Page 148 - RC_1969_01_N100

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cel Un huracán sopló por entre los desnudos másti– les seguido de una lluvia diluvial, y la laguna fué azo– tada furiosamente; nosotros lo perdimos todo de vista Desde un principio, a caUSa de la confusión a bordo decidimos no ir bajo el cuartel, si el bongo zozobraba, el cargamento de palo de tinte lo llevaría hasta el fon– do como plomo Nos desembalazamos de las botas y

chaquetas Y sacamos los salvavidas prepal ados vara el uso La cubierta del bongo estaba como a tres pies del agua Y perfectamente lisa, sin nada para agarl al– se, y, p~ra lesguardarnos de se.r lanzad.os. o barridos hacia afuera nos tumbamos al pISO y resIstimos todo el choque de l'a tormenta La atmósfeIa estaba negIa, pela por los lelámpagos divisamos los desnudos palos de otro bongo lanzado, como nosotros, a melced de la tormenta. Esta siguió por más de una hOl a, hasta que aclaró tan repentinamente como habia llegado, y

vimos la laguna atestada de más embarcaciones que las que habíamos visto desde nuestI a salida de Nueva York En nuestro largo viaje tierra adentlo casi ha– bíamos olvidado el uso de los bal COS, y la sola vista de ellos parecía llevalnos a eshechas relaciones con la patlia Después de disipada la furia del chubasco, quedábamos ahOla en calma chicha Los hombres lC–

CUIl ieron a sus remos, pero lograron muy poco avan~

ce Y con el puerto a plena vista, teníamos grandes te_

ll1~res de otra noche a bordo, cuando sobrevino otra

1 áfaga, no tan violenta, pero que soplaba directan;ente desde el puerto Tremendo aguacelo la acampanaba Hicimos dos o tres viradas con los 1 izas tomados a la vela de trinquete; el viejo bongo parecía volal so~re

el agua; y, estando, en p:ena 1 u~a, el ~ncla, .0, meJ?r dicho la piedra fue arloJada a cIerta dIstancIa debaJO de lo~ barcos y' nos hizo detenernos Había rompientes entre nosob ~s y la playa, y gritamos a algunos hom– bIes para que llegaran a transportarnos, pero contes– taron que estaba muy fuerte la reventazón Volvió otra vez la lluvia, y durante media hora permanecimos estivados debajo de los cuarteles

Tan luego como aclaró estábamos sobre cubiel ta,

y al poco rato vimos un lindo botequín, con un pabón de bote y cuatro tripulantes, costeando a lo lalgo de la playa contra una rápida corriente, saltando los hom– bres de vez en cuando dentro del agua, y halando con cuerdas fijadas COl). tal fin. Los llamamos en inglés,

y el patrón respondió en la misma lengua diciendo que estaba muy fuerte la bonasca; pero después de con~

5ulta1' con sus marinelos bogaron hacia nosotros, y

noS tomaron a bordo a Mr Cathel wood y a mi El pa~

ttón del bote ela el contlamaestre de un navío francés, y hablaba inglés Su barco se hacia a la vela al día si~

guiente, y él iba a recoger algunas glandes tortugas que estaban en la playa espelándolo. Tan planto co~

roo cnt! amos nos montamos en hombros de dos bien ploporcionados marineros franceses, y nos pusielon en la playa, y quizá en todo nuesho viaje nunca fuimos tan felices como en aquel momento en que nos desem_ lJa13zábamos del bongo.

La población se extendía a lo largo de la olil~a de la laguna Anduvimos por toda la longitud de ella, vimos numelOSOS y bien lepletos almacenes, cafés) y

aun barberías, y en el último extremo llegamos al con_ sulado americano Dos hombles que nos lecoldaban a la patria estaban sentados en el PÓl tico Uno Na don Carlos Russell, el cónsul La cal a del otro me era familiar; y sabiendo que habíamos llegado de Guate– mala, inquirió noticia_s de mí, las que tuve la mayor dicha en dálselas personalmente El era el Capitán Fensley, a quien yo había conocido en Nueva YOIk

cuando buscaba informaciones acel ca de aquel país, y con el que habia hablado de embalCarme para Cam– peche; pero en el momento no lo pude conocer, y en mi üaje del interior era imposible para élleconocelme a

Venía él directamente de Nueva York, y nos dió

los plimelos informes que recibimos desde largo tiem_ po de aquel lugar, con legajos de periódicos que esta– ban llenos con las noticias de la suspensión de los pa– gos en metálico y de la ruina universal Algunos de mis amigos se habían metido en asuntos de dudosa mo_ ralidad; pelo en el importante asunto de casamientos y defunciones no hallé nada que me diela por cierto gozo o pena

Don Carlos Russell, o MI' Charles Russell, ela nati– vo de Filadelfia, casado con una dama española de gl an caudal, y, aunque se había ausentado desde haCÍa lal_

go tiempo, nos 1 ecibió como aquel que no se ha olvi_ dado de su patria Su casal su mesa, todo lo que te– nía, aun su bolsa) estaban a nuestra disposición Pa– sadas nuestIas primeras congratulaciones, nos senta– mos a una comida que rivalizó con aquella de nuestIo amigo de Totonicapán. Apenas podíamos creer que fuéramos nosotros mismos aquellos míselables seres que pocas horas antes se habían visto sacudidos en la laguna, con el temor, ya sea de irse al fondo o de otra noche a bordo del famoso bongo. Sería necesario que el lector hubiera pasado por todo lo que nosotr0s pa– samos pala que se formara una idea de nuestra alegría El neglo que nos servía a la mesa habia sido camarelO en casa de un conocido en Broadway; nos pal ecía estar sólo a un paso de nuestta casal Y por la noche tuvimos sábanas limpias que nos proporcionó nuestro hospeda–

dOl

CAPITULO 23

LAGUNA.-VIAJE A MERIDA - SISAL - UN NUEVO MEDIO DE TRANSPORTE - LA ALDEA DE HUNUCAMA - LLEGADA A MERIDA ~ ASPECTO DE LA CIUDAD - FIESTA DE CORPUS DOMINI -– LA CATEDRAL - LA PROCESION - BELLEZA Y SENCILLEZ DE LAS INDIAS - EL PALACIO DEL OBISPO - EL TEATRO - VIAJE A UXMAL - HACIENDA DE VAYALQUEX - EL VALOR DEL AGUA - CONDlCION DE LOS INDIOS EN YUCATAN - UNA ESPECIE PECULIAR DE COCHE - HA

CIENDA DE MUCUYCHE - UNA HERMOSA GRUTA.

El pueblo de Laguna está situado en la isla del Carmen, que contiene como s\ete leguas de laIgo, y que, con otra isla como de cuatIo leguas de lalgo, se_ para la Laguna de Términos del Golfo de México Es_ ta es el depósito de la gran región del palo de tinte en el inteIior, y una docena de balcOS se hallaban en_ tonces en el puerto esperando cargamentos para Eu– lopa y los Estados Unidos La población está bien e– dificada y prosperando; su comelcio ha sido estorbado por las Opl esivas reglamentaciones del gobierno cen_ tral, pero ya hizo su pronunciamiento, desarmó y ex_ pulsó a la gmrrnici6n, y se consideró a sí misma inde_

penpendiente. snjeta sólo al gobierno del Estado de

Yucatán El anclaje es poco plofundo pelO segUio, y de fácil acceso para embarcaciones que no calen más de doce o tIece pies de agua

Nosotros hubiéramos podido pasar con satisfacción algún tiempo descansando y vagando por la isla, pero nuestro viaje aún no había terminado Nuestro pl.óxi– mo paso ela hacia Mérida, la capital de Yucatán El puel to más cercano era Campeche, a ciento veinte mi– llas de distancia, y la travesía se hacía pOl lo legular en bongo, costeando a lo largo de la playa del mar a– bierto Con nuestra expeliencia de los bongos esto era de lo más desalentador Sin embargo, esta habría si_ do nuestla desdichada suerte a no ser POI la benevo-

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