Page 77 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

nuestras preguntas, inquiriendo en seguida cuántos hombres nos acompañaban. Curioso era que, estando nosohos medio mueltos de miedo, nuestra presencia infundiera terror en todas partes Lo tranquilizamos preguntándole por don Saturnino y por nuestl·o equi~ paj~, montamos nuevamente y nos despedimos. Una

hora más tarde llegamos a ]a Hacienda del Cacao don– de SatUl nino ib~ a dormir Debido a la configm ación del te! 1 eno aparecimos repentinamente frente a la ca–

sa y vimos que en el corledor estaban tres soldados cachut ecos comiendo tortillas Estos, al vernos, to– malon sus almas saliendo en precipitada fuga; pero repentiname!tte uno de ellos Se paró y, levantando su

ti abuco, nos iba a disparar La boca del arma me pa–

I eeió tan gt ;lnde como la puerta de una iglesia, calcu– lando que nos apuntaba al capitán y a mí; nos encon–

tt Abamos en grave peligro de ser muertos por equivo– cación, cuando uno de ellos, volviéndose tápidamente y desviando el trabuco gritó: "¡amigos, los ingleses!", dándonos así tiempo para llegar hasta ellos Este a– mable y juicioso joven cachureco vagabundo era uno de los que habian llegado a nosotros pidiendo medio leal o un desayuno Seguramente nunca ha sido pues_ to un medio real a mejor interés. El nos conocta co– mo amigos de Figoroa, y enseñado por sus superiOl es a creer que Mor'azán era un asesino y degollador, nos considel aba participantes del mismo peligro que ellos y nos preguntó {"ómo habíamos logrado escapar. Cuan– do se fueron nos sentimos felices de habernos encon_ trado con tales sujetos, porque cualquier otro grupo nos habría tratado de manera muy distinta También nos aclarat on un punto importante, haciéndonos saber que la mayor parte de los derrotados habían tomado el camino de Santa Ana Don Saturnino pasó la noche en esta haciendo saliendo de ella muy de madrugada En seguida Jos ~oldados regresaron a tetminar su me_ lieoda y, dando las gracias en pago, emprendieron el camino en nuestra compañía Tenían un buen caba_ llo que habían robado por el camino y nos dijeron que con esto quedaban bien pagados de la expedición: 10 montaban pOI turno y en pelo Pasada la Hacienda del Cacao, ql.ienes los veían se daban cuenta por pri– mera vez de la derrota de Figoroa Esta era una fatal noticia para los que creían a Morazán completamente destl ozado d~spués de su retirada de Guatemala. En <u huida él evitó pasar por los pueblos y asi no tuvie–

Ion conocimiento que aún le acompañaba una fuerza considerable Tratamos de conseguir un guia, pero nos rué imposible pOlque nadie quería aventuralse a salir del pueblo. de manera que seguimos adelante Al

1 ato comenzó a llover. el camino era muy pedregoso y teníamos qUE' atravesar una montaña volcánica bas_ tante desabrigada Por la tarde el capitán ya tuvo sospecha de los soldados y apresuramos el paso para dejarlos atrás Como a las cinco, abandonando el ca~

mino que conduce al pueblo, tomamos el "Camino de los Pat tidos', que era muy malo y pedregoso, llegan_ do a un lugar en que hay varios pasos y no sabíamos cuál de ellos tomar, .,pero seguimos uno que conducía a un ancho '.'aIle circundando por dos filas de monta– ñas. Asegurándonos que nuestro camino no pasaba por ninguna de ellas, tomamos a éstas como única guia. Poco antes de anochecer ya habíamos pasado la mon~

taña, viendo a nuestra derecha una senda que condu_ cia a un bosque, en seguida oímos el sonido de una campana y divis~mos por entre los ál boles una hacien_ da, Pal a llegar a la cual todavía teníamos que caminar alguna distancia y después tomar el camino pai tieulat Estaba situada ('n un cIato del bosque, con val'ios co~

bertizos, cucinela y un gran trapiche. Veinte o trein– ta jOlnaleroCJ casi todos indios, estaban allí pata dar cuenta de su trabajo del día y 1 ecibiendo órdenes pa– ra el siguiente Gran sensación les causó nuesu'o re_ pentino aparecimiento. Los dueños de la hacienda, que el an dos hermanos, estaban en la puel ta mientras nosotros hablábamos con los trabajadoles En seguida nos acercamos pidiéndoles pelmiso para pasal allí la

noche Lleno de embal azo el mayor de ellos accedió pelO manifestando en sus modales el estado de alarm~

y suspicacia que pLevalecía en el país. Los dueños vestían tI aje de campo y el interior de la hacienda era miserablemente pobre; pero había una hamaca y dos catres par a dormir En una pieza inmediata estaba la esposa de uno de ellos con un niño Los propietarios eran hombres educados e inteligentes bien al con ien_ te de las co.ndiciones del país; les refélimos lo que ha_ bía aconteCIdo en Aguachapa, agregando que nos diri– gíamos apresuradamente a Guatemala Nos dieron la cenú en una pequeña mesa colocada entre la hamaca y un catre. ponit'-ndonos huevos fritos, frijoles y torti_ Has. como de costumbre, sin cuchl1lo. tenedot ni cucha. ra

De~pués de la cena, el hermano mayor fué llama_ do, haCIa afuera y, re~resando a los pocos minutos, ce–

110 la puerta y nos dIJO: que entre los trabajadores ha– bía.gtan al,arma con motivo de nuestla llegada. No

crel~n que lbamos a Guatemala, porque una mujer nos habla VIsto llegar por ,el camino ~e esa ciudad. y más bien sospechaban que eramos ofiCiales de Morazán que después de la derrota tratábamos de ganar la fl antera de San Salv!1dor Aqu~ había un campo de sospechas que no habl::tmos preVIsto El duefio se manifestaba muy agitado lame-otando el verSe obligado a violar las íeyes de la hospitalidad; pero nos dijo que ya sa– bíamos 10 tr~s~ornad(¡ qu~ estaba todo el país y la lo~

cura; del espu'ltu de parbdo. Que él mismo era con~

trarIo a Morazán, y todos sus mozos furiosos cachUle– cos, y por el momento, capaces de cometer cualquier atrocidad Que corría gran peligro por habernos dado

alber~ue bajo su techo y que nos suplicaba, por uues" tro bten y por el suyo que partiésemos inmediatamen~

te, añadiendo que aunque fuéramos de aquellos infor_ tunados hombres, nos darían nuestras bestias prome_

ti~ndo que ~o Se nos haría daño alguno, y agregó que mas no podIa prometer Ahora bien si nosotros hu. biéra1?os sido tealmente .los fugitivos que suponían, tendrIamos bastantes mobvos para estar, agradecidos de la bondad de nuestro hospitalario patr(jn' pero ha~

cernas regresar por equivocación en noch¿ obscura por terreno desconocido y sin guía: era casi tanto com~

dispararnos un tiro con trabuco. Por fOl tuna él no era muy suspic:'!z; si hubiera sido otro don Gregario habIíamos tenido que liar el. petate, pero todavía fué una gran fortuna el que, debIdo a mi obstinación ante Fígoroa hubiéramos conseguido su pasaporte' éste era el único que en tales circunstancias podía ~videnciar

nuestro carácter. Yo se ]0 mostré llamándole la aten_ CÍ.ón par~ic~tl?rmente hacia el pomposo titulo de <lple~

mpotenCla1'1~ , qt}e m~ ~ué dado por el secretario, y creo que no quedo mas. atc-mto de que le hubiésemos honra_ do tomando pos!"-sIón de su casa, como contento de que no fuéramos aficiales de Morazán Aunque era un boro"

b~e inteligente, toda su vida la había pasado en la ha–

clenda~ y. a, pesar de ha~er .oído decir

Il minisb o pleni_ potencIarlO' nunca habla VIsto uno. Como mis atavíos y el águila de mi sombrero justificaban mi carácter llamó al mayordomo y a dos de los principales mozos de la hacienda, les leyó el pasaporte expllcándoles el significado de "ministl o plenipotenciario", mientras que YO, sentado sobre un catre, con la levita quitada y el so~b,rero en la ~a~eza para mostrar el águila, oía al capItan, que suprmnendo todo lo concerniente a Mo_ razán, sólo hablaba de nuestra jntimidad con Carrera La gente del pueblo es de naturaleza tan desconfiada que una vez se ".a formado un concepto de algwlO di~

fícilmente cambia de parecer, y yo estaba dudoso de si con todas estas demostraciones cJuedarían satisfechos' pero nuestro amigo tomó tanto interés en el asunto' y el mayordomo se sentía tan halagado de ser el inter~

mediarío entre ellos y nosotros, que por fin parecieron tlanquilizalse Dice una máxima de Talleyrand que "nunca hay que hacer hoy lo que se puede dejar pa–

la mañana" En esta ocasión, a lo menos de mi carre_ ra diplomática, yo sentí los beneficios del antiguo ada_

33

Page 77 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »