Page 81 - RC_1968_04_N91

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poral, sujeto de hecho y legaUnente al Director, amo– vible en cualquier momento sin necesidad de confir– mación ni para nombrar ni para removerlo.

No se contaba con nada. El armamento se halla– ba en León y fue preciso improvisarlo todo. Se de. cretó un empréstito mensual de 10 mil pesos; se le. vantó una suscripción voluntaria; se llamó a las ar– mas a todos los mayores de 18 años; con objeto de atraer simpatías y militares, se decretó indulto gene· ral por delitos políticos, desde que Nicaragua se erigió en Estado hasta el 31 de Mayo de 1951; se destacaron misiones a los otros Estados en busca de armas. Pe. dro Joaquín Chamorro, hermano de Fruto, trajo de Costa Rica quinientos fusiles comprados al crédito; Narciso Espinosa fue a San Juan del Norte a c(;mtra. tar unos útiles de guerra que allí existían; Fruto Cha– morro compró a García Tejada y a De Forest unos fusiles; pero todo esto tardaba en llegar.

A pesar de eso, el General en Jefe comenzó amo· verse. Ocupó Managua y Mateare, cerrando así el paso para Oriente; y allí se fortificó, en espera de los elementos y de la cooperación ya segura del go– bierno hondureño. Esto contribuyó a mantener in– móvil a Muñoz.

Aparentemente era extrafio que éste no se mo– vilizara con su rapidez acostumbrada para destruir a sus enemigos antes que pudieran organizarse y ar, marse. Pero él tenía también sus problemas. Careo cía de dinero; se sentía sorprendido de la energía con que habían contestado sus adversarios, dispuestos a la resistencia heroica, animados por Fruto Chamarra, cu– yo temple él conocía; los vecinos Estados habían res– pondido con decisión a restaurar al gobierno legítimo de Nicaragua, porque así también miraban por la naciente nacionalidad de los tres Estados: y sobre to– do, faltaba al movimiento revolucionario de León la legitimidad, elemento siempre vital de los gobiernos. Bien lo sabían Muñoz y Abaúnza, porque pocos días después del golpe militar, el Ministro America– no Mr. John Bozman Kerr, les había notificado, del modo más enfático ("in the most enphatic manner"), que no podría apoyar el ultraje inferido al Presiden.– te de la República (así llama al Director del Estado), de haberle arrestado, y tampoco reconocer como le– gítimo un gobierno provisional basado en el fraude pojular y bajo los auspicios de unos pocos soldados. Muñoz no tuvo más remedio que entablar nego– ciaciones y poner su esperanza en un acomodo que lo sacara de la difícil situación en que 10 había colo– cado su locura.

El 27 de octubre Fruto Chamorro fue ascendido a General de Brigada, y al día siguiente a General de División. El puesto en que se le había colocado requería mayor autoridad; él había demostrado ca– pacidades notables de organizador, de hombre de or– den, enérgico y valiente; pero en aquellas fechas se sentía gran respeto a los gradoS' militares y sólo se concedían por escala rigurosa: de allí que se le as. cendió primero a Brigadier y luego a Divisionario. El Director encargado del Poder Ejecutivo, José de Jesús Alfara, decretó (26. VII. 1851) autorizar al Poder IEjecutivo para pedir protección armada a los gobiernos centroamericanos, "y facultarle para intro– ducir al Estado tropas auxiliares, y agregar a las filas a los ciudadanos norteamericanos que quieran prestar sus servicios". Este decreto fue comunicado al Con– greso, que sólo aprob6 la introducción a Nicaragua de fuerzas auxiliares de los otros Estados de Centro América (6. IX. 1851), por más que el alistamiento de extranjeros estaba muy distante de ser filibusterismo, como algunos han dado en calificarlo; ya que se tra– taba de alistado.§. personales, y no en organizaciones independientes con sus propios Jefes; sin embargo, nadie opinó que debía aprobarse una medida que las– timaba la dignidad nacional, y Fruto Chamorro me.

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nos que nadie, ya que él profesaba desconfianza, y hasta diremos prevención, a los elementos extranjeros, como ló consigna en su obra el alemán Froibel. Por su parte Muñoz contrataba los servicios de un tal McClain para que organizara y dirigiera, bajo su exclusivo mando, una fuerza de aventureros desti. nados a operar desde San Juan del Sur sobre Granada. Muñoz despachó a McClain del Realejo en la goleta "Victoriana" \ con encargo de reclutar entre los nor– teamericanos que pasaban por la Vía del Tránsito. Pero antes de que fuera un peligro ese enemigo a las espaldas, los granadinos atacaron a McC1ain el

19 de septiembre; le hicieron tres muertos, otros tan. tos heridos, y lo derrotaron completamente, a costa de un muerto y dos heridos por parte de los nicara. güenses defensores del gobierno legítimo. McClain quedó prisionero y el tribunal que lo enjuició lo con– denó a muerte por filibustero; pero salvó la vida gra– cias a la oportuna intervención de algunos paisanos suyos, quienes consiguieron que se le conmutara la pe. na con la de destierro a San Francisco de California, bajo la palabra del Ministro Americano Mr. John Boz– man Kerr. Pero el filibustero faltó a su compromiso y volvió al lado de Muñoz, "a continuar la guerra' que los traidores hacían al Gobierno", frase con que Fruto Chamarra echó en cara al Ministro Americano la falta del compromiso.

Sin embargo, Bozman Kerr se opuso a que el go. bierno de Abaúnza alistara norteamericanos en sus banderas, porque ello iba contra la integridad de las instituciones republicanas de su país, y degradaba al ciudadano norteamericano a la condición de mercena· rio. Y, según el mismo diplomático, esta enérgica actitud suya impidió a Muñoz marchar contra Gra– nada.

Sobre el criterio de alquilar extranjeros como mercenarios los leoneses profesaban sus ideas espe· ciales, dign~s de tomarse en cuenta, yues sin duda privaban todavía cuando poco tiempo después, en otra guerra, civil, contrataron los servicios de W!illiam Walker, y sus filibusteros.

Al reclamo del Ministro Americano contra el aliso tamiento de norteamericanos en las filas de los su– blevados. contestaba el Ministro de Relaciones de aquel gobierno de facto, Pbro. J. Estanislao González

(2fi IX. 1851) que ellos no consideraban a los ciuda.

da~os de los' Estados Unidos como extranjeros, sino como hermanos, hijos de un mismo Continente; les reconocían el derecho de determinarse por el lado que les pareciera' más' correcto; se quejaban de que el Ministro no consideraba el "grupo de Granada" como una facción, "sino como un gobierno legítimo". Boz. man Kerr respondió que estaba a 10 dicho en su no– ta del 20, esto es, que tal alistamiento podía ser oca· sión "de medidas más fuertes" de parte de los Esta. dos Unidos. Reiteraba su protesta, porque tal conduc– ta era "totalmente subversiva de la moralidad nacio. nal" tan estimada del pueblo norteamericano; y agre. gó que a juzgar por las observaciones, "el gobierno provisional de León está resuelto a tomar providencias derogatorias para su honor y dignidad, violando prin– cipios bien establecidos".

i Qué diferente el criterio de los orientales en este asunto que afectaba la dignidad nacional! Mientras que allá uno proponía el enlistamiento de extranje. ros en sus filas, y los demás 10 desaprobaban; en León todo el gobierno de facto se empeñaha en que hacían bien al apoyarse en filibusteros mer cenaríos, por las graciosísimas razoneS' de que eran "herma. nos" como hijos de un mismo Continente!

Por cierto que esta extraña tesis triunfó tJ:'es años después, y los hermanitos del Norte tuvieron oportuni. dad de enseñarnos el calibre que calzaban sus irater. nales cariños.

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