Page 103 - RC_1968_04_N91

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piracl.On de fines de 1853, a la cual nos referiremos por entero en el próximo capitulo.

EJ. mensaje inaugural que leyó Fruto Chamarra ante la Asamblea Constituyente es de lo mejor de su .abundantle producción política. Su pensamiento y sus intenciones; Su experiencia y el remedio para las desgracias de Nicaragua fueron admirablemente ex– puestos, y estaban en consonancia con lo que pensa– ban grandes estadistas de la época de Centro y Sud América.

Nada. de copias'. la nueva ley fundamental debía nacer de las necesidades de Nicaragua y adaptarse a la capacidad e instrucción de sus habitantes. Bien lo había dado a entender Fruto Chamarra al Minis. tro Americano, en contestación al largo discurso.lec. ción de éste sobre el gobierno. Al protestar de las simpatias de los centroamericanos por la Gran Repú– blica, Fruto Chamorro le advierte que se precipita– ron "en un abismo por querer imitar sus institucio– nes". Estas palabras eran un programa. La nueva Constitución seria para Nicaragua Y no ésta para aquélla.

Recuerda Fruto Chamarra que la Constitl'ción OP

1838 se dictó bajo la amenaza de la demagogia. En efecto, entonces el sable estaba en manos de Bernar· do Méndez, alias "El Pavo"; se oyeron amenazas de matanzas para los diputados. La Asamblea se tras– ladó a Chinandega en busca de seguridad, pero hasta allá llegaron las imposiciones, y fue precisamente Fruto Chamarra quien se opuso a ellas con peligro de su persona.

Sabia, pues, lo que afirmaba. Una Constitución aprobada en esas condiciones, no podia dar frutos de seguridad y orden. Por eso el Supremo Director supo trazar acertádamente el cuadro de la vida po. lítica, produCto de aquella Constitución.

"Vosotros -dice dirigiéndose a los diputados-, como yo, sabéis que el estado normal de nuestra so– ciedad ha sido el trastorno, la zozobra y la agitación,

y que el poder ha vivido en lucha perpetua con el mismo a quien toca obedecer; y habéis también pre. senciado, y comprendéis perfectamente los conflictos de la autoridad para conservar el orden. La Constitu– ción actual hace al jefe de la nación responsable de la . tranquilidad pública, y le encarga el manteni. miento del orden, como el primero y más esencial de sus deberes; pero para atender a tan vitales obje. tos no sólo no le ha provisto con la debida claridad de los medios eficaces, sino que franqueando imRrovi. sadamente hasta el exceso las garantías individua. les, le coloca en precisi6n o de faltar a la primordial y más sagrada de sus obligaciones, exponiéndose así a naufragar junto con la sociedad, o de resistir al. guna de esas garantías para cumplimentarla en bene. ficio de la generalidad de los asociados. Triste alter. nativa para un gobernante que se mantiene asechado por la ambición y la envidia, y asediado por los ene. migas del reposo público.

"Muy amargo es el fruto recol!ido en los Quince años que lleva de laxitud la autoridad para que PUM diera despreciarse la lección saludable que ese pe. ríodo infortunado nos da con sus borrascas, sus ca. tástrofes y su larga serie de ocurrencias lamentables. Conocidos los escollos que han entorpecido y parali. zado la marcha progresiva del país; palpadas las cau– sas de su atraso y malestar, la prndencia demanda huir del extravío que atrajo tantas calamidades. ca. minando por rumbo opuesto del que siguiera el le. gislador constituyente de 1838".

Protesta Fruto Chamarra que no tiene ambición' los 18 años consa~rados al servicio público, lo ha~

hecho aborrecer el mFlndo. Sólo el amor a la Patria

10 estimula; llevar a Nicara~ua al destino oue la Pro. vinencia le dpshma. Y pFlra f'SO era "indisn"nsable andar muy discreto y mesurado en la concesión de garantías individuales"; la imprudente profusión de

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ellas era el defecto dominante de la Constitución que se trataba de reformar. El estaba de acuerdo en que se otorgaran al verdadero ciudadan<>; pero la igual– dad no consistía en conceder simllares derechos y preeminenCiaS a todos; "dar las mismas garantias al malvado que al hombre de bien, al holgazán y tur. bulento que al laborioso y pacífico, es romper aqueo lla igualdad, es crear elementos de anarquía". El remedio a tanto mal era el que habian pro. clamado los estadistas de América, y que expresa asi Fruto Chamarra: Necesitamos "robustecer el princi. pio de autoridad, tan abatido y despreciado entre nos. otros; esto se conseguiría dando al poder mayor ex– pansión, mayor fuerza y consistencia".

Opinaba asimismo por un periodo de cuatro en

vez de dos años para el Primer Magistrado, porque "en Nicaragua el mandatario finaliza su misión, cuando cabalmente se hala en capacidad de ejercerla con algún provecho".

Advierte que no pretende favorecer el despotis. mo, ya que no estaba por un Poder Ejecutivo sin res– tricciones. "Quiero únicamente --explica- que éso tas se le pongan de manera que esté impedido de ha. cer el bien". En resumen, Fruto Chamorro abogaba, como Bolívar frente al caos americano que siguió a la independencia, por "un gobierno que sea bastante fuerte para oprimir la ambición y proteger la liber– tad". ¡Qué similitud en el pensamiento I

Respecto de las garantías individuales, "las quie. ro -decia Fruto Chamarra- para el honrado, no para el perverso; para el que respetando los derechos sociales, tienda por el orden; y no para el que, aten. tanda contra ellos, ande a caza de revueltas y tras. tornos; la anhelo para el que gana la vida con el su– dor de su frente, y no para el que la lleva al amparo de las conspiraciones y convulsiones intestinas ... En fin, ansío porque la nueva organizaciÓn de Nica. ragua repose bajo cimientos sólidos, que no puedan ser bamboleados por los arranques de las pasiones políticas, ni socavados por los desmanes del Poder". Fruto Chamarra para su atención en la mezcla de razas que pueblan a Nicaragua, y proclama que es preciso diferentes regímenes a las tres clases en que se dividen: la indígena~ la extranjera que habita las fronteras y puertos, acordándose sin duda de San Juan del Norte, y la propiamente nicaragüense. Para cada una, leyes de acuerdo con su carácter y costum. bres; los indios requieren normas excepcionales; y los extranjeros, otras distintas a las que gobiernal1 a los nicaragüenses.

Recomienda el cambio del nombre de Estado en nepública, y el de Supremo Director en Presidente de la República. Los motivos que para ello tien son: los repetidos fracaso de recontruir la antigua Fede· ración, mnetra de su imposibilidad o impopularidad; porque lo reclamaba la opinión de la generalidad; porque en tal carácter tenía celebrados solemnes compromisos con algunas potencias; porque había asu– mido su completa soberanía e independencia: porque así convenía a los intereses de Nicaragua. Pero re. comendaba como acto de prudencia declarar que Ni. caragua estaba lista a volver a formar parte de Cen– tro América bajo Un gobierno único, sólido, fuerte

y resuetable.

Además, aunque no lo dijera Fruto Chamarra, estaba el ejemplo de otros E'stados que se habían de– clarado República y sus Jefes, Presidentes. Guate. mala lo había hecho en 1847; Honduras dio a su mandatario el título de Presidente en su constitu– ción el 11 de enero de 1839, y en su reforma de1848 prorrol!ó su período a cuatro años; Costa Rica se de· clar6 República y a su Jefe, Presidente el 30 de al!osto de 1848: sólo El Salvador quedaba llamándose Estado, pero Vasconcelos se reeligió. y estaba escrito que el nacionalista Gerardo Barrios la convertiría en

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