Page 122 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

este paso, pero él~ comprendiendo .que. lo desaco~:

sejaba el temor mas que la convemencla, no perdlO tiempo en llevarlo adelante. Con adobes, piedras, madera Y otros ingredientes, en una sola noche im– provisó la trinchera en forma de cuadrilátero, lo dotó de gente escogida, y en él emplazó uno de los más grandes cañones que había en Granada, el que estaba en la esquina marcada A en el plano, y que llamaban "El Venerable Colís" por haber sido empleado en otras defensas victoriosas .de l~ ciudad. . Los jefes de Jalteya dispUSIeron que el Gral. Tri– nidad Salazar con pocos democráticos y con muchos hondureños acompañara al Coronel Licona a un re– conocimiento de Pueblo Chiquito para dar el asalto al día siguiente. .' Lo que sucedió después, lo explica bien. el. propio General en Jefe en su parte del 16 de Jubo, que dice textualmente: , . "El día de hoy formé una batería excentrica a}a izquierda de nuestra línea; y después de estar cll:no– neando por el flanco durante dos horas los ~trll1­

cheramientos Y puntos ocupados por los faccIOso~,

desplegaron éstos el grueso de sus fuerzas en nu– mero de 300 hombres, a lo menos, por ~l lado de Pueblo Chiquito y en dir~cción a la baterla: E!1 ton – ces . ~ubrí coI). la caballena ..l'\uestro flanco IzqUIerdo por el rumbo del Rastro, lo .cu.al fue bastante para contener por ese lado el movimiento; y a consecuen– cia de ésto cargó el enemigo sobre la expresada ba– tería, donde fue recibido cual, corresponde. a los. de– fensores del Gobierno flanqueandosele al mIsmo tiem– po por su derecha co~ la misma caballería y 50 hom– bres de infantería que al efecto destaqué de ante– mano. Esta fuerza trabó c?n la enemiga un ~ombate

mortífero en que alternativamente retrocedIan una y otra, hasta que, sacando de la batería un cuerpo auxiliar se dio a los facciosos una terrIble carga que les obligó a retroceder a sus atrincheramientos, de– jando en el campo más de 40 cadáveres, 7 alb.ardas, 30 caserinas con su respectivo pertrecho, 52 fus'les 6 caballos con sus monturas y retacos, fuera de mu– chos que quedaron muertos, y unas cuantas lanzas. Aun no se ha acabado de reconocer el campo, y es muy probable que se hallen más muertos y más des– pojos del enemigo pudiendo desde ahora tenerse por seguro que son miIchos los Oficiales que ha perdido, pues por de pronto se han reconocido 4. En cuanto al número de heridos, que por lo regular es doble. o triple al de muertos, debe suponer~e que los faccIO– sos han tenido una porción muy conSIderable; de modo que entre unos y otros se les puede calcular una baja de 100 hombres a lo menos.

"De nuestra parte, gracias a la Divina Pr.ovi~e.n­

c;a que visiblemente protege la causa de la JustiCIa, sólo hemos tenido 4 muertos y 9 heridos, entre éstos uno de gravedad, y entre aquéllos dos Oficiales y un tambor".

Esta acción se conoce como la del "Cuadro de la Muerte" por haber sido la más sangrienta para el enemigo. Refiere la tradició!1 que e!, artillero que manejaba "El Venerable Cobs" engano al enemigo con una treta. Cargó el cañón con toda clase de pertrechos, balas pequeñas, pedazos de cadena y

hierro, y luego le puso varios cebos. Cuando los hon– dureños avanzaban, encendía una de esas cebas que por supuesto no hacía disparar el cañón. Los asal– tantes gritaban -se chifló el cañón adentro mucha– chos! y avanzaban en masa compacta; otra vez la falsa del art'llero que arrimaba el tizón al segundo falso cebo, detenía a los hondureños, y de nuevo volvía al avance al ver que de nuevo se pifiaba el cañón. Por último, cuando los asaltantes estaban ya muy cerca, el artillero dio fuego al cebo de verdad

y el cañonazo barrió materialmente a la masa de hon– dureños confiados.

El oficial democrático Cástulo Córdova, convale– ciente de sus heridas, presenció esta acción desde Jal– teva. El nos dice que el encuentro fue terrible,

y que aquella región poblada de árbole,s quedó "des-

95

marrada y el campo cubierto de cadáveres". Un hon– durueño, el valiente oficial Rosas "de buen parecer y buena figura militar", fue el único que llegó a la trinchera para caer allí muerto dentro del recinto víctima de su arrojo y de uná causa que no er~

la suya, ni la de su pueblo.

Al día siguiente de esta acción el Gral. Gómez intimó a Fruto Chamorro que se ri{¡diera, que entre– gara la plaza. Este le contestó que él no tenía fa–

culu~ades para negociar la paz, que se dirigiera al GobIerno. In~istió Góme?= diciéndole que su pro– puesta la tUVIera el GobIerno como dirigida a él. Pero Chamorro guardó despreciativo silencio ante un general que exigía rendición después de haber sido totalmente aniquilado.

La acción del "Cuadro de la Muerte" fue suma– mente fatal para los democráticos, quienes perdieron las <!os terct:;ras partes del auxilio hondureño, llegado el dIa an!erlOr. El Gral. Gómez furioso porque Sa– lazar habIa empeñado una acción seria cuando sólo se trataba de practicar un, reconocimiento, exigió que se le procesara y se le pasara por las armas por..haber desobedecido sus instrucciones. Pero su: ced'o algo muy diferente. El propio General Gómez se contagió del vómito prieto a causa del disgusto y falleció pocos días después.

Los granadinos hacían burla con los siguientes tercetos: .

De Honduras a la facción, Auxilio de hombres mandaron Que en Pueblo Chiquito hallaron La muerte por su traición. Ah! Que terrible lección Para el Dr. Calicanto.

Por este tiempo tuvieron lugar dos sucesos que vamos a relatar como una muestra de lo ident 1 ficado que estaba el pueblo de Granada con' su defensor Fruto Chamorro, y de la confianza que le merecían las medidas por él dietadas, en la seguridad de que obraba con justicia por el bien de la causa común del orden y la ley.

Observando Fruto Chamorro que frente al "Cua– dro de la Muerte" una casa situada a eso de cincuenta varas de distancia, podía servir de refugio al enemigo para hostilizar al cuadro y aun a la torre de La Merced, dispuso incendiarla con el fin' de acabar con el estorbo brevemente y sin peligro. Una vez resuel– to, mandó una comisión con las teas necesarias. En el .camino salióles al encuentro Pedro Morales, el duñeo de la casa y uno de los roeiores músicos de la ciudad, para cerciorarse de la verdad; y mientras los espectadores esperaban que se lamentara y rogara que le preservaran su propiedad, tomó él mismo la tea, diciendo:

-Puesto que el Gral. Chamorro dispone que mi casa sea destruída. debe ser necesario para defensa del Gobierno Legítimo; yo mismo le prenderé fuego.

y así lo hizo.

El otro caso sucedió un poco después en octubre, cuando habría que suponer que la constancia de los granadinos estaba más minada por el cansancio y el desgaste; pero la adelantamos porque se trata de un ejemplo del mismo género, y en este caso de mayor relieve, ya que es una mujer,' una madre ante al cadáver de su hijo quien da el ejemplo de heroísmo.

En uno de aquellos combates, la señora Guada– lupe Chavarría vio morir en sus brazos a uno de sus hijos, a causa de una herida recib 1 da en el campo de honor. Sus amigas' se preparaban a consolarla, cuando ella les sorprendió, diciendo:

-Mi hijo ha muerto defendiendo su patria y su gobierno; esto me satisface, me llena de consuelo y

hasta de orgulio; me quedan todavía mi esposo y un hijo más, que aguardo no dejarán las armas b,asta morir o triunfar.

El mal de que murió en general hondureño Gómez era una peste que cundía en el ejérc;to democrático desde el mes de julio, y sobre todo entre los hon-

Page 122 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »