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dos porque sería oprobio más que egoísmo·y qespués ' nada de extraño que la administración ante tan des- ' arreglada. ¿Tendrían valor de criticarla aquellos mis– moS que han cooperado a su ruina o no han tenido parte en su remedio? "Mudemos, pues, de conducta: tomemos como buenos ciudadanos empeño y personal y real en las elecciones; hagámoslas destituídas de to– da prevención y espíritu de partido, atendiendo sólo al bien y a la felicidad pública hagámoslas nosotros mismos pues es asunto propio' nuestro; hágamoslas como demandan los mismos pueblos que están tan mal servidos en su perjuicio y deshonra del gobierno. Si queremos que todo se arregle, comencemos por arreglarnos nosotros. No nos olvidemos de lo que decía un hombre grande; "lo más fácil es componer elmundo: Compóngase cada uno, y verá el mundo compuesto". , Diciembre 4 de 1841, numero 6.

"Los actos electorales deben ser absolutamente libres' todo lo que tienda a impedir la libertad es un

atent~do: por esto es prohibido aún a la autoridad tener en ellos más intervención que la nec,esaria para conservar el orden; por esto es prohibido presentarse con armas; por esto es prohibido usar de amenaza y de toda co-acción. Estos actos son majestuosos y co– mo tales deben estar acompañados, no de una liber– tad tumultuosa, insolente y desenfrenada; sino de una libertad moderada. racional y comedida, de libertad propia de patriotas libres e ilustrados y no de una libertad que degenere en licencia o libertinaje. El fin de las elecciones es el acierto para que recaigan en los sujetos que sean más aptos; y este acierto no puede encontrarse en el torbellino y en el desorden; sino en la discusión hecha con calma, con modera– ción y con modestia, respetando todas las opiniones y sometiendo la nuestra a la general.

En hora buena que haya empeño por ciertas pero sanas, que parecen mejor en contraposición de otras; en hora buena que se encomien las dotes y virtudes de las unas y se saquen los defectos de las otras, es– cudriñándoles hasta las entrañas y los rincones; en ho– ra buena que se practique todo lo que parezca pro– pio para el acierto de la elección. Esto es lo que cabalmente se quiere y se desea; pero todo debe prac– ticarse de un modo digno de los hombres libres. De– mos a los pueblos ejemplo de liberta.d, de moderación y de prudencia a que siempre se acompaña el acierto". Ante los sucesos de San Juan, o sean los abusos del inglés Macdonald, comenta: "el asunto de San Juan es muy delicado; su decisión debe ser menos obra de la fuerza que de medidas políticas y diplomáti– cas que no pueden adoptarse con seguridad si siguen los Estados separados unos de otros, como hasta aho– ra, sin tener unidad nacional y que para conseguir esto, todos debemos agotar los arbitrios, porque de otra suerte peligra la independencia no sólo de uno sino de todos ellos; los cuales íntimamente unidos y representando un todo moral, serán atendidos y res– petados por las naciones y podrán a la vez oponer una fuerza irresistible por su unión, pues todos sa– ben que vis unita fortior". (La fuerza unida es más fuerte).

Número 6, diciembre 4, 1841.

Da cuenta que llegó a Granada en impreso firma. do por Gregario Dávila en León a 27 de noviembre de ese año en que refiere el atentado de San Juan y el ultimatúm del Superintendente de Belice a los Esta– d?s; que las cámaras "están reunidas para acordar me– dIdas capaces de asegurar la independencia" y agrega que "siendo la principal los recursos, se e'spera que los decrete a la mayor brevedad".

Alaba el celo del Sr. Dávila, pero no está de a–

cue~do en que se eche mano a medidas mÍlitares para

conJ~rar' el peligro, y expone así su opinión: Ya hemos manifestado la nuestra acerca de este asunto: él es el más grande que puede ocurrir y de-

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bé manejarse con calma, prudencia y sabiduría. Su decisión de ninguna manera debe someterse al resul. tado de las armas; todo debe ser obra de la razón de la política, y de la seguridad diplomática pues aún cuando nuestras fuerzas y nuestros element~s fue– ren superiores a los de la Gran Bretaña, opinaríamos que hasta agotar los medios prudentes y pacíficos (no) se adoptará el de la guerra, porque estando en esta recopilación todos los males como en la caja de Pandora, sólo debe recurrirse a ella por necesidad o en el último caso: utile bellum, ubí necesarium; et pia arma ubi nisi in armis nulla relinquitur spes". (Vtil es la guerra cuando necesaria; y' buenas las ar– mas cuando no queda más esperanza que en ellas"). Concluye recomendando que se acredite un Em– bajador o Ministro en Inglaterra. Número 7, diciembre 11 de 1841.

Las elecciones de representantes y municipales se hicieron con libertad legal, orden y moderación, no asomó bando ni partido alguno. La división de los granadinos concluyó y esto 10 celebraron como un acontecimiento dichoso. Con tal motivo, en una reu_ nión política, Fruto Chamorro pronunció las siguien– tes palabras:

"Señores: Aunque insignificante en la sociedad por todas mis circunstancias, tengo una por la que merez. ca el aprecio de todo buen granadino; esta es: el Patriotismo; que si no excede, iguala al que lo tenga mayor. Fundado en ella me tomo la libertad de lla– mar vuestra atención hacia el acto augusto que moti. va hoy nuestra reunión. Celebrar la confinación de las discordias a lo más profundo del averno, a esto hemos venido, ciudadanos. ¿Y habrá un objeto más plausible para los granadinos? No, señores, si con– sideramos los males que nos han causado estas furias infernales; ellas impedían que el mérito fuese exalta– do a su correspondiente lugar; ellas servían de ve– hículo a la ruin venganza para trasmitir su mortal ve– neno; y ellas, en una palabra, exponían a nuestro caro pueblo granadino al influjo de todas las pasiones. "Con' su ausencia ha tornado entre nosotros la paz, la unión, la confianza y bien presto todas las vir– tudes resplandecerán entre nosotros. Conciudadanos, no desperdiciemos esta ocasión que los dioses nos han brindado; aprovechémosla, haciendo cada día más fir. me nuestra unión, esmérese cada uno de nosotros en fomentarla y no lo dudéis, lloverán felicidades sobre este pueblo que por todas circunstancias está llama. do a ser, tarde o temprano, el emporio, no sólo de este continente, sino del orbe todo, y si así lo deseamos, pongamos los medios para que no dilate aquel mo– mento en cuyo estado son mis votos siempre. ¡Viva el pueblo granadino!"

2. LA FIGURA MORAL DE FRUTO CHAMORRO

En el Mentor Nicaragüense aparece mejor que' en ningún otro documento defínida la personalidad moral de Fruto Chamorro. Allí ha vaciado sus ideas completas, allí está su programa de hombre privado y de estadista. Allí su fidelidad a la religión de Cris– to, que adopta por principio de gobierno con su má– xima "amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu pró. jimo como a tí mismo". Allí su amor a la instruc– ción pública y su enemiga declarada a la ignorancia, a base de la religión católica. Allí su preocupación por los problemas del Estado, su devoción a la pa– tria, su manera prudente y serena de tratar los asun– tos más arduos, como el conflicto con Inglaterra. Allí su cuidado al contemplar las causas que pueden empo. brecer más a Nicaragua; su condenación de la apatía ante las elecciones, siquiera fueran municipales, y al abandono de los grandes intereses del Estado al arbi– trio de los perversos; su estímulo a dejar el .espíritu de partido" y el deber de mirar "sólo al bien y a la felicidad públicos". Allí su vigilancia por la liber-

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