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« Previous Page Table of Contents Next Page »nente al atto hasta un lugar que denominaron las siete cavernas, un~ parte del "reino de México, donde funda_
lon la célebre ciudad de Tula De Tanub dependen la5
familias de los 1 eyes de Tala y del Quiché, y el primer monarca de los toltecas Nimaquiché, el quinto 1 ey de
ese linaje, y más amado q!Je ninguno d~ sus anteceso–
les, fue dirigido por un oraculo para sal~r de ~la,. con su pueblo que POl.' este tiempo ya. se habla mulhpl~cado
glandemeilte, Y lo c0!1dui? del reino dE! ~éxico al de
Guatemala .En la eJecucl0n d~ este VlaJe emplealon muchos años suflieron penalidades extlaOl'di.naüas, dis· curriendo sobre una inmensa región del país) hasta que descubrieron la l<tguna de Atitán, y resolvieron esta–
blecelse en sus celcanías en un país que denominaron Quiché
Nimaquiché estaba .a~o~pañado pOI sus hes herm!1–
nos y convinieron en dlvldrrse entre ellos el nuevo p.31S
N~aquiché murió; su hijo Axcopil ,llegó a ser el Jefe de los quichés, kachiqueles y zutugl1e~, y estaba a l~
cabeza de su nación cuando se establecIeron en el QU1.
ché siendo el plimer mona1"ca que reinó en Utatlán
Baj~ su dominio la
monarquía se elevó a un alto gt a..
do 'de esplendol Para relevarse a sí mismo de algu.. nas de las fatigas de la -administraoión, designó a trece
cap~tanes o gobernadores, y ~ una edad muy av:an~ada
dividió su imperio en tres remos, a sabeI: el QUlche, el Kachiquel, y el Zutugil, reteniendo..el primelo ,para si mismo y dando el segundo a su hiJO mayor Jmtemal, y el tercelo al más joven Acxigual Esta división se ve.. rificó en un día en que tres soles fueron visibles al mis· mo tiempo, cuya extraordinaria circunstancia, dice el manuscrito, ha inducido a alIDmas pe1'sonas a creer que fue hecha el dia del nacimiento de nuestro Salvador Hubo diez y siete reyes toltecas que reinaron en Uta. tlán la capital del Quiché, cuyos nombres han llegado a la' postelidad, pero son tan difkiles de transetibir que yo daré por concedido que el lector está fa,miliazilado
con ellos.
Su historia, 10 mismo que la del hombte en otras pel tes del mundo, es de guerras y derramamiento de sangre. Antes de la muer~e de Axcopil sUs hijos estu–
vielon en guerla, la que, SIn embargo, fue sosegada por su mediación, y durante dos 1 einados prevaleció la paz Durante el reinado de Balam Acan,_ el siguiente rey del Quiché, mientras vivía en gran intimidad y amigable. mente con $lJ. primo Zutugilebpop, rey de los 2:utugiles, éste, abusando de su generosidad, huyó con su hija IxconsQCil; y al mism~ tiempo Iloacab, su pro iente y
favorito, anebató a Ecselixpua, la sobrina del rey El rapto de Helena n.o produjo má.s guerras y efusión de
sangre que la llevada de estas dos señorit~s de impro. nunciables nombres. Ba1am Acan era por naturaleza un hombre apacible, pero ~l rapto de su hija era unQ rol enta que no tenía perdón Con ochenta mil vetera– nos, y él mismo en el escuadrón central, ataviado con tres diademas y otros reales ornamentos, conducido en un opulento sitial, espléndidamente decorado con oro, esmeraldas y otras piedras preciosas, en hombros de
los nobles de su corte, marchó contra Zutugilebpop, en~
contrándole Con sesenta mil hombres, comandados por lloacab, su general el). jefe y cómplice La más san· glienta batalla jamás reñida en el país tuvo lugar; el campo quedó tan completamente legado con sangre que ni una hoja de yerba se podia ver. Por largo tiempo la victoria pareció indecisa, hasta que por fin lloacab ca~
y6 muerto y Balam Acan quedó dueño del campó Pe–
ro la campaña no ter,minó aquf. Balam Acan, con trein. ta mil veteranos bajo su mando pelsonal y otlos dm¡
cuerpos de tlf~inta mil cada uno, encontró de nuevo a Zutugilebpop con cuarenta mil de sus propios guelre.. lOS y cualenta mil auxiliares Este fue denotado y es.
capó de noche. Balam Acan le pelsiguió y logró alcan.. zalle; pero mientras sus conductores se apresuraban con él a lo más recio del combate, resbalaron y lo p1'C– cipitaron en tierra En estos momentos ZutugilebQO]J avanzaba con un escogido cue1po de diez mil lancelos
Matalon a Balam Acan y catOlce mil indios quedaron muertos en el campo
La guena fue proseguida P01' el sucesor de Balam, y Zutugilebpop sufrió tan SeVelQS reveses que cayó en desaliento y murió. La guerra se prolongó hasta la
época de Kicah Tanub, quien, después de Una sangrien– ta lucha, ledujo a los zutugiles y kachiqueles al yugo de los reyes del Quiché Por .este tiempo el reino de los
quichés había alcanzado su más grande esplendor, sien– do esto c0rUemporáneo de aqueI¡a era exlraOldinalÍa en
la historia americana: el ~einado de Moutc'l.uma y la invasión de los españoles Los reyes de México y del Quiché reconocían los lazos de parentesco y, en un ma_ nuscrito de diez y seis hojas en cuarto, conservado POl
los indios de San Andrés Xecul, se relata que cuando Montezuma fue hecho prisionero, envió un embajador secreto a Kicah Tanub, iníOlmándole que algunos hom.. bIes blancos habían atribndo a Su'i dominios y héchole la guena con tal impetuosidad que todo el poder de su gente fue jncap~z de resistirlas; que él Se encontraba prisionero, l'odeado de guardias; y habiendo oído que ern la intención de sus invasOl':es,. pasar hasta el reino del
Quiché, le enviaba noticias de tal designio, pa~a que Kicah Tanub pudiera estar preparad\) para oponelseles Al recibir este aviso, el rey del Quiché hizo llegar a cua~
tu> jóvenes adivinos, a quienes O1'denó que le dijeran cuál sería el resultado de esta invasión Ellos pidieron tiempo iJara dar sus respuestas; y, tomando sus arcos, dispalalon algunas flechas contra una foca, pela, ob– servando que ninguna impresión habían hecho sobre ella, regresaron muy apenados, y dijeron al rey que no había medio de evitar el desastre; los hombres blancos ciertamente !05 conquistanan Kicah, no satisfecho, en
vió pOI los sacerdotes
J
deseoso de obtener su ?l?inión
SObl e este in portante asunto; y ellos, por la slll 1 e.s tra condÍcióll Ofl cierta !)iedra traída por SUS antecesaroes
de Egipto, quP repentinamente se habia partido en .dos,
predijeron la ruina inevitable del reino Por este bem– po él recibjQ ip,forme del arribo d~ los espa.ñol~s a los confines de Soconusco para invadll' su terrItorro; pero sin desmayar' por los augurios de los adivinos o sacer.. dotes, se prepaIó' para 1á. guerra. Envi';l mensajes a. ~03
reyes' conquistados y jefes bflj9 su dommio" compelien_ doles a cooperar para la comun defensa; pero" gozoso de lUna OpOl tunidad para rebe~e, &in~cam, el ~ey de
Guatema~, de<ilaró abiertam~D:te q.ue el era anugo de los teules o dioses, como los espano1es eran ll~mad~s
por los indios' y el rey de los .utugiles respond16 altl..
vamente 9ue él era capaz de ~efender~u lein~, so.lo con– tra un mas numeroso y menos hambnento ejercIto que aquél que estaba pró~mo al Quich~ La irr~tación, el OlgullO herido, la ~nsle,~ad y la fahga, prodUJeron una
emermedad que llev6 a la tumba a Tanub en pocos
días
Su hijo Tecum Untan le sucedió en los honores e inquietudes Al poco tiempo se recibió aviso que el Ca·
pilán (Alvarado) y sus teul... bablan marchado a poner sitio a XeJabuh (ahora Quezaltenango), después de la capital la ciudad inás grande del Quiché .En ,aquella
época tenía dentro de sus murOs ~enta mil hombres; pero tal era la fama de los españoles que Tecum Ull?-an determinó aetldir en su au~lio, A))andonó la capItal por la entrada en que nos hallábamos, conducido en su litela en hombros de los principales varones de su reino,
y precedido por la música de flautas, cornetas y tambo–
1 es y de setenta mil hombres, comandados por su gene:..
HÜ' Ahzob, su teniente Ahzumanché, el gran escudelo Ahpocob, otlos dignatarios con nombres todavía más
difíciles, y nUlÍlelosos cortesanos que pOlta,ban palasoles y abanicos de plumas para la comodidad de la real per_ sona. Un inmenso número de indios cargadores le se.. guian con el bágaje y plovisiones En la populasa ciu...
dad de Totonlcapán el ejército fue aumentado a noven– ta mil hómbl es de guerra En Quezaltenango se le unie· Ion diez jefes más, bien armados y sU! tidos de provi.. sioneS, ostentando todas las vistosas insignias de su 1 an– go, y asistidos por veinticuatro mil soldados En el mis.
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