Amnistía No. 42 - Concedida por la JGRN - 1983 conocida por la Navidad Roja
A la muerte del doctor René Schick el 3 de agosto de 1966, le sucedió en la presidencia el doctor Lorenzo Guerrero quien concluyó el período y luego entregó el cargo el primero de mayo de 1967 al nuevo presidente electo, general Anastasio Somoza Debayle, para el período de primero de mayo de 1967 al de 1972.
La ambición de este tercer Somoza era permanecer mucho más tiempo en el poder, no solamente sus cinco años de 1967 a 1972. Con la avidez de prolongar su poder, los políticos del Partido Liberal Nacionalista maniobraron activamente para atraer al doctor Fernando Agüero Rocha, líder de gran arrastre popular del Partido Conservador —principal partido de oposición— hacia un diálogo con Somoza, que se inició la noche del 27 de noviembre de 1970 y que culminó el 28 de marzo de 1971 con un arreglo político de gobernabilidad que el pueblo nicaragüense llamó pacto “Kupia Kumi”, frase miskita que significa un solo corazón.
Por medio de este acuerdo político, Somoza se retiró el 1 de marzo de 1972 y entregó el Poder Ejecutivo a una Junta compuesta de dos miembros liberales y un conservador; se hizo una nueva Constitución (la de 1974) que le permitió a Somoza poder volver a la presidencia a partir del 1 de diciembre de 1974 —ahora por 6 años—, hasta el primero de mayo de 1981.1 La suscripción de este pacto con Somoza le causó al otrora admirado líder conservador, Fernando Agüero, un gran deterioro en su imagen política, que repercutió también en la pérdida de gran parte de sus partidarios.
Terremoto de Managua
Cerca de la una de la madrugada del 23 de diciembre de 1972, Managua fue sacudida por un fuerte terremoto que causó unos 10 mil muertos y destruyó el corazón de la ciudad; gran parte de su población buscó refugio en ciudades aledañas. El expresidente Somoza se auto convocó como jefe del Comité de Emergencia y asfixió la función que correspondía a la Junta de Gobierno. Esto molestó al triunviro Agüero quien amenazó varias veces con renunciar al cargo hasta que, por fin, el Congreso lo sustituyó con Edmundo Paguaga en la Junta de Gobierno. Por eso, para las elecciones de 1974 el doctor Agüero se abstuvo de participar como candidato de la oposición, candidatura que asumió Edmundo Paguaga convirtiendo el proceso en un evento calificado por la ciudadanía como “no hay por quien votar”, que produjo gran abstencionismo y facilitó el triunfo de Somoza.
Fin del somocismo
La imposición del comunismo en Nicaragua —y no solo en Nicaragua, sino en el resto de Centro América— se había estado gestando a partir de la toma del poder de Fidel Castro en Cuba, el 1 de enero de 1959. El 4 de julio de ese mismo año el New York Times reportó: "Honduras devuelve 28. Envía a casa a cubanos queriendo invadir Nicaragua". Esa fuerza expedicionaria (conocida como la del Chaparral) incluía en sus filas al nicaragüense Carlos Fonseca Amador, de 23 años, estudiante de Derecho, quien fue gravemente herido y posteriormente viajó a Cuba a convalecer. Después de convalecer en La Habana, Carlos Fonseca Amador, acompañado de otros comunistas, entre ellos el Comandante de la Revolución, Tomás Borge, fundó en 1961 el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Carlos Fonseca Amador era un marxista que se afilió al Partido Comunista en julio de 1955; viajó por la Unión Soviética, Checoslovaquia y Alemania Oriental en 1957. Públicamente él se definía como un radical que luchaba para aniquilar una sociedad compuesta de explotadores y explotados y para ello se guiaba, nos dijo él, "por los nobles principios de Karl Marx... ".2
El nacionalismo y el anti yanquismo de Augusto César Sandino eran muy admirados en América Latina y estos apelativos le servirían así al FSLN (que inició llamándose Frente de Liberación Nacional: FLN) para tratar de adornar y cubrir su comunismo con ese manto nacionalista y anti yanqui. El Frente Sandinista, que hasta entonces era un organismo clandestino, casi desconocido, sin vinculación política urbana, emergió como líder de la insurrección contra Somoza con el apoyo decidido de las izquierdas de América Latina, principalmente el de Cuba.
En 1977 Somoza sufrió una crisis cardiaca grave que lo remitió a un hospital de Estados Unidos durante algún tiempo. Logró recuperar su salud, pero regresó con su liderazgo visiblemente disminuido. Desde ese momento se desarrolló una crisis política que aprovechó el Frente Sandinista para intensificar su insurrección militar que a su vez acentuaba el círculo vicioso del escalamiento militar por la represión de la Guardia Nacional.
El 10 de enero de 1978 fue asesinado el sempiterno opositor de los Somoza, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del diario La Prensa. Tanto Somoza Debayle como su hijo Somoza Portocarrero son culpados por la opinión pública de ser los autores intelectuales del crimen. Sin embargo, el tiempo se ha encargado de contradecir esa imputación, pero, a partir de este asesinato, el régimen somocista quedó prisionero de la amplia rebelión popular y de los ataques, secuestros y embestidas armadas del sandinismo respaldado por Cuba, y por Costa Rica que prestó su territorio para la invasión final.
El FSLN logró integrarse en 1979 en una gran alianza democrática anti-somocista para dar contra Somoza la embestida final. Se formó así la gran Unidad Nacional que el 18 de junio de 1979 (un mes antes de la caída de Somoza), Daniel Ortega S., Sergio Ramírez M., Moisés Hassan M., Alfonso Robelo C. y Violeta Barrios v. de Chamorro integraron en Costa Rica la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional en el exilio.
El 23 de junio de 1979, la XVII Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA acordó: El reemplazo inmediato y definitivo del régimen somocista.3
El 12 de Julio de 1979 (siete días antes de la caída de Somoza), la entonces Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional en el exilio, en carta dirigida al Secretario general de la Organización de Estado Americanos presentó su “Plan para alcanzar la Paz” fundamentado en las bases de la resolución emitida por la XVII Reunión de Consulta de la OEA.4
Somoza Debayle, además de perder el casi total respaldo popular, perdió el respaldo de Estados Unidos, de la Iglesia Católica y del sector empresarial; casi solo le quedaban el de la alta dirigencia del PLN y la Guardia Nacional.
Acechado en todos los frentes (político, social y militar), el lunes 16 de julio de 1979, cerca de media noche, el Congreso Nacional conoció la renuncia de Anastasio Somoza Debayle, quien en la madrugada del martes 17 salió por avión al exilio en Miami. Posteriormente Estados Unidos le negó el asilo político y se trasladó a residir en Paraguay, donde el 23 de septiembre de 1981, a la edad de 56 años, fue asesinado por un comando argentino del brazo largo del internacionalismo sandinista.
Inicio de reformas revolucionarias
La revolución popular sandinista llegó al poder casi absoluto el 19 de julio de 1979 y en su afán de establecer el marxismo-leninismo, emitió rápidos decretos con los que además de confiscar todos los activos de Somoza y su familia, así como los de sus funcionarios y los de los miembros de la Guardia Nacional y de todos aquellos a quienes consideraba como “allegados al somocismo”, también arbitrariamente requisó, confiscó, intervino y expropió, a miles de nicaragüenses para crear la base del capitalismo de estado, que once años después, a la bancarrota del comunismo elocuentemente proclamada por la caída del muro de Berlín en 1989, sirvió de base para el enriquecimiento de la dirigencia sandinista y sus allegados, mediante la llamada piñata sandinista.
A la toma del poder en 1979 se desató una persecución de revancha en la que las ciudades se llenaron de cárceles improvisadas en casas confiscadas; parte de las instalaciones de la Zona Franca Las Mercedes fue convertida en cárcel para alojar a los miles de miembros de la Guardia Nacional que se rindieron. Pronto se produjo un gran éxodo de varios cientos de miles de nicaragüenses atemorizados, y también se confiscaron más propiedades mediante la emisión de la famosa Ley de los Ausentes.
Inicio del rechazo costeño a la revolución sandinista
A la toma del poder, de inmediato, la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) quiso organizar todo el país conforme a sus pretensiones. Eliminó todo lo relacionado con el antiguo régimen somocista, así como la influencia norteamericana que la sustituían con la soviética y cubana.
En la Costa Atlántica, por ejemplo, con ese fin enviaron a Puerto Cabezas a algunos representantes del partido para lograr la integración de las comunidades indígenas en las organizaciones de masas sandinistas. Disolvieron ALPROMISU (Alianza para la Promoción de Miskitos y Sumos), la que había sido fundada en 1972 e impulsaba proyectos de desarrollo comunitario y cooperativas agrícolas financiadas por diversas agencias norteamericanas. Las comunidades indígenas consideraron que esa acción sandinista las perjudicaba e hicieron fuertes protestas contra la decisión del FSLN, que se vio obligado nuevamente a reconocer su organización, aunque se incluyó en su membresía y la rebautizó con el nombre de MISURASATA (misquitos, sumos, ramas y sandinistas Unidos). Al frente de esa organización quedó Steadman Fagoth.
MISURASATA fue usada por las comunidades indígenas como la principal voz para la conservación de sus propias costumbres y sus formas de vida, muy diferentes a las del Pacífico, y para exigir sus reivindicaciones económicas, políticas, sociales y culturales, con cierta autonomía, lo que chocaba con las aspiraciones centralistas del gobierno sandinista. Esas diferencias de las comunidades indígenas con las del resto del país causaron tensiones, las que, en principio, trataron de solucionarse por la vía del diálogo. Pero chocaron más fuertemente cuando la campaña de alfabetización se quiso hacer en español. Los indígenas costeños insistieron en sus propias lenguas nativas y, al final, después de mucha tensión, el gobierno se vio obligado a realizarlas también en inglés, sumo y miskito. Los dirigentes sandinistas no lograron imponer nuevas estructuras que sustituyeran las indígenas, porque sus habitantes se aferraron a sus formas de vivir y resistieron la imposición sandinista. Eran dos concepciones diferentes y los indígenas no deseaban que les eliminaran sus tradiciones ancestrales ni en lo político, ni en lo económico ni en lo cultural.
Hacia la ruptura entre MISURASATA y el FSLN
En medio de este ambiente, cuando ya existían muchos indicios de que la Revolución iba inclinándose hacia el comunismo y hacia el bloque socialista encabezado por la URSS, el gobierno norteamericano, en medio del ambiente de la Guerra Fría, empezó a mover sus fichas y logró conectar con los dirigentes de la Organización MISURASATA. Jorge Jenkins cuenta que su principal dirigente, Steadman Fagoth, contactó con la embajada norteamericana e hizo unas declaraciones que el gobierno sandinista consideró como un peligro para la unidad nacional, porque pensó que existía un plan destinado a separar la región de la Costa Atlántica.5
En 1981 se dieron enfrentamientos entre grupos indígenas y el Ejército Popular Sandinista (EPS), después de que algunos de los principales líderes de MISURASATA, entre ellos Fagoth, fueran detenidos. La zona de Prinzapolka fue testigo de estos enfrentamientos que produjeron muertos y heridos en ambos grupos. Las comunidades indígenas, principalmente de Waspán y Puerto Cabezas, intensificaron la resistencia y se opusieron cada día más abiertamente a la Revolución cuando sus líderes no eran liberados. Este hecho produjo su resultado pues el gobierno sandinista tuvo que dar libertad a los prisioneros, aunque dejó encarcelado al principal dirigente, Fagoth, lo que no dejó muy satisfechas a las mismas comunidades, que siguieron presionando hasta lograr su libertad en mayo de 1981.
Por aquel entonces ya se habían establecido en Honduras algunos grupos de contra-revolucionarios, que eran llamados popularmente “Contras”. En el territorio hondureño, lejos de la presión del EPS, se había refugiado un número considerable de indígenas, quienes se entrenaban para hacer resistencia a la Revolución. Destacaba el grupo autollamado “Legión 15 de septiembre”. A este grupo se unió Fagoth, tan pronto pudo huir del país.
Como las tensiones en la Costa Atlántica Norte iban creciendo, la Alianza MISURASATA se enfrentó abiertamente con los sandinistas y en el mes de julio fue disuelta. Esta acción presagiaba una persecución a los líderes por parte del Ejército Popular Sandinista y muchos de ellos se vieron obligados a huir del país. A finales de 1981, los principales líderes indígenas, Fagoth y Brooklyn Rivera, exiliados en el exterior, dieron a conocer el mal trato que, según ellos, la Revolución daba a las comunidades indígenas.
La guerra entre los indígenas preparados militarmente en Honduras y los sandinistas estaba declarada. Las acciones bélicas partían de territorio hondureño, desde donde se internaban en Nicaragua para hostigar al sandinismo. Además de cuantos vivían exilados en Honduras, había muchos indígenas residentes en Nicaragua que les servían de apoyo a sus incursiones.
Navidad Roja
En 1981, estando la situación fronteriza con Honduras muy tensa y con la posibilidad de que el EPS fuera atacado desde fuera y desde dentro, donde estaba la base de la contra indígena, el FSLN decidió evacuar a todos los habitantes miskitos de la ribera del río Coco y trasladarlos lejos de su lugar de origen. Los sandinistas excusaban esta acción alegando que pretendían proteger a los indígenas que estaban ubicados en territorio nicaragüense en la ribera del río Coco. Así se deduce de esta lectura publicada en la Revista Envío, una revista claramente prosandinista:
En noviembre de 1981 comenzaron las hostilidades en el Río Coco. La evacuación de los miskitos se convierte en urgencia político-militar para el FSLN a la par que en una medida con la que garantizar la supervivencia de los miskitos, expuestos al máximo en una zona tan conflictiva.6.
La visión de la otra parte era diferente, pues consideraba que la verdadera finalidad del FSLN no era proteger a los miskitos, sino romper la base social que tenían los miskitos levantados en armas en territorio de Honduras y también otorgar amnistía a los propios sandinistas involucrados en los delitos contra los miskitos.
Otra razón de la evacuación se podría sustentar en la idea difundida en aquellos días en que los servicios de inteligencia y espionaje sandinistas se habían dado cuenta de que los antisandinistas pretendían tomarse la franja nicaragüense de la ribera del Coco para establecer allí un gobierno provisional de resistencia al sandinismo, el que sería de inmediato reconocido por otros gobiernos, inclusive el norteamericano. De ahí vino el traslado de las 42 comunidades indígenas miskitas desde el río Coco, su habitat natural, a los nuevos campamentos a los que se les dio un bonito nombre, Tasba Pri, que en su idioma significa Tierra Libre. Esta era la visión de los sandinistas, pero el miskito que fue llevado a esos campamentos se sentía desubicado, triste, sin su casa, sin su cosecha, sin su familia unida, sin su habitat y sin su río Coco, su alma. Y en esa soledad se sentían como en campos de concentración, según se puede ver en los periódicos de ese momento.
Testimonio de un testigo ocular
En enero de 1982 empieza el traslado de las comunidades indígenas, pero sin previo aviso para no alertar a la contra. El ejército quemó sus casas y sus cultivos. Este traslado fue fuertemente criticado por los grupos opositores y los obispos católicos y aumentó el repudio de las comunidades indígenas hacia el gobierno sandinista. En algunos casos se violaron los derechos más elementales.
Esta operación no dejó de ser sangrienta, si nos acogemos a testimonios de la época, entre los que destaca el vivido personalmente por el padre José Wolf, sacerdote norteamericano, que trabajaba con los miskitos. En un fragmento de su testimonio, dado en Boston, dijo:
Ese 23 de diciembre de 1982 [1981] fui testigo ocular del desaparecimiento de 23 personas, y para no dejar huellas las fusilaron en el río Coco, el cual es fronterizo con Honduras: quisieron ocultar al pueblo esa verdad que está allí y nadie ha pagado por esa masacre. Y añadió: Después de 24 horas los cuerpos empezaron a flotar en el río y los familiares a recuperar los cadáveres para darles cristiana sepultura.
Este padre fue acusado por el ministro del Interior, comandante Tomás Borge, de apoyar a la Contra y, como consecuencia, fue expulsado del país. Sin embargo, él siguió expresando: Yo le dije que no, lo único que hacía era llevar la palabra de Dios y defender los derechos del pueblo.7
De hecho, a nivel nacional e internacional, en algunos momentos se han dado intentos, de parte de algunos grupos de oposición de enjuiciar a algunas figuras consideradas como implicadas en alguna matanza durante la operación “Navidad Roja”. Estos intentos nunca pasaron de ser intentos.
Decreto de Amnistía del 1 de diciembre de 1983 – N° 42
La situación no cambió mucho y, en diciembre de 1983, el Gobierno de Reconstrucción Nacional consideró oportuno dar un decreto de Amnistía para los implicados en actos delictivos en el caso de los miskitos en la Costa Atlántica Norte.
En los considerandos alude a la reivindicación de los derechos de las minorías étnicas (I); y condena la manipulación a las que han sido sometidas esas comunidades (V). En vista de ello concede la amnistía a los nicaragüenses de origen miskito que hayan cometido delito contra el Orden y la Seguridad Pública, desde el primero de diciembre de 1981, limitándose a la Región de Zelaya Norte. La amnistía se dio tanto para los que en ese momento estaban en prisión como para cuantos estuvieran dentro o fuera de Nicaragua gozando de libertad (artículo 1º). Pero el artículo 2º amplió su alcance pues también cubría a todos los nicaragüenses implicados en los sucesos ocurridos en la ribera del Coco o en cualquier otro lugar de Zelaya Norte, cosa que significó la amnistía para los propios sandinistas involucrados en los delitos contra los miskitos. También abarcó desde el primero de diciembre de 1981 (artículo 2º); y en artículo 3º se vuelve a insistir en los ciudadanos de origen miskitos quienes, si están en el extranjero, pueden regresar libremente al país e integrarse a las tareas que demanda la Reconstrucción. (Vea Anexo 42).
Amnistía no convenció a los miskitos
El primero de diciembre de 1983 se emitió en los medios de comunicación el decreto de amnistía para el caso de los miskitos en la llamada “Navidad roja”, pero no dio el resultado tranquilizador esperado ya que tres semanas después, el 23 de diciembre, unos 2000 miskitos de la comunidad Francia Sirpe, cercana a la frontera con Honduras, huyeron de Nicaragua y arribaron en territorio hondureño. Acompañó a los miskitos en esta larga caminata, el obispo católico de Bluefields, monseñor Salvador Schlaefer.
El diario El País (España) de 26 diciembre de 1983 reportó que:
El obispo de la diócesis de Bluefields, el norteamericano Salvador Schlaefer, abandonó voluntariamente el territorio nicaragüense en unión de unos 2.000 indios misquitos en su huida hacia Honduras. Desmintiendo las informaciones del Gobierno de Managua, el prelado aseguró en la madrugada del viernes en Tegucigalpa que acompañó a la expedición de indígenas “simplemente porque son mi rebaño, al que quiero mucho” y que tiene la intención de volver a Nicaragua antes de dos semanas. Las autoridades sandinistas dicen que puede volver “cuando lo desee” pero que deberá aclarar sus “contradicciones” y “omisiones”.
Ӝ Ӝ Ӝ
Anexo 42
Decreto 1352
Primero de diciembre de 1983
Gaceta N° 275 del 6 de diciembre de 1983
Amnistía N° 42
Otorgada por la JGRN
Daniel Ortega Saavedra.- Sergio Ramírez Mercado.- Rafael Córdova Rivas
Amnistía a Misquitos (por Navidad roja)
LA JUNTA DE GOBIERNO DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL
DE LA REPÚBLICA DE NICARAGUA
CONSIDERANDO:
Que la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional recoge del Programa Histórico del Frente Sandinista de Liberación Nacional el compromiso de lucha por la verdadera reivindicación de los derechos de las minorías étnicas y lo plasma en el Estatuto de Derechos y Garantías de los Nicaragüenses.
I
Que la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y la Dirección Nacional del F.S.L.N. en la Declaración de Principios sobre las Comunidades Indígenas de la Costa Atlántica, reconoce que éstas han sido tradicionalmente explotadas, oprimidas y sometidas a un feroz colonialismo.
III
Que el imperialismo y la contrarrevolución han desarrollado una campaña confusionista tendiente a impedir que el Gobierno, en conjunto con los auténticos representantes indígenas, avance en la solución de los difíciles y complejos problemas heredados del pasado.
IV
Que la zona de Zelaya, tradicional asentamiento de comunidades indígenas, ha sido territorio de especial interés para el desarrollo de planes contrarrevolucionarios.
V
Que el estado de agresión contrarrevolucionaria a que ha sido sometida la zona unida al secular subdesarrollo, explotación y atraso de las comunidades, las ha hecho víctimas fáciles de la manipulación, el engaño y el sometimiento por el terror a las bandas contrarrevolucionarias
VI
Que la Comisión Nacional de Promoción y Protección de los Derechos Humanos y la Comisión de Justicia y Paz de la Costa Atlántica tomando en cuenta las circunstancias especiales en que han vivido los Miskitos, ha recomendado a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional la generosidad revolucionaria por estimar de que han sido impulsados por el engaño y la coacción a cometer actos delictivos.
VII
Que la Revolución Popular Sandinista es producto de la ininterrumpida lucha de nuestro pueblo por reivindicar los intereses de los oprimidos y explotados, por lo que es a partir del 19 de Julio de 1979, que se da por primera vez en el pueblo de Nicaragua la posibilidad real de que los diversos sectores explotados y grupos étnicos participen conjuntamente en la construcción de la nueva sociedad.
POR TANTO:
En uso de sus facultades y en el ejercicio del derecho de gracia,
DECRETA:
Artículo 1.- Se concede Amnistía a los ciudadanos nicaragüenses de origen miskito que hayan cometido delito contra el Orden y Seguridad Pública y cualquier otro delito conexo, cometido desde el Primero de Diciembre de 1981 a la fecha en Zelaya Norte y que actualmente se encuentren en cualquiera de las siguientes situaciones:
a) Guardando prisión, ya sea en cumplimiento de sentencia, a la orden de juez o tribunal competente, o a la orden de la Procuraduría general de Justicia, o detenidos para efectos de investigación.
b) En libertad, ya sea dentro o fuera del territorio nacional.
Artículo 2.- Se concede, así mismo, Amnistía a todos los ciudadanos nicaragüenses que, con motivo de los sucesos ocurridos en la ribera del Río Coco, o de cualquier otro suceso que se haya vivido en Zelaya Norte desde el Primero de Diciembre de 1981 a la fecha y se hayan visto involucrados en hechos delictivos como consecuencia de la situación de agresión.
Artículo 3.- Para efectos de acogerse a los beneficios de esta Ley, los ciudadanos nicaragüenses de origen miskito que se encuentren fuera del territorio nacional podrán regresar libremente al país e integrarse a las tareas que demanda la Reconstrucción.
Artículo 4.- Queda facultada la Delegación de la Junta de Gobierno de la región a que se refiere el presente decreto para adoptar los procedimientos adecuados, a los efectos de facilitar y agilizar la reunificación de todos los beneficiados con la amnistía y la reincorporación a sus actividades cotidianas.
Artículo 5.- Las Autoridades Judiciales, Penitenciarias, de Policía y Seguridad, desde la publicación del presente Decreto, deberán poner, de inmediato, en libertad a las personas favorecidas con la Amnistía.
Artículo 6.- El presente Decreto, emitido en los idiomas español y miskito entrará en vigencia desde el momento de su publicación por cualquier medio de comunicación colectiva, sin perjuicio de su publicación posterior en "La Gaceta", Diario Oficial.
Dado en la ciudad de Managua, el Primero de Diciembre de mil novecientos ochenta y tres. "Año de Lucha por la Paz y la Soberanía".
JUNTA DE GOBIERNO DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL.- DANIEL ORTEGA SAAVEDRA.- SERGIO RAMÍREZ MERCADO.- RAFAEL CÓRDOVA RIVAS.8
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1 Partido Conservador de Nicaragua, Proceso Documental de la Convención Política de 28 de marzo de 1971, Talleres de la Imprenta Nacional, Managua, 1972. Disponible en clic aqui
2 Carlos Fonseca Amador, Un nicaragüense en Moscú, (Publicaciones Unidad, Barricada, Cronología básica de Carlos Fonseca, Jefe de la Revolución)
3 OEA, XVII Reunión de Consulta de Cancilleres.
4 JGRN, Plan para alcanzar la Paz
5 Jenkins, Jorge: Testimonios sobre la realidad miskita, en Ediciones Cono Sur Press. Suecia, 1984, p. 10-12.
6 Miskitos en Honduras y Nicaragua; un pueblo dividido ¿una bandera manipulada? En Envío, No. 17, noviembre 1982 http//www.envio.org.ni/artículo 64.
7 El Nuevo Diario, 30 de septiembre del 2011, p. 5 A
8 La Gaceta No. 275 del 6 de diciembre de 1983. Disponible en clic aqui