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pulos para mandar a matar a quien le estorbaba. Es– to hizo con dos hondureños, sin respetar el territorio extraño, y de este asesinato se originó el malestar en– tre Nicaragua y Honduras, y ese fue uno de los mo– tivos de .la guerra llamada de Malespín que Honduras

y El Salvador hicieron a Nicaragua a fines de aquel año.

El Lic. Pedro Francisco de la Rocha, que escri– bió en 1847, y que puede por 10 tanto considerarse un testigo presencial, traza un cuadro aflictivo de. esta época. Se estol'baba todo intento d'e civllizadÓ)l1 y' ventura general, el Estado habíabes convertido en un inmenso campo militar, y cada pueblo en un cuartel, donde imperaba el desafuero de los subalternos; la im– prenta callada, cerradas las aulas, desiertos: los cam– pos, abandonados los talleres, paralizado el comercio,

y sin embargo la exacción continuaba sin medida; se ponía eSiPecial cuidado en hacer efectivo el. .impu~s~o

sobre herencia, "a fin de que no fuese permItIdo VIVIr ni morir sin pagar".

Esta era la clase de hombres y de sistema con– tra los que tenía que luchar FrUto Chamarra, no sólo en Nicaragua sino también fuera del Estado. Mientras él intentaba infundir confianza a Guatemala a fin de que retirara la facción de Arce, mientras trataba en vano de' contener a Malespín con objeto de que Guate– mala no se diera por provocada, Casto Fonseca por su parte maquinaba hipócritamente contra lo convenido en el pacto, para derrocar a Ferrera del poder de Hondu– ras, (1). Aprovechando el pretexto de enviar los re– fuerzos que pedía el Supremo Delegado, los destinaba en realidad para atacar al mandatario hondureño, a quien al mismo tiempo le fomentaba la facción de los texiguates, proveyéndolos de armas y pertrechos. Esto resultó probado en el proceso de Casto Fonseca, como un hecho público y notorio, además de que asi se hizo

s~ siguió en Honduras. Ferrera protestó en nota del constar en una información de testigos presencialesl que 24 de junio, haciendo presente al gobierno de Nicara– gua estos hechos; y sin duda' por ese motivo, tres días después negaba al mismo el permiso para el pase del contingénte auxiliar al Supremo Delegado, si bien en forma disimulada y con atendibles pretextos, como el de ser imposible el tránsito de un ejército numeroso por territorios aniquilados y exhaustos a causa de la facción, e imposibilitados de dar a las tropas los recur– sos que no tenían para si mismos.

Aunque todo esto eran excusas para impedir el pase, pues ya Ferrera estaba seguro de las aviesas in– tenciones que contra él abrigaba Casto Fonseca, le con– venía disimular, no fuera a creerse que se negaba a cooperar. con la Confederación; asi aconsejaba el tras– lado del' socorro inilitar por agua, y prometía enviar con diligencia al lugar indicado las canoas y bongos necesariofl para el transporte; y hasta comenzó á eje– cutar este plan menos peligroso para su poder que el otro; más hubo de desistir de él, debido a que los in– gleses tenían bloqueadas las costaS' de Nicaragua y habían bombardeado lóSl barcos que ya se traían para la operación (2).

Pero. Casto Fonseca y su testaferro el Director Manuel Pérez décidieron seguir adelante, y en lugar de limitarse a reclutar los mil soldados pedidos, hi– cieron leva, de das mil, porque su propósito verdadero aunque disimulado, era atacara y deponer a Ferrera, instigado por algunos emígrados hondureños coquim-

bos, que trastornaron la cabeza a Fonseca, persuadién– dolo que él era el llamado a unir bajo su espada a Centro América.

Ambos lanzaron sendas proclamas para explicar la marcha de los dos mil hombres por el territorio de Honduras. Pérez dijo que iba contra la aristocracia guatemalteca, que ahora renovaba la guerra que an– tes había hecho a Centro América. Fonseca expresó así los motivos de la movilización: "Los salvadoreños nos convidan, el Supremo Delegado nos llama, nues– tro gobierno nos ordena, y la libertad nos grita a ocu– par nuestras filas".

8. FRUTO CHAMORRO INTENTA

LA UNIDAD DE HECHO

Antes de ver el resultado trágico de estos mo– vimientos, fijémonos en 10 que pasaba por esas mis– mas fechas, en el otro sector de la contienda, en el te– rritorio guatemalteco.

Chamarra se había llegado a persuadir de que con hombres de la clase de Carerra, Malespín, Ferrera y Fon. seca, no era posible ralizar la unidad ni siquiera de los tres Estados Confederados. Se veía claro que aquellos militares obraban de mala fe y 10 que menos querían era perder el poder que habían usurpado con la fuerza de las armas.

Decidió, pues. quitarlos de en medio. Tenía dere– cho a. hacerlo dentro del círculo de sus atribucionesl como Supremo Delegado, porqu~ los tres Comandantes de las Armas, eran subalternos suyos, y legalmente podía cam– biarlos cuando 10 creyese conveniente. Pero bien com– prendía que este paso no era objeto de una orden o de– creto; era pr'eciso emplear la fuerza y apoyarse en el mis– mo jército. Esta se hallaba ahora a sus órdenes, y Fruto Chamorro marchó a Santa Ana a poner en ejecución su pensamiento.

Los antiguos compañeros de armas de Morazán co– mo José Trinidad CabañaS, Isidoro Saget, Antonio Ruiz, Gerardo Barrios y otros se habían incorporado al ejérci– to, que desde ellO de1junio estaba a las órdenes del Su– premo Delegado por disposición de la Asamblea salvado– reña.

Cuando Malespín se hallaba en Jutiapa, Saget quiso darle el golpe, suponemos que de acuerdo con Chamorro; pero lo estorbó Cabañas, creyendo que se trataba de una traición y no de un mandato legal. Entonces F'ruto Cha– morro, para quitar a Cabañas los escrúpulos, lo nombró General en Jefe; pero esta vez fué Saget quien hizo fra– casar el plan, alegando que no podía reconocer a Cabañas porque el nombramiento' no venía por el conducto regla– mentario que era Malespín.

Pronto éste se dio cuenta de, que algo 5e tramaba,

y se apresuró a evacuar el territorio de Guatemala, per– seguir a los coquimbos y desbandar sU ejército.

Así fracasó el plan de Chamorro quien, según 10 re– firió después por escrito su hermano Dionisia, se propo– nía derrocar a los militares mencionados que detentaban el poder de los Estados, y luego de haberlos sustituido con personas de confianza, convocar a los pueblos a una Constituyente que organizaría la nueva república centró· americana.

9. PAZ DE QUEZADA

A la altura que había llegado el conflicto, Fruto

(1) Entre las razones que alegaron los pueblos de Nicaragua para sublevarse contra Pérez y Casto Fonseca esta– ban las siguientes: "por babel' desconocido generalmente al Director que lo ejercía como infractor de todas las garantías constitucionales y agresor a la Confederación". (Registro Oficial, pág. 1.)

(2) El bloqueo :tuvo su origen en el decre:to del 8 de marzo de 18<14, por lo cual el P. L. de Nicaragua no reconocía como deuda lo reclamado por el Cónsul Cbatfield a nombre de Tomás Manning, Tomás Wilson y Walker Bridge, súbditos ingleses porque tenían expeditos los derechos que les daba el artículo 15 de la Constitución. Chatfield trataba de imponer el pago con el bloqueo.

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