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tad electoi'al, recordando a la autoridad que su misión se reduce a "conservar el orden". y a los lectores, que la libertad no es tumultuosa, ni insolente, ni desenfre– nada; finalmente, allí su regocijo ante la unión de los granadinos después de los comicios, y su estímulo a que guardaran paz para que llovieran felicidades so– bre este pueblo llamado a ser el emperio del Conti– nente

Todo esto constituye mejor que nada la epopeya de Fruto Chamarra, porque todo fué escrito sin inten.. ción de justificarse o de excitar a la defensa de una causa, y porque en la práctica fué fiel a esos prin. cipios, aún a costa de su reposo y de su propia vida. Allí está el hombre de principios sanos y sinceros; allí el estadista que primero escribe los programas y después los cumple, a pesar de las tempestades qne para impedirlo, levantan los demagogos inconformes y despechados.

3. DEFENSA DE SAN JUAN DEL NORTE

El abuso del Superintendente de Belice y las ma· quinaciones inglesas para anexarse la Costa Atlántica de Nicaragua y el puerto de San Juan del Norte con miras a dominar la ruta del futuro canal interoceánico, conmovió a Nicaragua, y sus autoridades y destacados ciudadanos comprendieron que era necesario hacer algo.

El Comandante General de las Armas, Mariscal Casto Fonseca y otros miembros del gobierno, se tras– ladaron a Granada donde el 4 de septiembre de 1841 celebraron una junta con los principales hombres de Granada. Se contempló la dolorosa humillación que había padecido el Estado con el secuestro de su prin– cipal autoridad en el puerto de San Juan del Norte; se acordó que se fortificara éste de acuerdo con ' n prpyecto que tiempo antes había elaborado don Pe– dro Rouhaud, Cónsul de Francia, pero muy identifi– cado con Nicaragua; que se situare un presidio perma– nente en San Juan, como esfuerzo al reducido piquete que lo guarnecía: que se emplazara artillería suficien– te, y se establecieran siembras de granos en las cer– canías para abastecer la mllnición de boca. Se nom– bró una comisión compuesta del Sr. Rouhaud, el Prefecto del Departamento, Coronel Felipe Peña, y de los civiles don Fruto Chamarra y Lic. Juan Zavala a

fin de que elaborara una "memoria sobre la defensa militar del puerto". Los mencionados señores acepta– ron con gusto. Esa designación era signo del aprecio de que gozaba Fruto Chamarra como matemático e ingeniero.

4. LOS AMIGOS DE MORAZAN EN NICARA'GUA

Nadie dudaba en Nicaragua que las intenciones de Morazán, Jefe del Gobierno de Costa Rica, eran pasar con ejército a Nicaragua, so prtexto de defender la provinvia de Guanacaste, pero en realidad para resu– citar la extinta federación. La misión que en junio tra– jeron de parte de Morazán don Manuel Irungaray y el Coronel Nicolás Angula al Gobierno de León, presidi– do por el Lic. Pablo Buitrago. Director Supremo, tenía objetivos nacionalistas; pero Buitrago se negó a escu– charla; ni siquiera permitió desembarcar a los comisio. nadas, y puso en rigurosa incomunicación el bergantín Cosmopolita, que los había llevado a El Realejo.

Cuando Morazán fué fusilado en la plaza de San José el 15 de septiembre de 1842, Buitrago felicitó a Pinto, el jefe de la revolución que depuso y mató a aquel caudillo, celebró el suceso como un triunfo, y el Dr. Máximo Jerez, que era Secretario Municipal enton– ces, compartió estos regocijos.

Algunos de los amigos de Morazán, como don José María Cacho, don Antonio Milla, el Gral José Antonio Ruiz (hijo ilegítimo de Morazán), don Antonio Rivera Cabezas, don Mariano Quesada, don Esteban Prado y otros se refugiaron en N;caragua después de la trágica muerte de su jefe. Aquí mandaban los li. berales, había aplaudido la ejecución de Morazán, se negaban a dejar entrar a los amigos de éste, dichos los coquimbos por el nombre del barco en que habían salido de Costa Rica. Pero la familia Chamarra, cuyo jefe era Fruto, tenía simpatías por Morazán y esperaba que, aleciconado con sus desastres anteriores, pudie. se esta vez reconstruir a Centro América sobre mejo– res bases. Fruto y su familia ampararon a los mencio_ nados fugitivos, los alojaron en su casa de Granada, los trataban como amigos y partidarios en desgracia, y finalmente los llevaron a ocultar a una hacienda si. tuada al otro lado del lago de Managua, llamada San Roque, para librarlos del gobierno liberal que los pero seguía.

CAPITULO 4

LA TRIPLE CONFEDERACION CENTROAMERICANA

l.-Antecedentes. 2.-En qué consistía la triple Confederación. 3.-Dificultades que estorbaban el pacto. 4.-Fruto Chamorro, Supremo Delegado. 5.-Guatemala hace la guerra. 6.-Malespín invade Gua'temala. 7,-Casto Fonseca en Nicaragua. S.-Fruto Chamorro intenta la unidad de hecho. 9.-Paz de Quezada. lO.-Rompimiento de Nicaragua y Honduras. ll.-Comienza la guerra de Malespín. 12.-,No hay sucesor.

1. ANTECEDENTES.

Parece que cuando el Congreso Federal dio el de– creto del 3D de mayo de 1838, que virtualmente declara– ba disuelto el pacto de unión, los gobiernos busban de buena fé cómo acabar con lo que juzagaban malo, para reconstruirlo perfecto. Esto, sin duda era un error de prodecidimiento, pero el hecho de haber los gobiernos centroamericanos iniciado diversos medios de reconstruir la federación, nos induce a creer que obraban sincera– mente.

Se nota asimismo el propósito de excluir a Mora– zán de las nuevas entidades políticas, porque a él atri– buían mucha parte del desastre por sus frecuentes in– tervenciones armadas en los Estados; por eso tampoco omitían nunca en esos pactos y tratados el compromiso de "no intervención en los asuntos internos de los otros".

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Inmediatamente después de la ruptura, lo primero que hicieron los Estados fUe ligarse entre sí por medio de tratados particulares, en que se garantizaban su in– dependencia y soberanía, y proscribían la intervención en los negocios internos, abuso que fué una de las causas de la disolución. Luego convocaron una Convención de los Estados (1839-1849), que no pudo reunirse, principal– mente por motivos de la guerra que entonces se hacían El Salvador y Honduras.

Los Estados palpaban la necesidad de unirse para defenderse de los avances de países poderosos, principal– mente de Inglaterra que amenazaba la integridad del te– rritorio centroamericano; y aún sus cónsules se resistían a que los súbditos británicos pagaran impuestoS! de adua– na. Influyó particularmente en formar esta unión el atro– pello del Superintendente de Belice, Alejandro Macdonald, contra la soberanía de Nicaragua en el puerto de San

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