Page 85 - RC_1969_01_N100

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nosoh os, puedo mencionar que necesitábamos cuatro cadenas de hieHo para los baúles, peno solamente pudirnos conseguir dos, pOlque todos los heuetos del lugal estaban haciendo cadenas pala los plisionelos

Una semana después de mi 311ibo se encontLaba. todo listo pala nuestla paltida Nos ploveÍmos de todas las facilidades y salvagumdias que pudimos obtener Además de los pasaportes, el gobiel no nos pI 0POl cio– nó caltas especiales de lecomendación para todos los couegidOles; una halagadOla noticia apareció en "El

Tiempo", pcliódico del gobiel no, mencionando mis via..... ies por todas las pLOvincias y mi p~oycctada 1 uta, comendánc1ome pala una buena acogida; y, por el po–

del de la cal ta del Alzobispo de Baltimore, el vene–

table Plovisor me dio una cro.;.ta de lecomendación

pal a todos los Clnas bajo su mando Pela estas no eHut suficientes, el nornble de Canela valía más que todas ellas, y espelamos dos días para su legleso de Quezaltenango El seis de Ablil, templ Elno por la

mañana, enb6 a la ciudad Como a eso de las nueve llegué a su casa y se me infOlmó que estaba en la cama, que había cabalgado toda la noche y que no

se levantalÍa sino hasta por la tmde El rumor de

la atrocidad cometida en aquel lugal fue canfil– mado

Después de comer, en compañía de NI' Savage. hice m~ último paseo por los suburbios d~ la ciudad Jamás sentí, como en aquel momento, su excesiva belleza de posición, y por ]a tercera vez visité el hospital y cementelio de San "Juan de Dios Enflen– te quedaba el hospital, una magnífica estl.'uctura, e·u

tiempos pasados un convento, sostenido principalmen– te por la activa Calidad de don Mariano Aycinena

En el cenh o del patio había una hermosa fnente, y

en la pal te de afuera el cementerio, que habia sido establecido dUlante la época del cólela La entrada sé hacía por un ancho pasadizo, con un alto mmo

a cada lado, destinado para el entiel1'o de los flhelC..... jes" Ahi había solo una tumba, y la lápida tenía la iuscl ¡pción:

Teodolo Ashadl, de la Religione Reformada

July 19 de 1837

Al final de este pasadizo había llna sala pata

muertos, en la cual estaban, en lechos sepalados, los cueLpos de dos hombres, ambos pobres, uno ente–

I amente desnudo, con las piel nas encogidas, como si ningún amigo hubiela estado ahí para enderezálse– las, y el oh o envuelto en un petate A la del echa del pasadizo había una puelta abieIta hacia el ín~

teLÍor de un cercado cuadrangular, en donde había bóvedas consu uidas encima del suelo, con los nom~

bl'es de los habitantes l icos de la ciudad A la iz–

quiel.da, una puerta que daba a un celcado Cl.ue co– rlÍa detlás de la sala de los ll1ueltos, como de sete– cientos cincuenta pies de largo y trescientos de an–

cho, ,Los muros eran ~ltos y gl uesos, y las tumbas

eran' nichos cuadlados a lo largo en el muro, en bes

1 ingIeras, cada uno cenado con una lápida, sobi:e la cnal se insclibía el nombre del ocupante Estos, tam– bién, etan pala los ricos El álea estaba llena con las sepl.Iltmas de la gente del pueblo, y en un lugal estaba un cuach ado de tiena

I ecién l eloovida, bajo la cual yacían los cuelpos como de cualtocientos hom–

1u es muellos en el ataque a la ciudad La meseta

GO\'l.1inaha Ulla vista del velde llano ele Guatemala Y

de los volcanes de la Antigua Bellas tIOles se os– tentllban sob) e las tumbas, y una voz parecía dech:

"Oh {lo no! pluck these flowel's,

They'le sact'ed to the {lea{lll. (1)

Un iéleh o se aploximó con el CUel})O de una lllujel, que rué sepultado sin ningún ataúd Cerca

habia una fila de fosas lccién abieltas en espela de ocupantes Elan cavadas por enhe los esqueletos, y

c:alavelas y huesos yacÍlm amontonados juntos a ellas

Yo hice lodar hes cláneos juntos éon mi pie JEta una 11 iste despedida de Guatemala La tieHa se des !izó bajo mis pies y cc:.í hacia ahás, pero me liblé pa– sando sobre una fosa lecién abiclla Sincelamentc cleo que si hubiela caído denho, habtia sido supelS– ticioso y hubiela tenido miedo de emplendcr mi plO– yectado viaje

Ya llevo dicho que couían lllmores en la ciudad de alguna horlible violencia cometida por Ca!'l el a en Queraltenango El había salido de Guatemala en pel se~

cución de MOlazán, Celca de la Antigua encontló a

uno de sus propios soldados de Quezal1..enango; quien

le infollnó que había habido un levantamiento en esa ciudad y que la gualnlción había sido compelida a rendir las almas, Enfmecido con esta noticia, aban~

donó la pelsecución de MOlazán, y, sil1j ni siquiela dar aviso al gobieulo de su cambio ele plan, malchó a

Quezaltenango, y entre otras menores tropelías cogió

a diez y ocho miemblos de la municipalidad, los prill'" cipales hombles del Estado, y sin la más leve follna de juicio los fusiló en la plaza; y, pala Lealzar la tl'is~

teza de est~ noticia, espalc:ió sobre la ciudad, la pl'e~

cedió el 1 urnor de que, inmediatamente después de su llegada, intentaba manda\' saca\' a todos los presos pala

fusilallos también Por este tiempo la leplimida con moción en la ciudad era ti emenda Un inmenso con· suelo se expelimentó con la lepulsa de MOlazán, pela ho había legoclioj y todavía la espada parecía sus– pendida de un sólo cabello

y aquí yo, aunque quisiela señalar, como un lu~

gar donde ello no tiene lelación inmediata con lo que precede o lo que sigue,-y, en consecuencia, donde nin– guna aplicación de ello puede hacelse, algunos asun· tos de profundo interés ¡Jersonal, que ilustra1an, más

que los volúmenes, la horrorosa condición del país, me veo obligado a apartarlas del todo, no sea que es– tas páginas por casualidad Hegal an a Guatemala Y

complometielan a algunas pelsonas Dmante mi lar~

go viaje yo habia tenido comunicación con hombl es de todos los pmtidos, y Se me habló sin leselvas, y al– gunas veces confidencialmente En tiempos pasados, en todas las guerras y levoluciones, los blancos tenían la influencia c;ontrolaqora; pero ahOla los indios cons– tituían el poder dominante Levantados de la ineicia de los' siglos, y con mosquetes en sus manos, su Dlan· sedumbre se había trocado en ferocidad, y aún enhe los adherentes al paLtido de Carrela, había tellibles temol es de una guell él de cast.?.s. y un vehemente de– seo, de pal te de quienes podían salir, de abandonal el país Fuí consultado por algunos que poseian ca~

sas V grandes tellenos, pero no contaban con más de dos o tres mil dálal es en efectivo, SObl e la posibilidad

de vivir con esa suma en los E.stados Unidos; e indi–

viduos que ocupaban altos puestos bajo el palUdo cenhal dijéronme que ellos ya tenían sus pasapOltes

pal'a Mq.xico, y que estaban listos pala huh en cual. quiel' momento Palecfan fundados los temores en que la hOla de la JUSticia dishibutiva estaba próxima,

y que enhe los indios se despertab~ el ánimo de ha– cer un sal1gdento saclUicio a los espíritus de sus an– tepasados, y lecobrar su herencia, Canela era el eie ti cuyo ahededor ghaban estas cosas Se habla– ba de él como de El Rey de los Indios Los había lelevado de todos los tributos, Y. como ellos decían, sostenía su elército imponiendo conb ibuciones a los blancos Con su autoridad, por medio de una pala– bla podríq. causal' la matanza ele todos los blancos, sin duda alguna La segulidad de éstos se basaba, según.

YO entendí, en que, en medio de la constante activi~

dad de su COl ta carlera, él no había tenido tiempo pa– la fOJ:mar ningún plan para extender su dominio, y nada sabía del inmenso t~h:itolio desde Tejas hasta el Cabo' de Hornos, ocupado por una laza que simpa-

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