Page 71 - RC_1968_04_N91

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cias". y como había noticias de que volvería Somoza preguntaba Selva al Ministro si aquél e~taba o no com– prendido en la amnistía delIro. de abrIl, para en caso negativo, "obrar conforme a las leyes".

Más tarde, el 3 de junio, el Alcalde de Sa!! Jorge, Hipólito Chavarría, le dio parte de lo.s preparatlvos que se estaban haciendo para asaltar a RlVas; qu~ los cabe– cillas eran Manuel García, los Ruices y Cantan; que eS– te último repartía guaro gratis a las turbas..Pero ot~a

vez Selva se contentó con responderle q~e mstruyera la correspondíente información para acredItar los .cona– tos de asalto y las personas comprometidas, a fm. de "proceder conforme a las leyes", una vez que hybIese mérito para ello. .' d d Es decir o este hombre era el comphce solapa o e la facción a~nque lo negara; o su actitud. demostr:aba hasta la evidencia que el sistema establecIdo e[a dna– decuado para impedir la anarquía y mant~ner e 01' en. Ambos extremos de la alternativa eran CIertos, Po~q~~

vemos que Selva se oponía a la reforma de este slf~ m , le gustaba, lo apoyaba y lo ~provelchaba ~id~ ~lsai:~~-

Como es natural despues de o suce.

terior la gente de bien volvió a desconfIar de las pro– videncias que dictaba el gobierno; muchos huyera?,. to– dos ocultaron sus haberes. La situaclión ercaomgbral'nVal~II'Ó~:

. b plan genera en ' porque se anuncI~. a un 1 d estupor, como pero a esto sucedIO una calma! ca ma e táneo de los dice Martíne7J, por el desconcIer~o momend 1 artel de planes liberticidas cuanqo fracaso dla tObl!-l ~alc~omo lo León Más poco despues, el 23 e a rr, habí~

anuncia?o Martínez, sb~ ~eu~ió ::~l~reYa;o~r~a~~

dedores de Rlvas con el o Je o e.. a Martínez toma precauciones y sale el mIsmo acomp – ñado del Legionario Capitán Yicente Zamo.r.a, J~, con los disparos de sus armas disolvIer0ll; la !eUlJtf' :uni

u .

e sin abandonar sus proyectos de l?qUletu os ras 01-

nadares del orden", observa Martm.ez. . • Este valiente y honrado Capitan, que pocos dIaIS des uÉ" debía ser mártir da la causa del orden. com–

pre~di~ que el trastorno había sido des~tado deslde t ~as

altas esferas del gobierno y. qute ya. U~gI~sl~~epraiab:~~

mino' lo cual se echa de ver a raves e

que ~opiamos de su citada carta: .' "Pero el Supremo Gobierno no desconocer,: que. SI el concierto y el orden no emanan.de l~s provIdenCIas y respetabilidades del gobierno. sera vaCIlante la sue:-te de los pueblos y de sus habitante~,,,que a vo~ en g!ItO reclaman orden, seguridad, garantl~ .. ConclUIa hacI~n­

do al Gobierno "la más reverente suph<:a d~ que se dIg– ne dictar la providencia que en su sablduna encuentr:e capaz de resta~lecer la calma en ,~os pueblos y reprr-mil' a los conspIradores demago~os . . Mas ya habían pasado .el trempo de .que l~s medI– das que promulgaba el gobIerno de RamIrez dIeran to– do su efecto. Bernabé Somoza había si~? llamado par.a que se pusiera al frente de la sublevacIon. ~l ac.epto, pero cansado de ser instrume~to de otros, mamfesto que esta vez obraría por su propIa cuenta.

5. OCCIDENTE Y ORIENTE CONTRA

BERNABE SOMOZA

El Director Ramírez lanzó una enérgica proclama (19. VI. 1849). Había hecho !od~ es~uerzo. por conci– liar a los partidos, pero le ~~bra SIdo lmpos~b!e. a caUsa de la contradicción Y host~hdad que los dI'¿'ldIa. L~s

revolucionarios, vendidos vl!IDente al .ex~r~n]ero, cOll;tl– nuaban favoreciendo sus !filras maqUl.avehcas y perJu– dicando a Nicaragua. ¿Con;o era po.sIble que los b~e­

noS ciudadanos esperasen mas garantras de hom1?~es 1I,!-– humanos proscritos y abandonados a la exec,raCIon pu– blica, qU~ de una admin~stración que sólo. se proponía levantar la cultura de NIcaragua? El ;!5oblerno, pater– nal y clemente había agotado los medIOS suaves; pero había escollado' porque los caudillos del desorden eran "los más feroces del Estado" por lo tanto, se hacía pre– ciso cambiar ya de sistema, y en consecuencia, "escar– mentar a los culpables y abrir los ojos a los que se han dejado seducir". Concluía pidiendo a los nicaragüen-

ses que le ayudaran a "sostener el orden y escarmen– tar a nuestros enemigos".

Uno de los periódicos de la época explica que la monstruosa facción no pertenecía a ningún partido; se trataba de una horda vandálica que, por los métodos más viles, tendía a fines proditorios contra el Gobierno; no por motivos políticos, sino porque estaba a cargo de la ejecución de las leyes represivas, que la facción in– tentaba anular y destruir, ya que la integraban enemi– gos del orden, de la libertad v de la humanidad. La opi~

nión pública no debiera cegayse, a oausa de viejas opi– niones, sobre el verdadero motivo de la transcendental insurrección; ningún partido debería ayudarle en su objetivo de derrocar, no sólo la administración de Ra– mírez, sino también todo cuncepto de gobierno, para substituirlos con la anarquía en este suelo de paz. Aho– ra que el país estaba en peligro, no había timbucos ni calandracas; todos eran nicaragüenses.

Con motivo de la revolución en Rivas y de la acti– tud de los ingleses que no cejaban en sus pretensiones usurpadoras, el gobierno llamó a las armas a todos los dudadanos de 16 a 50 años, capaces de empuñarla, y

concedió amplias facultades al General Muñoz' para de– belar la insurrección y restaurar el orden (Decreto del 19. VI. 1849).

Muñoz se había movido con sus veteranos hacia Granada. Al pasar por Masélya, usando las plenas fa– cultades que traía, sometió a consejo de guerra a varios de los revoltosos, y fusiló a Mercedes Chano por ha– berlo sorprendido contando las armas de ~n puesto militar.

Muñoz hizo su entrada a Granada un domingo. La P?blación lo esperaba con regocijo, libre ya de la pesa– dIlla de los calandracas, y porque sabían que maroha– ba contra.l~s que aún .desolaba~.a Rivas y San Jorge. El MmIstro Amencano re,Clen llegado a Nicaragua MI'. Squier, presenció la entrada del General y a él de~

bemos la descripción que hace de Muñoz y sus vetera– nos. Fue una verdadera ovación. En las calles las gen– tes del pueblo formaban valla, ataviados con lo mejor

d~ sus trajes, las m~jeres tocadas con rebozos rayados a dIversos colores; mIentras quf' por las puertas y venta– nas, la gente principal vestía de gala, miraba con re– gocijo a quien venía ahora a salvar sus vidas y propie– dades.

Desfiló primero una masa de jinetes que llenaba la calle, eran los de la ciudad que fueron a encontrar a Muñoz; en seguida venía un grupo de lanceros que mar– chaba en buen orden y apari.encia; a continuación iba un .grupo de oficiales bril~antemente uniformados, pre– cedIdo por la bandera naco1Onal, y seguida por una tur– ba que gritaba vivas al gobierno y a Muñoz y mueras a los enemigos del orden. Muñoz se destac~ba en me– dio de su brillante Estado Mayor. "Iba muy bien mon– tado -describe Squier- y llevaba puesto un nítido uni– forme azul a vuestras rojas en el cuello sombrero de

~an~má cubierto con, impermeable de se'da negra. Se mclmaba con naturahdad y gracia en respuesta a los

"v!va~" que le echaban y a los saludos de las señoras y

senontas desde los balcones. Observé su rostro 0uan– do se aproximaba; se notaba entusiasmado pero firme expresión de su carácter, que es el de un' hombre hu~

mano. caballeroso y valiente. Me pareció entonces y todavía n;re lo parece, el oficial más galán qUe he visto". ,Detra.s del General y su Estado Mayor -continúa Sqmer- Iba otro destacamento de lanceros seguido de una banda de música; luego, los soldados ~n escuadra. Primero los "veteranos", o su1dados de línea, con uni– forme de chaquetas y pantaknes blancos; en la cabeza un pequeño casquete negro con burla roja en el frente' una mochila tejida; la chamarra Cl'uzada a manera d~

toga sobre uno de los hombros y el mosquete descan– sando en el otro. He allí su único equipo; nada de tien– das o vagones de aprovisionamiento. Cuando llovía se cubrían con la frazada y con ella protegían la llave 'del fusil. se arremangaban los pantalones hasta las rodillas v asi continuaban su marcha. Por h noche se envolvían en sus cobijas, y Se echaban a dormir en cualquier parte Un plátano o tortilla con un pedazo de queso, o

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