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7. FRUTO CHAMORRO PREFECTO DE RIVAS

Anselmo H. Rivas, así como condena los métodos vitandos de la Administración de Guerrero, así exalta la conducta justiciera del sucesor, Lic. Norberto Ramírez. Restableció la paz, ímpartió justicia, celebró una contrata de canal ,estableció la Vía del Tránsito, contrató un em– préstito, garantizó la libertad del sufragio del pueblo que eligió su sucesor; y finalmente, he aquí el epílogo que escribió Rivas de la administración de Ramírez, tan diferente del que le mereció la de Guerrero: "Terminó su período constitucional el Sr. Ramírez en medio de las bendiciones del pueblo, dejando gratos recuerdos en to– dos los corazones y una estela luminosa que' debía servir de derrotero a los futuros gobernantes".

Advierte el historiador Rivas que el gabinete de Ramírez fué homogéneo, es decir, que sólo figuraron en él hombres de su partido, personajes prominentes como Pablo Buitrago, Sebastián Salinas y otros, todos liberales. Pero que en los destinos subordinados no existía exclu– sivismo. Esa política amplía y comprensiva hi:zJo posible que Fruto Chamorro fuera nombrado Prefecto y Gober– nador Militar del Departamento Meridional. Muñoz apre– ció la eficiencia de Chamorro, sus principios de orden, su rectitud en la ejecución, su clemencia, sus buenas in– tenciones en todo, y por eso lo puso al frente de un go– bierno local donde todo estaba por reconstruirse; y por– que al mismo tiempo 10 halló capaz de reconciliar tantos intereses y resentimientos en conflicto.

La obra de Fruto Chamorro en Rivas no sólo fué moral, sino también de progreso material. Rivas no era en aquellas fechas la ciudad trazada a escuadra que hoy conocemos. Era una población con pedazos de calles, un hacinamiento de casas sin orden ni concierto que a– feaban la ciudad y obstaculizaban el tránsito. La, Muni– cipalidad había intentado mejorarla, expropiando ca~ias

para derribarlas y abrir nuevas calles; pero los dueños se oponían obstianadamente y aún sín derecho.

El nuevo Prefecto, Fruto Chamorro, se propuso hacer cumplir la ley. La principal calle q!l Rivas, la que va de norte a sur, estaba obstruída por una casa edificada en medio, cuyo propietario se llamaba Marti-

niano Guerrero. La Municipalidad le había expropiado

y pagado la casa, pero al tratar de derribarla, oponía Guerrero cualquier fútil pretexto para no desocuparla, y concluía consiguiendo un nuevo plazo.

Así estaban las cosas, cuando después de la fac– ción y derrota de Somoza, se hizo cargo de la Prefec– tura. Fruto Chamorro. Reclamó al señor Guerrero la' desocupación de la casa para abrir la calle; Guerrero acudió a su acostumbrada triquiñuela de pedir plazo; el Prefecto se lo concedió; veacido éste, de nuevo pidió Guerrero otro plazo. Chamarra le dijo:

-Por esta vez concedo a Ud. el nuevo plazo para desocupar la casa; pero tenga Ud. entendído que al día siguiente de su vencimiento, esté o no desocupada la casa, se comenzará a derribar.

No creyó Martiniano que el Prefecto se atrevería. a tanto, y no cuidó de cumplir por su parte la promesa dada. Mas grande fue su asombro cuando el día fijado vió a los obreros que comenzaban a destruir su vivienda, que en realidad ya no era suya a pesar de que estaba habitada. Martiniano profirió mil injurias contra el Pre– fecto; pero éste no se detuvo ni Se vengó por las ofen– sas. La calle quedó abierta.

otro tanto hizo con un terreno de .José Antonio López. Este se desató contra Chamorro, quien con pa– ciencia replicaba:

-Déjenlo hablar; cuando se calme me agradecerá el bien que le estoy haciendo. '

López fué despuésl amigo de Fruto Chamarro, y

gracias a la acción progresista de éste, pudo edificar un amplio mesón que le producía pingües rentas.

A los señores Lacayo también les tomó un faja de terreno para abrir unq, calle; pero éstos no protestaron, comprendiendo el provecho que les redundaría.

Dos años hacía que desempeñaba Fruto Chamorro aquel destino cuando recibió la llamada del Lic. Laurea– no Pineda, que acababa de ser electo Director Supremo del Estado, para que ocupara la Cartera de Guerra. Com– prendiendo la necesidad que Pineda tenía de sus servi– cios, se trasladó rápidamente a su lado; ni siquiera se detuvo en Granada a saludar a su familia que no veía desde hacía tiempo.

CAPITULO 9

CUARTELAZO Y RESTAURACION

l.-Dos acontecimientos notables. 2.-Antes de las elec– ciones. 3.-Pineda no quería ir a León. 4.--Pineda contra el militarismo 5.-Intriga contra Fruto Chao morro. 6.-EI cuartelazo del 4 de Agosto. '.--Fruto

Chamorr~ General en Jefe. 8.-Gestiones de paz. 9.-Restauración de Pineda. IO.-Fruto Chamorro y

el Obispo Viteri.

1. DOS ACONTECIMIENTOS NOTABLES Fueron varios los sucesos notables que se efec– tuaron en la administración del Líe. Norberto Ramí– rez más sólo queremos señalar dos particularmente, por'que se relacionan con la carrera política de Fruto Chamorro.

La usurpación de los ingleses, que en realidad iban tras la dominación de la vía de un proyectado canal interoceánico, provocó la intervención de los Estados Unidos, aparentemente para defender a Ni– caragua, pero en realidad porque no convenía a la nueva República que un país europeo dominara la ru– ta de una posible comunicación entre ambos mares.

Fue MI'. Ephraim George Squier el primer di– plomático norteamericano que llegó a Nicaragua como Chargé d'Affaires. En su discurso de recepción anun– ció que su país aplicaría práctica y específicamente

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la doctrina de Monroe al caso de Nicaragua. Declaró MI'. Squier que no toleraría su gobierno la ingeren– cia de paises extranjeros en la política exterior de las Repúblicas americanas. Este Continente era para los americanos y para la libertad republicana. Consi· reba un injuria al mundo civilizado que algún poder extraño se apropiase, en todo o en parte, del territo· rio de América, o perturbase los derechos de algu· nos de los Estados Americanos.

En ese mismo sentido, se dirigió más tarde al gobierno de Costa Rica, haciéndole saber que los Es– tados Unidos, por su evolución y solemnes compromi– sos. no estaban dispuestos a permitir protectorados ni intervenciones de las monarquías europeas. Aludía claramente a Inglaterra, al agregar que con sorpresa había sido informado no sólo de que Costa Rica me– ditaba ponerse bajo el protectorado de una monar-

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