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,4. -LABORIOSIDAD

Chamarra amaba el trabajo y Se consagraba a él

por entero, cualqu~era que fuese la clase de labor que le tocaba desempenar.

Cuando era' joven cuidó personalmente de las pro– piedades de su' padre que habían quedado 'rh1.!-J Com–

prometidas a causa de las persecuciones al capital, que fue una de las primeras manifestaciones de los caudi– llos liberales centroamericanos.

Alternaba entonces sus faenas materiales en el cam– po, con el ejerc~c~o intelectual de revisar .cuenta;s, diri– gir cobros, escnbIr defensas. arr~&lar pleIt~s; sm des– cuidar al msimo tiempo su profeslOn de agnmensor, en la que fue muy hábil. To~o esto ·le imponía un trab.8:– jo constante y rudo, que, sm embargo, nunca lo abatIa. Su máxima preocupación de entonces era sacar de deudas a la familia, salvar así su capital y su honor. Para el arreglo de. una de tantas pr,?pone entregar un aderezo en abono el l'esto a cuatro anos de plazo, reser– vándose el,derecho de pag!J.r antes si era posible, "pues la testamentaría lo que desea es salir de deudas" (1'5.

IV. 182). . '

Cwmdo por las circunstancias qUe hemos expres~­

do al principio de esta obra le to~ó .actuar en e~ pn: mer plano de la política, su laboriOsIdad se. ~alllfesto

en ramos más difíciles y de mayor responsabIlIdad. L~s

notas diplomáticas del gobierno Confederado que el presidió en San Vicente en 1844, el plan ~~ .reformas .a la Constitución de la misma con su expOSIClOn de motl– vos, eran obra suya, lo 9ue ~upone mucho ~~tudio de la materia concienzuda e n1tehgente observaclOn y ~n tra– bajo ta~to más duro cl,lanto más agitados y emOCIOnan– tes fueron los tiempos en que se hizo.

En el archivo de la familia Chamarra hay muchos vestigios de esta laboriosida4 variada e int~nsa. de Fru–

to Chamarra; la hay tambien .en las publicac.lOne~ de la época sobre todo en las ofiCIales, y en un sm nume– ro de do'cumentos poco conocidos, de los años 1844 y 45,.

En el archivo de la familia Cuadra hemos encon– trado el testimonio del Lic. Mateo Mayorga de que Cha– marra no era sólo laborioso. sino que imponía a sus colaboradores esta condición de la eficiencia. En una carta que escribe a su primo José Joaquí~ ~uad~a (17. VII. 1953), se excusaba de no poder escnbIr mas ex– tenso, pues "ya es muy. ~oche y me duele .l~ ma~~, por– que he tenido que escnbIr mucho en el Ml111steno . Gracias a la laboriosidad de Fruto Chamarra nos quedan muchos girones de su pensamiento político,. de su concepción de un unionismo pyáctico, de sus regl.as de hacendista acertado, de sus metodos de general VIC– torioso de sus dotes de caballerosidad nunca desmenti– dos. Si se recogiera 10 que escribió, podríamos formar un libro de Su teoría poltíica. muy distinta a la de ::;u tiempo, pero q~e infor~ó en ~ran parte la que debi~­

ra dominar y aun domma en CIertos aspectos, en las SI– guientes generaciones.

5. UNIDAD DE SU VIDA

Dice el argentino Manuel Gálvez en una de sus ad– mirables biografías: "Cada hombre, aunque no lo ma– nifieste, tiene un tema. Quiero deoir: una razón de vi– vir, una preocupación constante, una meta y un ideal. Un tema, en' el sentido musical del término. Un motivo que constituye el eje de la vida, y que, si desaparece, volverá pronto a reaparecer".

El tema de Fruto Chamarra fue el progreso, el me– joramineto social y político dé la sociedad en que vi– vía. "Su tema constante y favorito -dice su contem– poráneo, el Lic. Barberena-. era la mejora y progreso de los pue1;>los". Y como corolario, su devoción al or– den, porque sin éste nada se puede construir. El ha– bía contemplado todo el mal que habían hecho las fac– ciones, toda la desolación que dejaban las montoneras sin programa y sin fines patrióticos, al mismo tiempo las ventajas del orden, la economía, la honradez en el manejo del tesoro público, y se había forjado la ilusión que tal estado de cosas nos llevarla a una pronta ,y fir– me prosperidad. Su devoción al orden nació como un

contrast,e nat~ral.de la anarquía reinante, sin la cual no

era pOSIble nmgun progreso;' " :, . De allí qUé a Fru~o Chamorr~o se le vio siempre cOo–

perando con todo gobIerno legltÜllo aunque no fuera de su parti?o! como Diputado, como Senador, como Militar,

c~mo MmIstro, como Prefecto; pero nunca jamás: acau':

dll1~. una revolución; ni se ~e,zcló en ninguna conspi– raClOn para alt~:r:ar la tranqUIlIdad pública.

Estas condICIones suyas, tan a la vista, tan opues– té;ls a lo que :pasaba en su época turbulenta, lo' convir~

tIeron eh; el sImbolo.del orden y en la esperanza de una nueva Nicaragua prospera y pacífic,a.

S~s amigos lo describen' con un amor "ardiente y

entranable" para ,~u patria adoptiva Nicaragua; con una

volunta~ d,e que todos. estuviesen inflamados del mis– m? ?a.tnotls~o que a e~ lo devoraba". Su adversarIo

hIs~onco Jase P?lores Gf\mez correspondió después a es– ta Idea al admItrr por lo menos que Fruto Chamarra era "hombre bien intenéionado".

Sin embargo, sus mimos amigos confiesan que Fru– to Chamarra no era simpatico "a 'primera vista"· por– que buscaba en todo "el posJtivismo descuidando la" formas". y explicando por esto la sáña de sus enemi– gos, agr~gaban:. "La flaqueza humana es más indulgente c<;ll1 la hIpocresIa, que con la sinceridad y la verdadera VIrtud".

. "Pero tratándolo --;-dicen ellos mismos-, ¿qUlén sena capaz' ~e no apreCIarle ('n alto grado, de no reco– Il;0cer y admIrar ~u~ relevantes dotes, la bondad y rec– tltud de sus sentlmIentos? Franco y sincero su carác– ter, y con una alma firme y enérgica su trato familiar participaba de las mismas cualidades,' En él c-iertamen– te no había miel; pero en cambio estaba uno seguro de no encontrar el engaño, dE:! haIlar siempre la verdad de

<2 ír claro las voces del corazón. El ardiente y entra–

nabl~ a!l10r que profesaba a su patria, con abnegación de. SI mIsmo, de ~u eSl?osa, de sus hijas y de cuanto hay mas caro; su desmteres proverbial, lo hacían exagerado a veces en las ideas, en los medios y en las cosas". Pe– ro era bien intencionado, repite en tres diversas ocasio– nes José Dolores Gámez.

Después que con su cooperación se restableció el orden los años de 1934, 1844 y 1849 Fruto Chamorro -dice Gregario Cuadra-, pudo prociamarse "Campeón del orden"; para él y sus contemporáneos granadinos el orden fUe una consigna rigUrosa. No hubo' necesidad de barrer a cañonazos a nadie; bastó enfrentarse con valor y resolución a los demagogos. '

6. EN FAMILIA

Quizás es en la intimidad del hogar donde mejor SI:'!

conoce a los hombres públicos y sus verdaderos senti– mientos. Los pocos datos que tenemos de Fruto Cha– marra nos lo revelan como un hombre amante de su fa– milia; primero lo fue de la de su padre y después de la suya propia. El año de 1946 le escribe su hermana Car– lota desde Guatemala, y al hablarle de la reciente de– función de doña J osefa Alfa~o viuda de Chamorro, <:le figura la hermana que este acontecimiento habría de ha– berle causado mucha pena a Fruto, "porque la recono– cías por madre, y que tan agradecído debías estarle".

Le recuerda que le han prometido comprarle una casita, que será la única herencia para sus hijas, "sus dos mu– chachitas que no te olvidan nunca".

Pero nadie mejor que sus contemporáneos. quienes lo conocieron personalmente pueden explicarnos este as– peoto de la vida de Fruto Chamarra. . "Como hombre privado-reza un impresode la época-, su ocupación y felicidad consistía en el tierno amor a su esposa. a sus hijas, sus hermanos y a topos sus allegados, y en pro– curarles su dicha y comodidad. Era amigo leal, franco y noble; y ese hombre, con todo su temple de acero, ~o­

seía un corazón enteramente sensible; las desgracias aJe– nas le conmovían sobremanera; la muerte de un am~t(o,

de una persona querida. le hacían llorar Como un mno;

y nosotros 10 vimos varias veces terriblemente agitado por la lucha que padecía entre su sensibilidad y la nece– sidad de ejecutar. en cumplimiento de su deber, actos tristes y dolorosos".

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