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« Previous Page Table of Contents Next Page »da al invencible Jefe Genelal Callela y a las valien–
tes h opas de su mando"
En la maíla~la, lo mismo que cuando llegamos, es– te ela el tema principal de las convelsaciones; nadie
hablaba de otl a cosa y cada uno tenía nuevas noticias que comunicar En nuesha l)limer salida a la calle pudimos notar que por todas pal tes había señales del
combate Soldados vagabundos se nos acercaban lli–
diéndonos medios y apuntándonos con sus fusiles pa–
la moshalnos cómo habían matado al enemigo, hacien–
do a:1al de de cubntos había ultimado cada uno Estos homlnes me tenían muy molesto y yo no ela el (mico, pues también el capitán se enconh aba en gran aprie– to El €la PUl t1dario de MOlazán. había salido de La Union pala unhse a la expedición. y dejado San Sal–
vadOl con el objeto de hacelle una visita en GUate~
mala y pal tlcipar de las festividades de su hiunfo. saliendo de Aguachapa pOl que sus baúles ya iban POl
delante Desde su llegada al país se hab1a acostum– blaclo a oír habl:n de Ca11ela como de un ladlón y un asesino. y tidiclJlizar a la nobleza de Guatemala, de modo que se enronbaba metido en un avispelo Ahola oía a MOlazán denunciado como titano, a sus oficia– les como banda de degoUadOlo..<> 1eUDidos para asesi– nar a sus enemigos que habían suÍ) ido el castigo que merecían, y que el sentimiento univelsal ela que pe-
lecielau todos los eremigos de Guatemala El capi– tán recibió una prevención OPOI tuna Su histOlia aquella de que I'si los caballos de MOlazán no bubie~
1 an estado tan (aosados, todos los soldados de Figo–
loa habl ían perecido" ya había circulado. se le consi~
del aba parcial y se tIataba de aceligual quién ela
él Se veía obligado a oír y aplobal o a no decit na– da En el camiho él hablaba siempre en voz alta, se explesaba pelfe<:tamente. y con sus lucientes allnas y su blioso colcel haciendo cabriolas al enhat a los pue;
bIas, el a consid:':l ado como Hmuy valiente"; PCI"O aquí ahma ela un PQ»Je diablo que attaía las mitadas de todo el mundo, pela no por los mismos motivos que en el camino, sino pOI que inspil aba desconfianzá Pe~
10 él tenía un consuelo que nadie le podía quital: que no había est'1do en la batalla, porque de habel estado en ella -usando sus propias palabras- a110la se en– conttal'Ía tendido en el suelo, con la cara para arriba
PO! la t21de, inespeladamente, neg6 Mr Cather_ wood Había pasado un mes en la Antigua, y acababa de r-egtesar de su segunda visita a Copán, habiendo eX~
pIOlado tamhién oh-as luinas. de las cuales se hatlt
mención de aquí en adelante En nuestl o gran gozo de volvernos a vel
I nos dimos un estrecho aln azo y al momento resolvimos na sepal al nos más mientt as nos
enconbáramos en tf1n pettulbado país
CAPITUlé) "j
LAS RUINAS DE QUIRIGUA - VISITA A ESTAS RUINAS - LOS AMANTES - ESTRUCTURA PI– RAMIDAL - UNA CABEZA COLOSAL - UN ALTAR - UNA COLECCION DE MONUMENTOS - ÉS_ TATUAS _ CARACTER DE LAS RUINAS - UNA (!lUDAD PERDIDA - COMPRANDO UNA CIUDAD
EN RUINAS
Volvamos por un momento a MI' Catherw.o0d, quien durante mi ausencia, no había estado OCIOSO. Al n~gar a Guatemala la primera vez desde Copán, tomé a mi caIgo el hacer preguntas, particulalmente con tespecto a las ruinas No hallé a una sola perso– na que hubif'se jamás visitado las de Copán. y solo unos cuantos que se tomalan algún poco de interés
PO) las antigüedades del país, pero, afOl tunadamente,
pocos días d€'spués de mi ,\l'1 iba, don Cados Meiney, un inglés de Jamaica. por lalgo tiempo residente en el país, plopietatio de una gIan hacienda y extensa~
mente empeñado en opelacíones mínelas, hizo una de sus periódicas visitas de negocios a la capital A~
demás de su pleno conocimiento de todo lo concer– niente a sus plopjas e inmediatas ocupaciones, este
caballelo poseía mucha información geneIal, con les~
pecto al país, y una cUliosidad que las circunstancias nunca le habían peunitido satisfacer, lelativa a las antigUüeuades; y él me habló de las 1uinas de Quh i~
guá, sobre el Río Motagua. cerca de Encuenhos, el lugar donde dormí la segunda noche después de Cl tt–
zat la Montaña del Mico El nunca las habia visto.
y apenas cref posible que pudieran existíl, pOlque en aquel lugar .lJ.abiamQs hecho preguntas especiales por las 1uinas dE' Copáu. y no se nos dieron infolmes de ningunas atLas Quedé convencido, sin embalgo, que don Callos era un hombre que no hablaba a la ven–
ttna Tales ruinas estaban en la finca del Señor Pa–
yes, un caballelo de Guatemala, ) ecién fallecido El
había sabido ele ellas por el Señor Payes, y había to~
lIlado tal intelés en el asunto, que plegnntó y obtuvo los detalles de exhaoldinalÍos monumentos Ttes hi~
jos del Señal Payes habían heledado esta plopiedad,
y, a petición mía, don Callos los visitó en mi compañía. Jamás ninguno de los hijos había visto las luinas, ni siqu...el3 visitado la finca Esta era una inmensa ex–
tenSión de tf'li eno inculto, que había llegado a manos
de su padl e hacía muchos años pOl una bagatela El la hahía visitado una vez. y ellos tam~¡én le habian
oído hablar de f'§,tas 1 uinas. No ha mucho. el espíritu
de especulación habí;:s llegado a ese país' y por su fer_ tilidad y posici6n en las márgenes de un
tia navega~
ble inmediato al océano, la legión había sido el obje_ to de un plOSpecto, ~al'a ser vendida por acciones en Inglatelra El prospecto ensalzaba las glandes ven~
tajas naturales ~e la localidad, y los alicientes que o~
fteda a los emIgrantes estaban redactados en tél mi_ nos y fl ases que podrían haber salido de un labOl ato– lio en Nueva York antes de la crisis Los Señores Payes estaban en el primer período de anticipada ti.
queLa, y hablaban en el tono familiar de los construc~
tales de ciudades en mi tielra El refelido plospecto les hizo concebir la esperanza de algún aumento indi. recto al valOl de sus bienes; me dijelon que dos de eUos estaban a ~a sazón haciendo los al reglas para vi_ sitar el tcu eno, e inmediatamente les pI opuse que yo los acompañm ía Mr: Cathel wood. en su camino desde Copán, se había encnnhado con una pelSona en Chi–
quimula que le hablO de tales luinas. con el aglegado de que el Coronel Galindo se hallaba entonces ha. bajando en medio de ellas. Como estaba en las celca– nfas, tuvo alguna idea de ir a visitarlas, pela. como
$e enconh aba muy cansado por sus tL;ahajos en Copán y sabía que la histOl ia el a falsa con 1cspecto al Coro~
nel Galindo. pues tenía noticia que se hallaba a una
sección difelente del pais, CleyÓ que todo elU mentira Nosotros abligábamos algunas dudas de que ellas com_ pensalan el ttabajo. mas como no había motivo pala que él me acompañm a a San Salvador, convinimos en que dmante mi ausencia, él. con los Señores Payes, se itía a \o¿uhiguá, lo que en efecto hizo
El lector debe 1egl esar a Encuentt os. lugar donde nosotros dOlmimos la segunda noche de nuestio a111– bo al país Er.. este lugar se embalcalon en una canoa como de veintic:nco pies de largo por cuaba de ancho consh uidª, del tt anca de un árbol de caoha, y descen~
(Hendo dmanle dos holas elesembmc~uon en Los A– mat€s, cerca de El Pozo, sobre el camino 1 eal de YZ3_
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