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tuvo menos, de 180, y pqr consiguiente 1<1 Asamblea de– bía escoger sólo entre aquéllos tres, <;le acuerdo con el Art. 76 de la Constitución vigente. '

La Comisión declara' que copcurren "relevant~s

virtudes Y méritos sobresalientes" en los tres candidatos mencionados para desempeñar dignamente la Dirección uel Estado; pero "no se siente en capacidad de reco– menda respecialmente a ninguno y menos de emitir jui– cio concienzudo sobre cuál de ellos desempeñaría con mejor 'suceso tan tremendo cargo".

Este dictamen da la impresión de lo correcto que estuvieron las elecciones primarias, pues de no ser así, nadie se hubiera atrevido a dictaminar exaltando con tal encomio aquel acto republicano y democrático.

Hasta parece profética la opinión sobre la legiti– midad del futuro gobierno, sin saber'se todavía quién sería el gobernante, y menos! que éste haría bandera de la legitimidad contra, los que- también recl¡ünaban para sí, más no obtenida en libres comicios, sino procu-rada por violencia de las armas. ,

En consecuencia,' la 'Asamblea 'efectuó la elección entre aquellos tres que habían obtenido niás de 180 vo– tos en, la de, segunda, grado. Fruto Chamorto resultó electo sólo con cuatro yotos en contra" que fUeron los de Pedro Navas, Cipriano Gallo, Pbro., Anselmo Alarcón

y Pbro. Timoteo LacayO. "

Contra la pureza de la elección de primer grado, sólo una voz se alzó en la Asamblea al ver perdida la candidatura de Castellón. Fue el diputado Pedro Na– vas, alias Tajadita, quien pidió la nulidad de dos can– tones a pretexto de que había habi'do cohecho y sobor– no; pero lo desairaron unánimemente aun sus compa– ñeros, Gallo, Alarcón y Lacayo, quienes habían sufra– gado con él a favor de Castellón, y contra Chamarra.

3. TOMA DE POSESION

El 1 <;i de abril de 1853 tomó posesión Fruto Cha– marra como Supremo Director del Estado de Nicaragua.

En aquella ceremonia lo que más llamó la aten– ción fue el breve discurso inaugural del nuevO gober– nante, en el cual trazaba su programa político y admi– nistrativo. Ese discurso fue luego el caballo de batalla de sus enemigos para acusarlo de tirano y pretexto para hacerle una revolución, sangrienta y destructora.. Por eso, aunque lo transcribimos al fin entre los documen– tos, vamos a dar algunos párrafos con su indispensable comentario. ,

Ante todo, declara Fruto Chamarra que sus ante– cesores, de gran capacidad, han fracasado ante el mal de Nicaragua: el desorden. Por esto comprende, que su primer deber "es la conservación del orden", primold'ial requisito para que las sociedades sean prósperas y fe– lices. Por consiguiente, promete que los poderes que acaba de recibir los empleará para cumplir con a.quel deber, de modo que los nicaragüenses no padezcan los estragos "que los perturbadores del orden les causan cuando logran invertirlo". Esto quiere decir que Fruto Chamorro no esperará que el mal háya causado SiU da– ño, sino que antes lo cortará por lo sano, saliéndole al paso para impedirlo. "Seguiré -dice- la sabia regla del derecho que prescribe prevenir los males antes que remediarlos", Sabia máxima, en verdad no sólo en po– lítica, como enseñaba el publicista de la época, Luis An– tonio Macarel, sino también de cualquier actividad hu– mana. "Gobernar e-S1 prever", escribió Bergson. Y aca– so Fruto Chamarra tendría presente el reclamo que el historiador Alejandro Marure hizo a Morazán en 1839, por estas palabras: "El Presidente de Centro Améri– ca jamás debió olvidar que los gobiernos son responsa– bles de los males públicos, cuando no saben o no quieren contenerlos en su misma fuente",

. Continúa diciendo Chamorro que ignora cómo va a usar las facultades discrecionales que la Constitución le confiere, porque es muy difícil avanzar reglas a ese respecto; los acontecimientoc irán dietando su conducta.

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. He aquí un hombre sincero y franco: no quiere ófrec'el' comprÓillisos qUe tal vez no le sea posible' cum– plir; pero en términos generales, sí Se conlpromete: su manera de gobernar no será sólo como él lo entienda sino también como se lo hagan' entender "las persona~

de instrucción o capacidades, de cualquier fe política que quieran auxiliarme con SUSI luces". He a.quí un hombre modesto, dispuesto a escuhar el consejo bien intencionado, no importa de donde venga, si de sus a– migos o de sus enemigos.

Después de haber 'declarado que la conservación del orden. es su primera misióJ:l de gobernante, necesario es que amenace con sanciones a quienes lo perturben. A ese respecto Fruto Chamarra se expresa así:

"lVie consideraré como un padre de familia amo– roso y rígido, que por gusto y obligación procura en todo caso el bien 4'e sus hijos, y sólo por necesidad y con el COrazón oprimido, levanta el azote para castigar al que lIa motivo".

He aquí al hombre sensible que nos han descrito sus biógrafos contemporáneos, he aquí al amante de su pueblo, he aquí al estadista acongojado sólo ante la montonera cruel y des'truCtora que él se propone extir–

p~r, castigando, aunque con dolor, a los malos hijos de NiCaragua; a aquellos a quienes ~l ha.bía visto desde 1821, asolar la tierra, devastar ciudades, asesina¡ ciuda– danos, saquear haciendas y mantener la intranquilidad

y la zozobra.

Nos explicamos que este mensaje haya merecido "aplausos sinceros y entusiastas de publicistas hispano– ameIicanos", según nos informa Anselmó H. Rivas. El periódico oficial de Costa Rica aplaudió la exaltación de Fruto Chamarra al Poder Supremo, porque "une a las capacidades requeridas para ejercer acertadamente el mando, la energía indispensable para hacer respetar el podr". Aseguraba que la llegada de Chamorro se con– sied'araba en Co~ta Rica: como "una. garantía de paz y de buena armOllla entre ambos países". A pesar de la situación que puede apreciarse en los sucesos, de 1852 que .hemos reseñado aunque- ligeramente, con la pre~

senCIa de un hombre de orde-n y patriotismo en el Po– der Ejecutivo "nos es permitido esperar -decía el pe– riódico oficial del. vecino .Estado- que Nicaragua y Cos– ta Rica estarán pronto llamadas a caminar acordes".

Esta opinión la confirma el Chargé d' Affaires. de los E'stados Unidos, MI'. Bozman Kerr, en su despacho del 28 de agosto de 1853, en el que escribe: "La fama de elevado carácter de que goza el actuaí Supremo Di– rector de Nicaragua, y la satisfacción que ha expresado el Sr. Malina (Ministro de Gasta Rica) por su elección me hacen confiar en que han comenzado a manifestar: se un mejor entendimiento y un estado de ánimo más cordial que continuarán en aumento, entre ambos países". . .

y en verdad, la paz se preservó entre ellos, a pe– sar ~e las diferencias de fronteras; pero es que en Cos– ta RIca no había coquhnbos ni quien les diera auxilios.

Por cierto que la idea de Dionisio de Herrera cuan– do en 1830 vino a. pacificar a Nicaragua no era dis:tinta a la de Fruto Chamorro de 1853. "La Paz eS la nece– sidad más urgente de la República", declaró Herrera. "Nicaragüenses -decía en la misma proclama-: no me obliguéis a valerme de la fuerza; no obliguéis a la Na– ción entera a que marche sobre vosotros, como sucede– rá indudablemente, si cerráis los oídos a los clamores de toda ella por la concordia y por la paz.. si no han tenido efectos los proyectos benéficos, es porque mien– tras no haya orden y tranquilidad en Kicaragua, mien– tras subsistan las facciones y la anarquía, no puede haber seguridad ni para las propiedades, ni para las personas, ni para 10Sl gobiernos que· deben entrar en relaciones con el nuestro. Ellos juzgan que no merecen ser libres por el mal uso que hacemos de la libertad.

Comparemos las amonestaciones de Fruto Cha– marra con una amenaza semejante que dirige a sus con– ciudadanos en una ocasión parecida, otro grande hombre

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