Page 107 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

pre entre nosotros, ese medio que en otros países ha conducido a los pueblos a la conSBcución de sus desig– nios".

Las. ide~s del Director Supremo, Fruto Chamorro, sobi'e naclOnalidad y los motivos de sus evoluciones en es.te. asunto, se encuentran expresados en la nota que el MIlllstro Mateo Mayorg¡¡, envió al gobierno de Hondu– ras el 4 de julio de 1953, la cual copiaremos en su paIte conducente para exponer con más fidelidad el pensamiento de Fruto Chamorro sobre nacionalismo en esta fecha de su historia.

Dice aquella nota:

"El señor General Director cree que la unión de los Estados de Centro América daría a ésta más estabi. lidad en el interior y más respeto en el extranjero; y, entusiasta por la reorganización de la República, hará por ella todos los esfuerzos que estén a su alcance, y

Nicaragua entrará en el pacto que se celebre para lo– grarla cuando la opinión pública, de un modo fra~co y

espontáneo, haga posible tal unión bajo un Gobierno que pueda reconcentrar la unidad de acción y de pen– samiento, que tenga poder bastante para hacerse res– petar y obedecer, y que no se halle embarazado con fracciones de soberaniaS! que le promuevan a cada paso contiendas y choques. Empero, mientras el nexo nacio– nal Se busque bajo la funesta forma de federación, no podrá obtenerse, y se perderá el tiempo en trabajos estériles porque esa forma no se aviene con las nece– sidades e intereses de pueblos que, viviendo largos si. glos bajo un Gobierno unitario, contrajeron hábitos po– co o nada a propósito pal'a el federalisma; y que, esca– sos de hombres y recursos, exigirían para nacionalizar. se con feliz éxito una forma menos complicada,más sencilla, menos dispendiosa y que proporcionase al Go– bierno común más poder y energía que la federativa. La situación no muy satisfactoria de los países hispa– noamericanos, que, alucinados con el creciente desarro– llo de la República de Washington, se dieron institu– ciones semejantes; la bien triste que cupo a Centro A– mérica durante la federación que después destruyeron los mismos Estados, y la infructuosidad de los ensayos que se han hecho paar restablecerla, están probando la verdad que he indicado. Y el Sr. General Director, que en el tiempo que ejerció el alto destino de Supremo Delegado de la nación, tuvo ocasión de palpar que 'en– tre nosotros no es posible la existencia de un Gobierno general con soberanías parciales; que conoció que no hubo entonces toda la uecisión deseable en la mayoría de los Estados confederados para constituirse en una verdadera Naci.ón, pues el proyecto que formó con tal objeto sólo por Nicaragua fue considerado y aprobado, sin que los Gobiernos de Honduras: y El Salvador lo sometiesen siquiera. a la revisión de sus respectivas Legislaturas; y que hoy día observa también esa poca decisión, se halla íntimamente persuadido que mien– tras los lazos de la familia centroamericana no se anu– den a impulsos del voto libre de todos los Estados dado por el convencimiento que abriguen de la necesi.. dad y conveniencia de formar una sola Nación y que el Gobierno de ésta no sea solo y único, revestido de verdadero poder, los Estados deben permanecer en el ejercicio pleno de su absoluta soberanía, conoíUltando por sí a todo cuanto conduzca a su régimen interior y

exterior; ligando sus mutuos intereses por medio de tr'atadosi de recíproca utilidad que ajusten entre sí manteniendo con más firmeza sus relacioneSJ fraterna~

les y comprometiéndose, de un mood eficaz, a formar causa común para contrastar unidos los desmanes y pretensiones injustas del extranjero. Tales son las con– viccione';l arraigadas en el ánimo del Gobernante actual de Nicaragua, las que está resuelto a seguir durante el período de su mando, hasta que venga el gran día re– servado por la Providencia a Centro América para que aparezca en una sola familia, regida por un poder só– lido, respetable y enérgico".

No obstante esto,' el Presidente Cabañas envió al

Lic. Francisco Castellón a prinCIpiOS de julio, con la doble misión de preguntar al Gobierno d~ Nicaragua sobre sus intenciones unionistas, y a pedir auxilio bé– lico contra Guatemala. Comprendieron Fruto Chamorro y sus consejeros que esta misión contenía su fondo de oposición, por lo menos era preparativa para justificar un ataque posterior. El comisionado era el candidato derrotado en las elecciones; y por consiguiente, adver– sario de la administración de Chamorro; la pregunta sobre unioniSlmo carecía de objeto, porque era público que Nicaragua no había aceptado el Estatuto de Tegu– cigalpa. Así se le dijo a Castellón; agregándole que el gobierno "se hallaba resuelto a entrar en la Unión Na'·

cional, cuando ésta sea exigida por la opinión libre de los Estados y el Gobierno General sea central" (carta de Mayorga a Cuadra, 7 VII. 53); y respecto del aUQ xilio solicitado de conformidad con el tratado Caste– llón-Velásquez del 20 de agosto de 1851, el Gobierno de Nicaragua estaba dispuesto a cumplirlo, una vez que llegara el caso.

En efecto, aquel tratado estipulaba que los Esta– dos pactantes, Nicaragua y Honduras, se comprometían mutuamente a no auxiliar facción alguna que se levan– tara en sus respectivos terirtorios; antes bien debían ayudarse recíprocamente, viendo como propia la ofensa al otro. Pero en ese momento no había en Honduras facción, ni Guatemala estaba, apoyando ningún desor–

cIen, sino, por el contrario, era Cabañas quien había invadido el territorio guatemalteco. Carrera y Cabañas eran enemigos porque profesaban principios opquestos y porque Honduras acusaba a su vecino de ocupar parte de su territorio.

En efecto, el 2 de julio de 1853 Cabañas había ata– cado a Guatemala y llegado con sus tropasl a ocupar Chiquimula; pero el Gral. Vicente Cerna le salió al encuentro y lo derrotó el 6 de ese mismo mes. Caba– ñas se retiró a Honduras.

Algo parecido sucedió con El Salvador. Desde que éste manifestó su desaprobación del Estatuto de Te– gucigalpa, el Presidente Cabaña'J comenzó una serie de hostilidades contra aquel gobierno vecino, hasta el punto de correr el rumor de una próxima invasión de Cabañas. El Salvador hubo de mandar una embajada y el Presidente hondureño aceptó las explicaciones. ' Como el Lic. Castellón insistiera en ser recibido, el Gobierno de Nicaragua no lo aceptó, advirtiéndole que aquellos dos tópicos estaban definitivamente, mas que si traía misión "sobre puntos de recíproco interés para los dos Estados, no habr~a embarazo en admitir– lo"; pero Castellón no pasó de Managua.

Sin embargo, Fruto Chamorro ,abundando en sen– timientos de paz entre las secciones de Centro América y deseando estrecharlas en unión íntima y fraternal,

y quizás también por economizar la sangre de su pue– blo en una guerra a que lo llevaría el compromiso con Honduras, ofreció su mediación, que aceptaron Guate– mala el 26 de agosto y Honduras el 2 de septiembre de 1853.

Es importante hacer constar el agrado conque Honduras aprovechó la ocasión propicia de salir airoso del conflicto en que lo había colocado la irreflexiva acción de su Presidente. Decía así el Ministro de Re– laciones Exteriores de Honduras, a la que él llamaba su aliada Nicaragua: "mi gobierno no debe menos que re– conocer profundamente los oficios de US., que mira co– mo un nuevo testimonio de amistad e interés por este .Estado".

Nicaragua, solicitó la compañía y apoyO' moral de Gosta Rica (l. VIII. 53), en este asunto.

Súpose después en Nicaragua que Carrera, en re– presalia, había invadido ia costa norte de Honduras y

tomado el puerto de Omoa el 25 de agosto de aquel año, El gobierno de Fruto Cbamorro solicitó entonces a Guatemala y Honduras, el 24 de septiembre, que de– cretaran un armisticio; mientras tanto, ya se ponía en cannno el comisionado de l\¡lcaragua hacia Santa Ana,

Page 107 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »