Page 69 - RC_1968_04_N91

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En enero de 1849 se retiró Guerrero del Poder Eje– cutivo (1), y entonces Se envió a Granada al General Muñoz acompañado de sus veteranos. La Municipalidad presidida entonces por Pedro Joaquín Chamarra, asis– tido por su Síndico José Joaquín Quadra, era el alma de la resistencia a los desbordes del poder público. Con– forme a la Constitución, podía negarse y se negaba a cumplir las leyes, órdenes, decretos, mandatos, etc. Muñoz Se valió de la fuerza para dominar a estos valientes defensores de las garantías públicas. Ante la resistencia del Alcalde, exclamó: "Ya verá este Al– caldito como lo someto". Muñoz puso preso a todo el Ayuntamiento. El Alcalde Chamarra salió rodeado del Síndico y de los Regidores, llevando el bastón por la contera de modo que las borlas, insignia de la autoridad municipal, iban arrastrando por el suelo.

F'ruto Chamarra reunió gran cantidad de pueblo y fUe a exigir la libertad de su hermano y compañeros Muñoz no quiso provocar un conflicto y soltó a los pre– sos. Fruto Chamarra abrazó con efusión a su hermano y a los demás, aprobando y alentando de ese modo su conducta digna y valerosa.

Los asuntos de Granada estaban pasando de cas– taño obscuro, y así lo comenzaban a apreciar las aut;>– ridades mismas que habían estimulado aquella anarqUla. El Poder Supremo que ya no estaba en manos de Gue– rrero, Se valió de la cooperación de los mismos que ha– bía atropellado para restablecer el orden. El nuevo Co– mandante de la plaza, Coronel Trinidad Salazar, auto– rizó a los granadinos para acabar de una vez con la ame– naza de los calandracas jaltevanos. Fruto Chamarra, con la pequeña escolta que se le proporcionó, llevando por segundo a Dionisia Atarraya, dio un asalto a los ca– landracas y los desalojó de J~llteva. Desde entonces se dispersaron por el Departamento Oriental y el Meridio– nal donde cometieron fechorías, sobre todo en Nandai– me; y más tarde en San Jorge y Rivas.

Este malestar y el de Rivas tuvieron por objeto principal imponer la candidatura del Li? ~~rberto R~­

mírez y reformar a su modo la ConstltuclOn. Raml– rez' r~sultó electo por eSOS medios; pero sucedió al revés de Guerrero, ya que, aunque se temía que seguiría las huellas de éste, fue, por el contrario, un correcto man– datario que puso término a la anarquía y dejó comple– tamento libre al pueblo para que eligiera a su sucesor. Por eso, el epitafio más merecido de aquella admi– nistración, se encuentra en estas palabras de Anselmo

H. Rivas: "El Gobiernú del Sr. Guerrero fue funestísi– mo ... pues hizo retroceder a Nicaragua casi a la primi– tiva barbarie".

4. A.LZ1iI.MIENTO EN g,Pl.N JORGE Y EN RIVAS

En el Departamento Meridional, hoy de Rivas, se registró el mismo malestar y por idénticas causas que en Rivas revistió caracteres más feroces y duró hasta mediados del siguiente año.

Allá Se manifestó el mal el 2 de abril de 1848. El General Muñoz había ideado el reclutamiento con el nombre de legionarios. Hallándose en Granada con mo– tivo de la invasión de los ingleses, ordenó a Abelino ManUel, Comandante de las Legiones, que en realidad no existían, que dentro de cinco días enviase a Granada la Compañía Legionaria de San Jorge. Abelino señaló el domingo 2 de abril para que el Capitán Cesario Mojica alistara la expresada compañía; pero apenas comenzó a levantarse las listas, los que aparedan en ellas Se su– blevaron, prendieron al Capitán y a sus auxiliares, y tumultosamente los llevaron 8 la cárcel.

El Prefecto de Rivas, Felipe Sáenz, y el Comandan– te de la misma plaza, Capitán Fermín Martínez, se tras– ladaron a San Jorge para restablecer el orden. Metie– ron en prisión al Alcalde, junto con los cabecillas de la sedición y los entregaron a las autoridades comunes.

Mientras tanto, los que habían escapado fueron bien re– cibidos en Managua, por las autoridades, que allí se ha– bían trasladado temporalmente a causa del conflicto con Inglaterra.

No desaprobó el gobierno de Guerrero la conducta de Sáenz y de Martínez, pero encargaba al primero "que tratase con mejor política a los sediciosos". Poco tiem– po después llegó Muñoz a Rivas; despojó a SáenZJ de la Prefectura sin motivo, puso en su lugar al calandraca hondureño José Samuel Selva; destituyó a Abelino Mon– tiel de la Comandancia de las Legiones; sustrajo a los se– diciosos de la )urisdicción del juez ordinario y loS dejo en completa hbertad, todo con instrucciones del gobier–

no; y por su propia auenta, para servirse de San Jorge, estimuló "su habitual odiosidad a Rivas".

Desde entonces San Jorge fue la base del calandra– quismo en el Departamento Meridional. El gobierno mantenía la animosidad contra los que reprimieron el desorden del 2 de abril; aseguraba la impunidad de los culpables y "a su mando, el Administrador del aguar– diente abría las tabernas al populacho".

Alentados los de San Jorge con el apoyo del go– bierno, sólo esperaban el momento propicio, como lo de– claraban sin rebozo, "en que la ley debía descollar la moral sepultarse, la razón no hacerse oír, y cada cúal, eligiendo su víctima, la debía sacrificar en el altar de su caprichosa venganza".

Estos eran los propósitos del partido que habían for– mado Guerrero y Muñoz en el Departamento Meridio– nal. Sus miembros portaban toda clase de armas prohi– bidas -dice Sáenz-; echaban mueras a los diputados y

a la nueva constitución, infundían terror a la pobla– ción con objeto de aniquilar al partido moderado para que no le hiciese contrapeso en las elecciones, y aterro– riz'ar a los caudillos, amenazándoles con el destierro. El espíritu faccioso y sus secuaces iban en aumen– to; de modo que para septiembre de 1848 ya se hablaba claro en reuniones nocturnas del propósito de asaltar la ciudad de Rivas, suprimir a sus principales vecinos y entregar a saco sus casas. Este siniestro plan lo esti– mulaba el Prefecto Selva. Dice Sáenz que éste visita– ba a sus afiliados para hacer propaganda a sus ideas desoladoras y sanguinarias, gratas a su corazón. En la defensa que publicó impresa en 1850 el Pre– fecto José Manuel Selva, Se ve claro qUe él estaba en connivencia con los agitadores. En su informe del 9 de abril, dice que en Rivas se celebró con música y pa– seos callejeros la promulgación del decreto del 19 de abril que declaraba disuelta de derecho la Constituyen– te de 184,7, cuyo proyecto de Constitución el mismo Sel– va calificaba de "manzana de la discordia" reinante. Estas manifestaciones las permitía y alentaba el Prefec– to Selva, pero se oponía a otras que no procedían de su autoridad, por inocente que fueran.

En septiembre provocó un conflicto innecesario con los Alcaldes 1 Q Y 2 Q , Sinforoso Sáenz y Pablo Torres, por tratar de impedir lo mismo que él había hecho. Se proponían los Alcaldes celebrar la víspera del 15 de sep– tiembre con paseos y música en las calles. Selva se lo prohibió, a pretexto de evitar un conflicto, y ordenó al Capitán Fermín Martínez, Comandante de la Plaza, que disolviera cualquier manifestación. Martínez, hombre prudente y honp~to l1ersundió a lOS Alcaldes que no hi– cieran la manifestación, y de este modo logró sin vio– lencia que se disolvieran los grupos. Pero Selva impu– so una multa de 25 pesos a los Alcaldes. Todo lo que se proponía era echar leña al fuego.

Bajo estos auspicios Se verificaron las elecciones. "El ciudadano honrado. " no pudo ni quiso usar de sus derechos. .. oyó amenazas, vio puñales, sintió ultrajes. . Se encerró en su casa ... " La facción ganó las eleccio– nes, menos en la ciudad de Rivas; pero ahora recla– maba su precio; habiendo asegurado con su voto la con– tinuidad del sistema, pedía para sí parte de él: la ven-

(l)-Tomó el poder el Senai!m' Toriibio 'll'erán; después el Senador Benito Rosales, quien lo entregó a Ramírez

el 1

Q de AbriJ.

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