_ roglíficos, sólo de ocho en número. Probablemente, cuando Dupaix la vió (treinta y cuaba años atrás), es– taba entera, pero los importantes rasgos de seis hile–
I as de jeroglíficos a cada lado de las figuras principa– les, cada hilera conteniendo diez y siete en una línea, no aparecen. Esto es lo más inexcusable en sus edi– tores, pues en su informe Dupaix explesarnente alude a estos numerosos jeroglíficos; mas es probable que su infOlme no haya sido acompañado por dibujo alguno de ellos.
El objeto principal de esta tableta es la el uz Se eleva sobre ella un ave extraña y agobiada con indes– criptibles ornamentos. Las dos figuras evidentemente son de impOl tantes personajes, Están bien aelineadas, y en simetría y proporción son tal vez iguales a :rp.uchas que se hallan esculpidas sobre los mm os de'los delrui– dos templos en Egipto Su traje es de un estilo dife– lente de los hasta ahora presentados, y los pliegues pa– lecían indical que eran de una ~ave y flexible textu– la, como el algodón. Ambos estan mÍl-ando hacía la cruz, y uno según parece, en el acto de liácer una o– frenda, tal vez de un niño, todas las especulacipnes sa– ble el asunto están por supuesto calificadas de faltas de impol tancia, pero acaso no sea erróneo el atribuir a estos personajes un calácter sacerdotal Los jeroglí_ ficos indubitablemente lo explican todo Junto a ellos hay otros jeroglíficos, que nos trajeron a la memoria el modo egipcio de recordar el nombre. historia, oficio
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