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Qué diferente este Fruto Chamorro del que "sus enemigos y rivales hubie~eri querido qlle pens4S!:l1ll0S de él", según la frase del imparcial Stout; qué diferente al hombre cruel que se describe en las siguientes líneas del psicólogo historiador Ramos Mejía al mencionar cier– tos caracteres que "encuentran en el crimen verdade– ros goces, una satisfacción particular en el sacrificio inú– til de un semejante, un placer inefable en el tormento lento, pausado, en que se debe la muerte a intervalos crueles". .

Los párrafos de la siguiente carta dirigida a su es– posa (León 25. VI. 1838), confirman la ternura con que la trataba: "Mi adorada negrita: Por tu muy estimable del 5 del corriente, veo que tú y las peloncitas no tienen novedad, de lo que me alegro infinito. Yo he estado algo descompuesto, lo que es sin duda porque la pieza en que vivo está muy húmeda, por lo que trato de pa– sarme a donde las Ayerdis. Alli vive Torres; en su me– sa pienso comer .. cuíclate mucho; abraza en mi nombre a las peloncitas; saluda con afecto a Agustín, las Cha– morros, niña Juana y demás conocidas; y manda a tu constante esposo que desea estrecharte en sus brazos y te ama de corazón. Fruto Chamorro". .

A sus hijas les enseña a respetarlo y recordarlo siempre cuando está ausente. . Carmen, la mayo~, que luego habría de morir, le escribe pidiéndole perdon por su ausencia de letras: "Conozco la falta que he tem~o

en no haberle escrito de mi letra, por lo que le suphco me perdone", escribe a su padre el 30 de julio de 1853.

Ella tenía el proyecto de ir a verlo a Managua, pero la enfermedad de su mamita se lo impidió. En otra carta le dice que "el temor de distraerlo de sus graves ocu– paciones, no me deja escribirle con la frecuencia que quisiera pues ahora que se presenta tan buena ocasión lo hago'segura de que.. gastará muy poco tiempo en leer estas lineas qeu mi cariño le dirige".

Estas pocas líneas no son detalles despreciables. Ellas nos revelan dos cosas: cómo se preocupaba Fruto Chamorro por enseñar a sus hijas. Carmen tenía enton– ces unos 1,5 años, pocos para redac~ar tan e~egante .E;n aquellos dlas en que tanto se descUidaba la mstrucclOn de hl mujer; y segundo, lo mucho que amaban sus hijas a este padre, que ciertamente sería por lo excelente y amoroso. "Le deseo felicidad -dícele Carmen en una de esas cartas-'-, y ruego a Dios por Ud. esta su humil– de híja que le ama de corazón".

7. IDEAS RELIGIOSAS

La época en que actuó Fruto Chamorro puede ca– racterizarse, por lo que hace a las ideas religiosas, como de mucha fe pero de escaso fervor. La incompleta en– señanza religiosa que hubo en Nicaragua trajo sin em– bargo, mucha fe, pero fe convencional, y la práctica no la arraigó tan hondo como para resistir el turbión revo– lucionario. Llegó un momento que el fervor y aún la fe, quedaron reducidos al elemento femenino. Esto se vio sobre todo, en la segunda mitad del siglo XIX. , Fruto Chamorra era en esto Un auténtico represen~

tante de su época. Creyente. honesto por convicción re;. ligiosa, no era ciertamente' fervoroso ni rezador. Sus ideas a ese respecto las hemos visto patentes en el Men– tor Nicaragüense, cuyO lema y enseñanzas exaltan aquel sentimiento y lo estiman como base de la sociedad y de la familia.

Refiere Gregorio Cuadra Que cuando Fruto Chama– rra se instaló en Managua como Director Supremo del Estado, encontró que esta ciudad adolecía de malas cos– tumbres. Sin duda que aquí se hacía sentir más que en León y Granada la falta de apostolado católico debido a la pequeñeZ' e insignificancia de la hasta hacía poco Villa de Santiago de Managua. Cuadra nos pinta un lastimoso cuadro a este respecto, sobre todo por lo ge-neralizada que estaba la prostitución. . Para corregir en algo estas deficiencias, Fruto Cha– morro, su esposa, sus hijas. sus Ministros procuraban dar el buen ejemplo cumpliendo con los deberes religiosos. sobre todo con el de asistir a misa los domingos v días festivos; ellos trabajaron par<l que fuera nombrado Cu– ra de Managua el virtuoso Pbro. José Antonio Lezcano

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Morales, cuya abnegación hasta el sacrificio Se hizo pa– tente años después en los días del cólera morbo, demos-' trando así el buen ojo de Chamorro en la elección de los apóstoles del Señor.

El historiador Jerónimo Pérez se asombra al escu– char a Chamorro después de la derrota de El Pozo re– signado con los designios de la Providencia. "Don Fru– to -comenta Pérez--, aquel jefe militar tan acostum– brado a~ mando, confiado en su valor. no desdeñaba pronunCIar a cada paso esta palabra: "Providencia". No era librepensador".

Así se. e?,plic~ ,que haya sido tan recto, tan honesto en la admlmstraclOn de los caudales privados y públi– cos, tan puro en sus costumbres; así también se explica que .haya hecho un,a. muerte cristiana, sin una queja en medIO d~ dolores fISICOS y morales, sin un signo de in– conformIdad.

. De sus ideas sobre otros aspectos sociales puede ser– VIr de m!Jestra su co~testación al Instituto' de Africa, en FranCIa. Este Instituto, cuyO objeto era abogar por la abolición de la esclavitud. incorporó a Fruto Chamo– rr!J cO,mo Presidente Honorario el 12 de marzo de 1854.

DICe este al agradecer aquel honor-

. "Si bastase el ser amigó sincer~ de la libertad y en– tUSIasta por la igualdad bien entendida' si bastase po– seer firmes. sentimientos y decisión a 'cooperar de la manera pOSIble por alcanzar la completa independencia del hombre y librarle de la humillación de ver abatida su fren!e bajo las cadenas de la servidumbre acepto

agrade~Ido la gloria .que se me brinda incorpo~ándome

al Instituto; me adhIero de buena voluntad a sus mi– ras generosas, a su misión cristiana protectora dé la ci– vilización y de la humanidad; y desde luego ofrezco desarrollar en pro de tan grande y benéfico objeto y en cuanto esté de mi parte, esos sentimientos y decisiÓn: "Me es muy sensible que la guerra civil !:ln que hoy se encuentra Nicaragua y que estoy encargado de sofo– car. no me permita demostrar de una manera más cum– olida mi gratitud y reconocimiento al Instituto que me ha colmado de un honra tan elevada Como inesperada por mí, y testificarle con hechos mi resolución de ayu– darle en la grande y noble empresa que se ha propues– to. Pero espero que una ocasión más oportuna satisfa– rá mis votos".

8. ESTILO Y GRAFOLOGIA

Fruto Chamarra no fue un literato; había sido fol'– mado en las matemáticas: su estilo correspondía a esta inclinación suya, que ya hemos notado; decía las cosas claras, sin cuidarse de las formas exteriores ni de 103

ropajes del a elocuencia; su estilo era escueto, con pre– cisión geométrica; sin disimulos ni hipocresías; 10 que dio fácil ocasión a sus adversarios para acuarIo de tira– no, porque advertía con verdad las consecuencias que sobrevendrían a los desacatos de la ley o de sus órde– nes. Sus escritos se leen con gusto, porque contienen sustancia y expresan sólo lo que deben decir, sin ador– nos ni ribetes superfluos, y de una lógica contundente. Un ejemplo de su estilo es su mensaje inaugural, sus proclamas a sus soldados, su proyecto de consti· tución federal de 1845.

En el archivo de la familia Chamarra se conservan algunos manuscritos de Fruto Chamarra. Por ellos po· demos estudiar aunque som",ramente, su frafología, ya que, según autores modernos muy reputados, de ella se puede sac,ar en claro el carácter y el estado mental de una persona.

Su escritura, de perfectas líneas horizontales en pa· pel sin rayas, indica, según los grafólogos, equilibrio mo– ral y serenidad. Su letra clara, legible, pareja al par que las palabras bien separadas unas de otras, denotan claridad de juicio y veracidad. La armónica simplici– dad de sus caracteres declara talento, mientras que los fuertes relieves, las bien marcadas barras de las tés in– dican voluntad, energía, perseverancia. La verticali– dad de sus letras denuncia un oarácter firme, y como al mismo tiempo se inclinan ligeramente a la derecha, son señas de que no faltaba sensibilidad al sujeto que las trazó.

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