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Compañía inclinase la balanza en provecho del ad– versario, para lo cual le bastaba con dar unas armas y gastar unos pesos, que cada contendiente no conta– ba con la fuerza suficiente para sojuzgar al otro.

El gobierno cedió, pero sobre todo. porque sus esperanzas, las de los centroamericanos y las de los nicaragüenses estaban puestas en la apertura del Ca– nal, en la creencia de que sería remedio de todos n.uestros males y segura base de nuestro progreso y riqueza. El Poder Ejecutivo, presidido entonces por José del Montenegro, comisionó a Fruto Chamorra

y al Lic. Mateo Mayorga para que arreglaran ese contrato con Mr. White.

El 20 de agosto de 1851 el Congreso aprobaba «;1 co~venio de. Chamarra y Mayorga con White. De– Jaba esta en vIgor el contrato de 1848 con sus modi-:– ficaciones de 1850, pero autorizaba a la Compañía a formar otra, distinta y separada, compuesta de los mismos miembros que la primitiva, con los derechos y obligaciones de aquélla y con el nombre de "Com– pañía Accesoria del Tránsito".

Desde ese momento la Compafiía del Canal abandonó la idea de construirlo y se dedicó a explo– tar el negocio de transportes de pasajeros y cargas a través del Río San Juan, del Gran Lago y del istmo entre éste y San Juan del Sur. Sus ganancias fueron fabulosas, pues por allí. viajaban toda la población de los Estados Unidos del Este que se desplazaba ha– cia el Oeste recién conquistado a México y donde ha– bían aparecido ricas minas de oro.

Sin embargo, pasado el primer año el gobierno de Nicaragua exigó que se le pagara su parte confor– me al convenio, o sea un diez por ciento de las ga– nancias. En noviembre de 1851 el Supremo Director Pineda nombró a Gabriel Lacayo para que liquidase con la Compañía del Tránsito las ganancias que co– rrespon,dían a Nicaragua. Desde ese momento, la Com– pañía comenzó a poner trabas y a presentar liquida– ciones ad hoc para demostrar que no había ganan– cias. Esto era falso, porque en junio de 1852 repartió

Un dividendo entre sus socios sin deducir el 10%

Que correspondía a Nicaragua. El gobierno de Pine– da nombró a su Ministro en Washington don José Torcuato de Marcoleta y al inglés residente en Ni– caragua Mr. Thomas Manning para que examinaran los libros de la Compañía; pero ésta, tratándoles de la manera más indecente -informa el "Herald"~, se negó a todo arreglo; y cuando los comisionados nom– braron árbitros de acuerdo con el convenio, la Compa– ñía desconoció el carácter legítimo del Ministro Mar– coleta y declaró que era inútil toda conferencia so– bre el asunto. El Gobierno de Pineda, aconsejado por el abogado americano Mr. Lord, declaró que estaba resuelto a reasumir la plenitud de sus derechos so– beranos y declarar terminado el privilegio por falta de cumplimiento de la otra parte.

Todo esto motivó el comentario del periódico canadiense "Mail of Niágara", que en diciembre de 1852 escribía sobre el menosprecio con que la Com– pañía del Tránsito se negaba a pagar el 10%, y al mismo tempo fortificaba los lugares más estratégicos de laruta; con que "parecía determinada a favorecer una revolución,".

Por eso tenía buen fundamento lo que el viaje– ro alemán Julius van Froebel, publicó más tarde, es– to es. que "la intervención de la Compafiía del Canal marca un nuevo período en la historia de los distur– bios y disenciones de la América Central".

Así estaba este negocio cuando Fruto Chamorro llegó al gobierno, y desde luego renovó las gestiones para que se pagara a Nicaragua 10 que se le debía.

Sin duda le pareció más prudente comenzar desde el principio. omitiendo la amenaza de su an– tecesor de reasumir la soberanía en la Vía del Trán– sito. El Congreso, por decreto del 17 de mayo de

1853. le dio facultades para transigir con la Compa– ñía del Tránsito en la liquidación pendiente; para arreglar la cantidad que en adelante la Compañía debía pagar a Nicaragua en otra forma que no ofre-

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ciera los mismos inconvenientes para su percibo, y finalmetne para modificar la contrata del 20 de agos– to de 1851. La Compañía por su parte dio poder a Rafael García Tejada, a fin de que zanjara lo pendien– te y procurara sustituir el derecho del 10% _con un impuesto de peaje sobre cada pasajero que transitara por la Vía. Pero ningún resultado práctico tuvo es– to.

En abril de 1853 la Compañía propuso a Nica– ragua, por medio de Mr. Manning, pagar la suma de

35 mil dólares como correspondiente al 10% en los años que llevaba de actuar, hasta el primero de agos– to de 1853; y que se modificara el contrato, sustitu– yendo el 10% con el pago de dos dólares por cada pasajero.

El Director Chamarra ordenó a su Ministro Ma– yorga hacer las sigu;entes contrapropuestas, que con– sideraba correctas y justas, como ,ultimátum: lQ- Que la Compañía Accesario del Tránsito pagara a Nica– ragua por todo 10 debido hasta el primero de agosto de 1853, la suma de $45,000.00 dólares. 2Q - La Com– pañía pagaría tres dólares por cada pasajero adulto que atravesara el Istmo; $2.50 si la ruta conectaba con alguna población de Nicaragua, como San Jorge; $2.00

si la ruta terminaba en El Realejo pasando por varias poblaciones de Nicaragua. En todo caso los niños ma– yores de cinco años sólo pagarían un dólar.

La primera parte de la propuesta no era alta. Mr. Manning había hallado que la Compañía debía a Nicaragua $19,000.000 dólares en dos años de servicio hasta el 19 de agosto de 1852. Estimar $1Q.OOO,QO más para el otro año hasta 1853, era un cálculo moderado.

y respecto del segundo punto, hay que advertir que el objeto del Gobierno de Fruto Chamorro era intere– sar a la Compañía para que restableciera la ruta por la parte más poblada de Nicaragua, y unir así mejor sus principales ciudades con un ferrocarril o una bue– na carretera.

Al mismo tiempo el Gobierno de Nicaragua so– licitó a la Compañía un préstamo de $45,000.00 dólares al interés del 6% anual garantizado con la mitad del producto de la tasa por cada pasajero. Con este dinero se cancelaría en un año lo que el Gobierno adeudaba a Mr. Manning con hipoteca de todos los intereses que poseía el Gobierno en las Compañías del Canal y del Tránsito, y cuyos intereses eran el 18% anual por haber caído en mora debido al atraso de la Com– pañía. En caso de no aceptarse esto, proponía el Gobierno que un agente de la Compañía del Tránsito se presentara con los libros y demás documentos para liquidar lo que debía al Gobierno. Más la Compañía que echaba mano de cualquier pretexto por fútil que fuese para eludir el cumplimiento de sus obligaciones, calificó de extravagantes las propuestas del Gobierno, las rechazó con dureza y hasta pretendió que se le prevenía que se recurriría a medidas enérgicas de no cumplir con traer los libros y someter el asunto a árbitros, tal como estaba estipulado en el contrato;;

y esto, advertía el Gobierno de Nicaragua, 10 haría sólo en el extremo caso de no atenderse sus justos reclamos. El Gobierno manifestó al Ministro Borland que aunque tenía derecho de anular el contrato, tan perjudicial a Nicaragua, como provechoso a las Com– pañías; sin em»argo, se habia abstenido de hacerlo por justa consideración al pueblo americano, que de ningún modo simpatizaba con los sentimientos que animaban a dichas Compañías.

En agosto, casi a un mismo tiempo llegaron a Managua el Ministro en Washington Marcoleta, y el Ministro Ameriéano Mr. Solon Borland. Marcoleta ha– bía recibido sus pasaportes del. Gobierno Amercano po rsu actitud e nel asunto del convenio Webster– Crapton. Publicó en los periódicos este documento, la opinión pública manifestó su disgusto de que los Estados Unidos se pusiesen al servicio del imperialis– mo inglés, y de ese modo hizo fracasar la maniobra. Esto costó a Marcoleta su retiro, que Nicaragua se ne– gó a sancionar.

Borland, sin embargo, cuya misión era de acer-

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